Poner fin a una película de terror

Reading, PA – El pasado 12 de noviembre, Quisqueya dio un paso importante en favor de nuestros menores de edad. La Comisión de Justicia aprobó por unanimidad la eliminación del matrimonio infantil, derogando el artículo 145 del Código Civil.

República Dominicana ha ocupado por mucho tiempo uno de los primeros lugares en lo referente al auge del matrimonio infantil; lo que han vivido como una película de terror muchos menores de edad, principalmente niñas, que, en algunos casos, han sido forzadas a casarse porque los padres han “negociado” su estatus civil, recibiendo favores o beneficios monetarios, sin un mínimo de compasión por el irreparable daño que le causan a su prole.

La libertad y el derecho de hacer eso se los otorga el Código Civil dominicano en su artículo 144, estableciendo los 18 años como la edad mínima para casarse a los varones, y 15 a las hembras; pero dando la posibilidad, en los artículos 145 y 146, de hacerlo con consentimiento, concediendo dispensas de edad. La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados eliminó el artículo, y ahora habrá que esperar que el pleno de los diputados lo ratifique y agotar el proceso legislativo, para que sea un hecho su eliminación.

Cito algo que leí hace un tiempo en un libro de la autora Nancy Van Pelt: “el matrimonio es una empresa que requiere de conocimientos que deben combinarse con esfuerzo, madurez y paciencia”. Si a muchos “adultos”, en ocasiones se les dificulta asumir con altura la responsabilidad de un matrimonio, con mayor razón los menores no se encuentran equipados para casarse; pues no tienen la madurez emocional, mental, espiritual ni económica para afrontar el compromiso que conlleva un matrimonio, y el formar una familia. Están exponiéndose prematuramente a una experiencia para la cual no están preparados, y cuyo fracaso no solo les perjudicará a ellos, si no que repercutirá en detrimento de la sociedad.

Hay una luz, una esperanza para cambiar el curso histórico de República Dominicana, para que deje de ser el país con mayor cantidad de menores casadas del continente. Es algo que no podrá ser resanado de la noche a la mañana, y que además exige una dosis de conciencia y sentido común; pero confiamos en que iremos cambiando.

Que Dios nos bendiga y el impacto de Jesús en nuestras vidas nos mantenga el pulso equilibrado. ¡Un abrazo!
Con la colaboración de Milka Capois, emma_matinez10@hotmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí