(Foto: Ilustrativa/Pexels)

La depresión es un trastorno mental cada vez más frecuente, el cual se ha asociado con una alta comorbilidad con otros trastornos, especialmente los trastornos de ansiedad y enfermedades como la diabetes y cardiopatía. Entre los principales rasgos característicos de la depresión se destacan tristeza permanente, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana (anhedonia), aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio, y sobre todo en los jóvenes suele manifestarse con comportamientos agresivos.

Influye notablemente la composición genética y el funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales, definidos como aquellas sustancias químicas que ayudan a la transmisión de mensajes entre las células nerviosas del cerebro.

Causas de la depresión

Las causas que originan la depresión son múltiples, siendo las más comunes las siguientes:

Antecedentes personales y/o familiares con cuadros depresivos.

Composición química, genética y hormonal.

Exposición a situaciones estresantes y traumas.

Problemas económicos.

Situación laboral o desempleo.

Pérdida o enfermedad de un ser querido o mascota.

Rupturas sentimentales, divorcios.

Enfermedades preexistentes que pueden provocar síntomas depresivos, como el hipotiroidismo, la mononucleosis, entre otras afecciones.

Presiones de tipo social como el bullying (acoso escolar), cyberbulling (acoso en redes sociales) o mobbing (acoso laboral).

Tipos de depresión y síntomas más frecuentes

Principales tipos de depresión, los cuales se diferencian por su duración y evolución, afectando el desempeño de actividades rutinarias y relaciones interpersonales, desde el punto de vista emocional, conductual, cognitivo y somático.

En todos los casos se precisa atención médica y terapéutica especializada, para su debido control y seguimiento:

Trastorno depresivo grave o trastorno depresivo mayor: este tipo de depresión es considerado como el más grave, ya que es prolongado en el tiempo y con posibilidad de episodios repetitivos. Afecta las actividades diarias como comer, dormir, así como la concentración. Se requiere de tratamiento farmacológico y terapia psicológica.

Trastorno depresivo persistente o distimia: es un tipo de depresión moderada, con los siguientes síntomas: pérdida de interés en las actividades normales, cambios en el sueño, baja autoestima, desesperanza, inapetencia, falta de energía y de concentración. El tratamiento incluye el uso de medicamentos y la terapia conversacional.

Depresión postparto: se diagnostica en el primer mes siguiente al nacimiento o alumbramiento. Los principales síntomas son insomnio, irritabilidad, desapego con el bebé, pérdida de apetito. El tratamiento se basa en terapia, antidepresivos y terapia hormonal.

Trastorno afectivo estacional: se produce generalmente durante la estación invernal, coincidiendo con la reducción de horas de sol. Los síntomas característicos son desesperanza y retraimiento social. Se requiere la aplicación de fototerapia, medicamentos y terapia conversacional.

Depresión psicótica: se caracteriza por la presencia de alucinaciones o episodios psicóticos con sentimientos de desesperanza, inutilidad o culpa, fatiga constante, retraimiento social e irritabilidad. Se requiere de un tratamiento farmacológico, juntamente con terapias psicológicas.

Enfermedad maniacodepresiva o trastorno bipolar: es un trastorno permanente que genera cambios cíclicos en el estado de ánimo, con altos emocionales (manía o hipomanía) y sentimientos de tristeza o depresión. El tratamiento incluye medicamentos estabilizantes del humor, antipsicóticos, antidepresivos y psicoterapia.

¿Cómo superar la depresión?

Superar un episodio depresivo requiere orientación médica especializada y apoyo por parte del entorno afectivo y familiar de la persona afectada. En la actualidad en la mayoría de los países, incluyendo EE. UU. los recursos y servicios para tratarla son sumamente insuficientes. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer, es importante buscar información y ayuda de cualquier índole: médica, terapéutica, afectiva, religiosa. #hablemosdedepresion

Adopta hábitos de vida saludables, mediante una alimentación balanceada, evitando el consumo de bebidas alcohólicas y estupefacientes, hacer actividad física y no fumar.

Aceptar, asimilar y concientizar que es un periodo temporal y no permanente, viviendo el presente y enfocando la atención en buscar estrategias adecuadas para superarla.

Hay que mantener una actitud firme ante las dificultades y contratiempos, procurando ejercer el control sobre nuestras emociones y evaluando de manera objetiva las situaciones.

Participar en grupos de apoyo o en actividades deportivas, recreativas o terapéuticas.

Cualquier persona es susceptible a pasar por un episodio depresivo, el cual puede ser imperceptible. La depresión es un trastorno que se puede diagnosticar a tiempo, siendo importante mantenerse informado y buscar la orientación necesaria sobre este tema tan sensible y cercano.

En ciertos casos se puede prevenir

Para prevenir la depresión, la OMS recomienda programas que apunten a su reducción. Entre las estrategias comunitarias eficaces para lograrlo, se mencionan los programas que promueven un modelo de pensamiento positivo, mantener un estilo de vida saludable y contacto social. Además, según su clasificación y teniendo en cuenta el criterio profesional, se podrán llevar a cabo tratamientos combinados entre terapias psicológicas y/o tratamientos con psicofármacos. Asimismo, debe considerarse la eficacia de los tratamientos psicosociales y la necesidad de apoyos en el acompañamiento durante el tratamiento, para garantizar la integralidad del mismo.

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