Celebración del 5 de mayo en Swarthmore, PA. (Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)

La idea de formar un ballet folclórico infantil mexicano surgió cuando el maestro Alfredo Navarro, codirector del Ballet Folklórico Yaretzi ya no pudo ir a dar clases al sur de Filadelfia.

“Desde entonces pensábamos en tener un grupo y un día hablé sobre el proyecto con Andrea que estaba de coconductora de un programa en Philatinos y me dijo ‘pues yo soy maestra’”, recuerda Edgar Ramírez, fundador de Ñuuxakun y director ejecutivo de Philatinos.

De hecho, Andrea García Espinal tiene el título académico de maestra de danza folclórica mexicana.

En ese entonces, estaba embarazada y tuvieron que esperar cinco o seis meses hasta que ella tuvo a su bebé. El 25 de julio se inició el proyecto.

“Al principio yo pensaba en ponerle de nombre Folclórico Monarca, pero entre plática y plática le pusimos Ñuuxakun, que en mixteco significa gente que ríe. Creo que ha sido un sueño de toda mi vida aquí en Filadelfia. Me parece que es una oportunidad para que los niños puedan aprender los bailes, la disciplina, el compromiso y, sobre todo, la cultura y el arte. Y el sentirse orgullosos de ser mexicanos.

Me da una gran alegría ir a las presentaciones y ver a los niños tan emocionados”, enfatiza el visionario.

México en la piel. (Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)
Fiesta en la calle frente al edificio Bok. (Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)

LA MAESTRA

Andrea nació en la ciudad de Puebla, la capital de ese estado mexicano del mismo nombre. Bailaba desde la escuela primaria, y luego en la secundaria entró a un grupo profesional junto con su hermano. Después en la Escuela Normal de Maestros estudió la especialidad de danza folclórica durante tres años en su ciudad natal. Se vino a Filadelfia en 2016 y tres años después conoció a Edgar cuando hizo un programa en Philatinos con su amiga Mari. Tiene tres hijos y sus hijos Sofía y Santiago son parte del grupo folclórico.

“Desde que yo llegué, busqué a un grupo para poder participar, pero está hasta Norristown y no tenía transporte para llegar allá”. 

. La maestra Andrea García Espinal. (Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)

LAS MAMÁS

Las primeras en enterarse del grupo y llevar a sus hijos, fueron las madres de familia. Rosalía Cruz es del estado mexicano de Oaxaca y es la mamá de Karen.

“Nosotros nos enteramos de las clases por un anuncio que hizo Philatinos. Cuando hay mucho tráfico a veces nos hacemos hasta una hora de manejo desde Marlboro, Nueva Jersey”, dice Isabel Cruz, la madre de Luis.

Participa en el grupo con los accesorios y su elaboración; por ejemplo, su familia hizo el torito de papel maché para el bailable de La Calenda. También ayuda a explicar en inglés los bailables durante las presentaciones.

“Como oaxaqueña no hemos visto mucha representación de nuestra cultura y de nuestros bailes aquí, entonces traer La Guelaguetza a Filadelfia es la ocasión perfecta para demostrar qué es lo que Oaxaca tiene que aportar de su cultura” afirma la entrevistada. Al igual que las otras mamás les emociona ver algo que “nos recuerda a nuestro país, nuestra cultura”, concluye Isabel

Pamela Plata, la mamá de Nicole, apoya a su hija más pequeña en todo con los vestidos, las trenzas, entre otras cosas.

Todos los papás de los integrantes de Ñuuxakun son pare del comité organizador de la Philaguetza que se realizará el 2 de septiembre en el auditorio del edificio Bok en el sur de la ciudad.

Las mamás apoyan a sus hijos. (Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)

LOS ESTUDIANTES

Desde el inicio de Ñuuxakun ha estado Nicole, Karen, Sofía y Luis.

Karen Orduñez tiene 13 años y no había estudiado baile, ahora le encantan las presentaciones y su baile favorito es Flor de Piña. Lo más difícil al principio fueron los pasos complicados, pero con la práctica con su primo ya los domina.

Karen en el baile de La Guelaguetza. Cortesía/Edgar Ramírez)

Nicole Plata tiene 7 años, cursa el primer grado. Su mamá, de la ciudad de México, la llevó a las clases. Para ella, el baile más fácil de aprender fue el de las mariposas monarca. Su traje de baile favorito es el de Oaxaca.

Luis Cantú de 16 años estudia la secundaria en Nueva Jersey.  “Como los demás me enteré de las clases por mi mamá. Mis padres son del centro de Oaxaca, del poblado de San Agustín Yatareni. La mayoría de los integrantes del grupo son niñas, “sí, me sentía un poco solo, pero como Karen es mi prima, por lo menos tenía a alguien con quien hablar”.

Para Luis lo más difícil, fue el español, ya que su primer idioma es inglés. La maestra Andrea comenta con sentido del humor, “yo no sabía que Luis y Karen no hablan español, entonces yo soy un perico y yo les preguntaba si me entendían y ellos por pena asentían con su cabeza, pero ellos me seguían la corriente pues ni me entendían, ahora creo que me entienden un poco más. Ellos aprendieron bastante español conmigo”.

Edgar Ramírez, “lo más bonito que he observado es que Luis se ha vuelto como el hermano mayor de todos los niños. Es muy paciente, les pone atención y juega con ellos.

Sofía Paredes también comenzó hace un año clases con Ñuuxakun a los 5 años. El bailable que más le gusta es La Calenda y luego el de Flor de Piña.

Se ha creado un ambiente muy amistoso; cada mes la maestra Andrea lleva un pastel para los niños que cumplieron años.

. Papás ayudando a los niños. Foto: Cortesía/Edgar Ramírez)

Los padres y los niños de Ñuuxakun se consideran como una gran familia, siempre apoyándose en las altas y en las bajas de la vida.

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