Fotografía divulgada por Mickelsen Farms en sus redes sociales donde se muestran a varios de sus empleados mientras reciben la vacuna contra la covid en la granja ubicada en Roberts, Idaho. (Foto por: EFE/Mickelsen Farms )

Denver EE.UU.- Uno de los principales productores agrícolas en Idaho decidió abrir en su granja más importante un centro de vacunación contra la covid-19 para contrarrestar entre los miembros de su fuerza laboral inmigrante la desinformación que alejaba a cientos de latinos de las vacunas. Y la estrategia ha sido exitosa.

Mickelsen Farms, productora de las Famosas Papas de Idaho (un producto distribuido a nivel nacional e internacional), decidió a principios de este mes colaborar con las autoridades estatales de salud para vacunar dentro de sus varios establecimientos a sus empleados.

“La principal razón por la que decidimos proveerles vacunas a nuestros trabajadores es que no queremos que ellos sucumban a los efectos potencialmente devastadores de la covid-19”, explicó a Efe Andrew Mickelsen, uno de los dueños de la granja.

“La otra razón es que, desde que el Departamento de Salud y Bienestar de Idaho anunció que los trabajadores agrícolas y los trabajadores de alimentos serían elegibles para vacunares este mismo mes, muchos de nuestros trabajadores latinos nos dijeron que no lo harían por lo que escuchaban sobre la vacuna”, agregó.

Según Mickelsen, el principal obstáculo para vacunar a la mano de obra latina no fue ni la logística del proceso ni el costo, y ni siquiera el idioma (“Tenemos muchos empleados bilingües”), sino “la gran cantidad de información errónea que se encuentra en todos lados”.

Por eso, algunos de los empleados latinos de la granja se negaron inicialmente a vacunarse porque habían escuchado que la vacuna les impediría tener hijos. Otros indicaron que el alto nivel de supervivencia a la covid-19 indicaba que la vacuna no era necesaria. Y aun otros argumentaron que la vacuna causaba más muertes que la enfermedad.

Ante la perspectiva de que el coronavirus tuviese en su granja el mismo impacto que tuvo en algunos frigoríficos del país (cierre de operaciones), y la imposibilidad de asegurarse que los trabajadores fuesen a vacunarse a clínicas u otros sitios establecidos por el Gobierno local, Mickelsen decidió vacunar a sus empleados latinos en su granja.

Contrató personal bilingüe especializado en temas de salud y comenzó una campaña de educación en inglés y español sobre la vacuna, con base en datos y estadísticas de fuentes oficiales sobre la efectividad y los beneficios de la inmunización.

Durante el proceso no se requirió verificación de empleo o de permiso de trabajo en Estados Unidos, ni documento de identidad oficial. Además, los horarios de vacunación se extendieron a todo el día para acomodar a los trabajadores que permanecen en el campo de 12 a 16 horas por día.

Como resultado, en pocos días casi 90 % de los empleados en Mickelsen Farms y de 70 % a 85 % de los empleados en las plantas procesadoras de alimentos de esa compañía ya han sido vacunados. Se anticipa que en las próximas semanas todos los trabajadores ya habrán sido vacunados, con las excepciones de aquellos con condiciones médicas que les impiden vacunarse o quienes no lo hacen por cuestiones religiosas.

Fotografía personal cedida donde aparece Andrew Mickelsen, uno de los dueños de la granja Mickelsen Farms, productora de las Famosas Papas de Idaho, un producto distribuido a nivel nacional e internacional. (Foto: EFE/Mickelsen Farms). 

DINERO BIEN INVERTIDO

La granja absorbió el costo de organizar la masiva vacunación en su sede en la localidad de Rigby, pero “cada centavo gastado valió la pena” porque, explicó Mickelsen, el beneficio no es solo para la granja sino para toda la comunidad al darle empleo de tiempo completo a cientos de trabajadores.

Y, hablando de su principal cultivo, sostuvo que la vacunación de trabajadores agrícolas en Idaho beneficia “a todos aquellos en cualquier lugar del país que consumen nuestras papas”.

Según la Oficina del Censo, los latinos representan el 13 % de los 1,7 millones de habitantes de Idaho. Pero a la vez los inmigrantes son del 35 % al 50 % de los 52.000 trabajadores agrícolas del estado, con variaciones anuales según las necesidades del mercado.

Uno de esos inmigrantes es Lino Cortez, miembro de una familia numerosa en la localidad de Idaho Falls y supervisor de una tienda de artículos de granja de Mickelsen Farms. Cortez fue uno de los 350 empleados de esa granja que se vacunaron el 12 marzo.

Según Cortez, es posible que él haya tenido en octubre de 2020 “un caso liviano” de covid-19 cuando padeció de fiebre durante varios días. Aunque nunca confirmó por medio de un examen médico esas sospechas, sabe que en aquella misma época otros empleados tenían la enfermedad.

Cuando Cortez se enteró de que la vacuna estaba disponible, él fue uno de los primeros empleados en hablar con la gerencia de Mickelsen Farms sobre la necesidad de combatir “los reportes engañosos en los medios sociales” sobre la vacuna.

“Los latinos se vieron afectados por la pandemia más que los otros grupos, pero no éramos prioridad para la vacunación. Pero luego nos dieron la vacuna en la granja. A mí y a otros nos dieron dolores de cabeza y dolores musculares. Pero dos días después ya estábamos trabajando. Y ahora me siendo muy bien”, declaró.

La decisión de vacunarse, dijo, resultó más simple al ver que los propietarios de la granja eran “los primeros de la fila” para recibir la vacuna.

Por su parte, Mickelsen confía que el éxito de su programa motivará a otros granjeros y productores de Idaho y otros estados a implementar programas similares. De hecho, ya ha iniciado conversaciones con 200 de sus colegas en Idaho para que ellos también vacunen a sus empleados. Esas conversaciones han comenzado a dar resultado.

CUNDE EL EJEMPLO

Usando como ejemplo el evento del pasado 12 de marzo en Mickelsen Farms, el Servicio de Salud Pública del Este de Idaho coordinó 12 clínicas de vacunación en otras tantas granjas de la región. Y el Distrito de Salud Pública Sur Central de Idaho ya cuenta con 15 empleadores de negocios agrícolas que servirán como centros de vacunación.

Hasta el momento, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 23 % de los habitantes de Idaho han recibido al menos una dosis de la vacuna y 15 % ambas dosis. A nivel nacional, esas cifras son 25 % y 14 %, respectivamente.

Pero la proporción de latinos vacunados en Idaho es de 1,7 % para una dosis y 0,7 % para ambas dosis, según los datos de la semana pasada del Centro de Salud de Idaho contra la covid-19.

“Para las personas que no hablan inglés vacunarse contra la covid-19 puede ser muy difícil, pero se facilita si la vacuna se aplica en su lugar de trabajo. Eso es lo que ya hicimos en el pasado con la vacuna contra la gripe”, comentó Mickelsen.

“Queremos proteger a nuestra fuerza laboral. Nuestros empleados nos escuchan y para ellos la vacunación se ha transformado en algo positivo. La comunicación clara ha sido la clave para corregir tanta información negativa”, concluyó.

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