Ha dedicado 30 años a Esperanza. (Foto: Leticia Roa Nixon)

Este verano será memorable para David Solivan, pues se convirtió en uno de los primeros en jubilarse de la organización Esperanza, aunque seguirá dando clases en su Universidad.

El devoto maestro y hombre de fe, nació en 1955 en el barrio Spanish Harlem de Nueva York de padres puertorriqueños. Su fe lo llevó a servir a la comunidad mediante la educación

Su padre Aníbal Solivan era originario de Aibonito, y su madre, de101 años, Lidia Román es originaria Bayamón. El matrimonio tuvo seis hijos: Aníbal junior, Samuel, Edward, Jimmy, David y Daniel.

Vivían en un bloque de edificios de cinco pisos en un apartamento de tres dormitorios, considerado grande en aquellos días. “Solo me di cuenta de lo pobre que éramos cuando tenía 15 años”, comenta. El quinto de los seis hijos, David recibía los zapatos usados por sus tres hermanos mayores.

Su vocación es educar a los niños y jóvenes. (Foto: Cortesía/David Solivan)
Su vocación es educar a los niños y jóvenes. (Foto: Cortesía/David Solivan)

Empezó a trabajar a los 14 años en un campamento de verano como consejero; en su iglesia también tenían uno pequeño “recuerdo ganar mi propio dinero y comprar tenis para mí y para mis hermanos. En verdad la pobreza es un estado mental”, afirma.

Su padre y hermanos mayores sirvieron en las fuerzas armadas. Los tres menores estaban por ser reclutados cuando terminó el reclutamiento militar. 

“Mi padre era un hombre muy trabajador y me siento muy orgulloso de él; ganó la medalla de bronce, dos condecoraciones corazones púrpura en la segunda guerra mundial y en Corea, era un fotógrafo profesional de combate”. Luego su padre se convirtió en fotógrafo comercial para una compañía de la ciudad de Nueva York, donde revelaba las fotos para las revistas de supermercados; su padre murió tan solo a los 59 años.

David con el vicepresidente ejecutivo de Esperanza, el Rev. Danny Cortes. (Foto: Staff)
Conoció al Rev. Luis Cortés en el Bronx. (Foto: Leticia Roa Nixon)

Su madre crio a sus seis hijos en un hogar de fe. No solo iban a la iglesia, sino que eran parte de sus actividades. Conoció a su esposa Amy Vasallo en la misma iglesia. De hecho, su padre fue pastor de David. Ella tenía 13 años y él 16. “Recuerdo que le dije, ‘sabes me voy a casar contigo’ y me miró y me dijo ‘¿¡estás loco!?’ Y no me habló los dos siguientes meses”. Su sueño se volvió realidad y se casaron cuando ella tenía 18 y años y el 21 y llevan 48 años de matrimonio.

Fue un estudiante dedicado a sus estudios y a la música, tocó la trompeta y el cuerno francés. Su padre era un músico de la vieja guardia, cuatrista, guitarrista y le encantaba cantar, por lo que le enorgullecía que a uno de sus hijos le gustara la música.

David estudió administración de empresas en la universidad Baruch mientras que su esposa estudiaba enfermería y al mismo tiempo eran parte activa de su iglesia.

Su vocación es educar a los niños y jóvenes. (Foto: Cortesía/David Solivan)

SU LLEGADA A FILADELFIA

David participaba como pastor de jóvenes en su iglesia pentecostal en el sur de Bronx. Las familias de los pastores tenían conexiones con familias en Filadelfia. “Empezamos un estudio bíblico y una vez al mes venía de Nueva York a acá para impartirlo. Benjamín García, quien auspiciaba el grupo de estudios, vivía en el bloque 4200 de la calle 7 norte. Luego venía dos veces al mes y el grupo creció mucho hasta llegar a tener 30 personas en su casa”.

Después de un año de los estudios bíblicos, Benjamín quiso fundar una iglesia. Compró una casa en la Calle 8 y Hunting Park. “Nos pidieron a mí y a mi esposa venir a vivir a Philly para liderar la iglesia”. Para ese entonces llevaba dos años de casado, tenía una hija, y Amy estaba embarazada de su hijo. Se mudaron en 1979.

Maestro de varias generaciones, encontró en las aulas su misión. (Foto: Cortesía/David Solivan)

Benjamín lo entrenó como aprendiz en fabricación de herramientas y troqueles para luego obtener un trabajo. Así fue pastor y trabajador de tiempo completo. También decidió continuar sus estudios teológicos en la universidad Geneva.
Tras 5 años decidió ya no ser pastor sino educador. Su esposa y reverendo Luis Cortés (fundador de Esperanza) lo alentaron para que estudiara su maestría en educación en Eastern University. En 1989 comenzó a enseñar matemáticas, ciencia y biblia a estudiantes del 5o. al 7o. en la academia Timoth por tres años. Luego fue asistente del director del programa GED “Abriendo caminos” de ASPIRA.

“DIOSCIDNECIAS”

David y el Rev. Luis Cortés son del mismo barrio del Bronx, y se conocieron jugando baloncesto como parte de la liga hispana cristiana cuando eran niños. El reverendo jugaba en el equipo de la Segunda Iglesia Bautista, y David y sus hermanos en el equipo de la iglesia pentecostal Getsemani. A principios de los 80s, el reverendo Cortes se mudó a Filadelfia, fue entonces que David y él estrecharon su amistad cuando pertenecieron al Clero Hispano de la ciudad.

David recibió un galardón conmemorativo por todos los años de servicio en Esperanza, del que uno de los pioneros, a lado de su amigo de la infancia, el Rev. Luis Cortés Jr, presidente y director ejecutivo de una de las organizaciones hispanas más grandes de los EE. UU.

En 1994 el Rev. Cortés lo contrató para el programa de entrenamiento de trabajo “Betances”. Fue parte del grupo que diseñó Esperanza Academy y miembro de la junta administrativa.

En mayo de 2005 se convirtió en director de la escuela autónoma de la Academia Esperanza. En julio del 2011 profesor adjunto de teología en Esperanza College de Easter University.

Ha tenido muchos roles en Esperanza colaborando en el desarrollo de la organización, la cual comenzó con menos de 20 empleados y ahora supera los 600. “En verdad creo que Dios puso Esperanza aquí para que le sirvamos a la comunidad y oro para esta organización siga cumpliendo su misión de fe integridad y excelencia”, finaliza.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí