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El reto de Biden en Carolina del Sur: movilizar una comunidad negra cada vez más escéptica

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Fotografía de un centro de votación el 31 de enero de 2024, en Charleston, Carolina del Sur (EE. UU.). (Foto: EFE/Octavio Guzmán)

La campaña del presidente Joe Biden ha redoblado sus esfuerzos en Carolina del Sur antes de las primarias del 3 de febrero con un objetivo central: movilizar el voto afroamericano, cada vez más escéptico hacia los demócratas pero crucial en una eventual contienda con el republicano Donald Trump.

La comunidad afroamericana lleva votando a los demócratas desde hace décadas. Esa conexión se remota al apoyo que líderes de esa fuerza política, como los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, ofrecieron al movimiento por los derechos civiles en la década de los 60.

Desde entonces, ningún candidato presidencial demócrata ha recibido menos del 80% del voto afroamericano.

No obstante, una encuesta publicada en noviembre por The New York Times y Siena College reveló que solo el 71 % de los votantes afroamericanos en seis estados clave estaban dispuestos a votar por Biden mientras que el 22 % apoyaría a Trump, cifras que han despertado las alarmas entre algunos analistas.

La razón es que, sin la comunidad negra, Biden no puede ganar a Trump. La campaña lo sabe y, por eso, han invertido cientos de miles de dólares en anuncios de televisión y radio para movilizar a ese grupo demográfico en Carolina del Sur y, de paso, entusiasmar al resto de votantes afroamericanos.

Esos intentos, sin embargo, no han surgido efecto con Mika Gadsden, una activista de Charleston que dijo a EFE sentirse «muy decepcionada» por la manera en a que Biden ha «cerrado los ojos» ante la devastación de la Franja de Gaza, donde la ofensiva de israelí ha dejado 27.000 muertos.

La afroamericana Genelle Edwards, junto a su nieta, habla con EFE luego de votar el 31 de enero de 2024, en un Centro de Votación en Charleston, Carolina del Sur (EE. UU.). (Foto: EFE/Octavio Guzmán)

El vínculo entre la causa palestina y el racismo en EE. UU.

Para explicar estos sentimientos, Gadsden apuntó a su propia herencia como hija de dos afroamericanos que tuvieron que huir a Nueva Jersey para escapar de la segregación racial impuesta por las leyes de ‘Jim Crow’ en el sur del país hasta mediados del siglo XX, negando por ejemplo el derecho al voto a los afroamericanos.

«Lo que me gustaría que el presidente entendiera es que, al venir aquí, a Carolina del Sur, un estado que él considera su bastión, debe recordar nuestra historia. Estados Unidos está siendo cómplice de perpetuar una serie de daños que mis ancestros sobrevivieron, aunque fuera en otro nivel», manifestó Gadsden.

Ella misma destacó el papel que Charleston desempeñó en el tráfico de esclavos, ya que por su puerto ingresó un 40 % de los africanos que fueron sometidos a la esclavitud, y consideró que esta conexión histórica no puede pasarse por alto al observar el sufrimiento palestino.

Con todas esas razones en mente, Gadsden ya ha depositado su papeleta en las primarias demócratas, aprovechando la opción de votar por adelantado. No desveló cómo votó, pero dejó claro que no apoyó a Biden.

Ante la perspectiva de que Biden y Trump vuelvan a enfrentarse en las elecciones de noviembre, Gadsden confesó tener dudas: «Todavía estoy evaluando opciones», afirmó, pero dejó claro que irá a votar porque es su obligación como ciudadana.

Sherry L. Norwood, habitante de Charleston, habla con EFE luego de votar el 31 de enero de 2024, en un Centro de Votación en Charleston, Carolina del Sur (EE. UU.). (Foto: EFE/Octavio Guzmán)

La participación, clave para medir el entusiasmo por Biden

La participación, de hecho, será clave para descifrar el respaldo que aún tiene Biden entre la comunidad afroamericana, explicó a EFE el profesor Todd Shaw de la Universidad de Carolina del Sur.

No se espera que un gran número de votantes acuda a las urnas dado que el mandatario no se enfrenta a ningún rival significativo, por lo que es probable que muchos se queden en casa. No obstante, si la participación es muy baja, eso podría ser una señal de poco entusiasmo por Biden, señaló Shaw.

Por ahora, en Charleston, la participación en el período de votación anticipada (del 22 de enero al 2 de febrero) ha sido especialmente reducida: solo unos 2.670 electores de los 260.000 que se esperan han votado, es decir, un 1%.

Sin embargo, los que sí acuden a votar lo hacen animados por un profundo deber cívico.

Por ejemplo la afroamericana Genelle Edwards entró al centro de votación acompañada de su nieta de 11 años para mostrarle la importancia de participar en la democracia, mientras que Sherry L. Norwood quería dejar el asunto resuelto antes del sábado ya que ese día estará ayudando con las primarias como voluntaria.

«Recuerde, -dijo a EFE Norwood- votar es esencial porque hubo un momento en el que no podíamos hacerlo».

Few are held responsible for wrongful convictions. Can a Philadelphia police perjury case stick?

convictions
Anthony Wright gets a kiss from his granddaughter Romera Wright, 1, and holds on tight to his other granddaughter, Daria Wright, 8, while spending time with his family after walking out of Curran Fromhold Correctional Facility a free man on Aug. 23, 2016, in Philadelphia. In 2016 a jury found Wright not guilty in his retrial in the rape and murder of a 77-year-old woman a quarter-century ago, after DNA evidence pointed to another man. (Photo: AP/Michael Bryant/The Philadelphia Inquirer/ File)

PHILADELPHIA.— Of the nearly 3,500 people exonerated of serious crimes in the U.S. since 1989, more than half had their cases marred by alleged misconduct by police or prosecutors, according to a national database.

But experts say it’s rare for anyone to be held accountable for the harm — for the coerced confessions, hidden evidence, false testimony and other dubious work that contributes to flawed convictions.

The pending perjury trial of three retired Philadelphia police detectives could prove an exception, if they themselves are not cleared by alleged mistakes by District Attorney Larry Krasner’s office. Former detectives Martin Devlin, Manuel Santiago and Frank Jastrzembski have asked a judge to dismiss the case. The judge plans to rule by April.

An unusual confluence of factors allowed Krasner to charge the three in the case of exoneree Anthony Wright, who in 1993 was convicted of the 1991 rape and murder of an elderly widow. Chiefly, the detectives had testified at his retrial in 2016, reopening a five-year window to file perjury charges.

Wright, who left school in seventh grade, was arrested at age 20. He spent two decades in prison before DNA testing seemingly cleared him of the crime. Nonetheless, Krasner’s predecessor chose to retry him, and called the detectives out of retirement.

Besides the DNA, the other key piece of evidence in the retrial was Wright’s confession. His lawyers argued that it was coerced. The detectives denied it.

In a dramatic courtroom showdown, lawyer Sam Silver, representing Wright, asked Devlin to write down the nine-page confession in real time, as Devlin said he had done “word for word” in 1991. The once-famed detective — who helped nab a New Jersey rabbi in his wife’s murder-for-hire — jotted down only six words before giving up.

Wright told jurors that police had made him sign the confession without reading it. They deliberated just a few minutes before acquitting him, and the forewoman hugged Wright before sending him home.

That trial testimony was still fair game when Krasner, a civil rights lawyer focused on criminal justice reform, took office in 2018. He has championed 40 exonerations to date, and pursued a small number of police perjury cases, often over active investigations.

He charged the Wright detectives in 2021, days before the five-year deadline expired.

Santiago and Devlin are accused of lying about the confession. Santiago and Jastrzembski are accused of lying when they testified they didn’t know about the DNA problem. Jastrzembski is accused of lying about finding the victim’s clothes in Wright’s bedroom. They are all now in their mid- to late 70s and maintain their innocence.

Experts in the exoneration community can cite just a handful of similar efforts to charge police or prosecutors in their cases. Meanwhile, public agencies across the country have paid out $4 billion to compensate people for the nine years, on average, they wrongly spent in prison, according to The National Registry of Exonerations.

Philadelphia District Attorney Larry Krasner speaks in Philadelphia, Thursday, Jan. 11, 2024. The nearly 3,500 people exonerated of crimes in the U.S. since 1989 have now collected $4 billion in compensation. But it’s rare for any individuals to be held accountable. Krasner hopes to prove that three retired detectives perjured themselves at a now-exonerated man’s retrial in 2016. (Photo: AP/Matt Rourke)

“We’re willing to accept remediation of the harm, but we’re not prepared to accept accountability of the culpable,” said Alan J. Tauber, a Philadelphia defense lawyer who has helped free three men from prison after wrongful convictions.

There’s also a high legal bar for proving perjury. Marissa Bluestine, the former director of the Pennsylvania Innocence Project, said testimony needs to be intentionally deceitful, not just mistakenly so, to convict someone of perjury.

“It’s an incredibly hard burden to meet,” said Bluestine, now assistant director of the Quattrone Center for the Fair Administration of Justice at the University of Pennsylvania.

Last year, a mistake by prosecutors sank a police perjury case in Manhattan, when a judge halted the trial over their failure to turn over evidence to the defense. And an FBI racketeering case against Philadelphia’s narcotics unit, which alleged members routinely robbed drug dealers and lied about it, ended with a 2015 jury acquittal. The only officer sent to prison had testified against his colleagues.

Wright, 53, settled a lawsuit against the city for nearly $10 million. In all, he spent 25 years in prison.

“That case was remarkable. There was a DNA exclusion, and they said they were going to try it anyway,” said Maurice Possley, a senior researcher at the exonerations registry.

The group’s data show the disproportionate harm that botched prosecutions cause Black defendants like Wright. Black people make up 13.6% of the U.S. population but 54% of the 3,433 exonerations studied. (The total is now 3,464.) And they lose more years of their lives — 10.1 years vs. 7.7 years for white people and 8.3 years for Hispanic people — before being cleared.

The detectives’ trial was set to start in January, but is on hold while a judge reviews defense objections to grand jury testimony that suggested Devlin had a history of coercing confessions and that a jury in another case had found him “evil.” Common Pleas Judge Lucretia Clemons agreed the jury note was “inflammatory,” according to The Philadelphia Inquirer. It’s unclear if that’s enough to taint the case.

Defense lawyer Brian McMonagle accused Krasner’s office of trying to “smear” the detectives’ reputations. He declined to comment on their behalf outside the courtroom.

Wright has been outspoken since leaving prison, but declined an interview while the case is in limbo. However, he once told The Inquirer that it would “mean everything to me if those guys individually can be held accountable for what they did to me.”

As part of Wright’s lawsuit, the detectives had to give videotaped depositions. At one point, his lawyers ask Santiago which is worse: to put an innocent man in prison or let a guilty man go free. The retired sleuth said each would be a “terrible thing,” but settled on the latter.

“When the guilty man walks away, only those responsible for his walking away … have to live with it. So yeah, it’s worse,” Santiago said.

Tauber, who served as the city’s top public defender, said the statement shows “the values that our system is founded on have been turned on their head.”

“And not only turned on their head, but adopted and internalized by the people largely responsible for investigating and administering justice.»

En busca del voto negro y moreno

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Simpatizantes aplauden después de enterarse que el precandidato republicano y expresidente Donald Trump ganó las primarias de Nueva Hampshire, el martes 23 de enero de 2024, en Nashua, Nueva Hampshire. (Foto: AP/Pablo Martinez Monsivais)

Por: Matt Brown    

A Donald Trump no se le conoce por promover vínculos profundos con la comunidad negra. Desde sus inicios como promotor inmobiliario en Nueva York, Trump ha sido acusado de prácticas empresariales racistas. Durante años difundió la mentira de que Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, era inelegible para el cargo. Cuando fue presidente, Trump describió como “países de mierda” a algunas naciones de África y dijo que cuatro congresistas no blancas deberían de regresar a sus países “en quiebra e infestados de crimen” de los que procedían, ignorando el hecho de que todas ellas son ciudadanas estadounidenses y que tres nacieron en Estados Unidos.

Pero ahora que busca ganar la presidencia de nuevo, Trump quiere convencer a un electorado poco probable: los votantes negros.

“¿Han visto nuestras cifras en las encuestas entre los afroestadounidenses y los hispanoestadounidenses? Pero no estoy tan sorprendido porque lo veo, lo siento”, afirmó Trump en un mitin en Atkinson, Nueva Hampshire, días antes de las primarias del estado. “Nos fue muy bien en 2016, nos fue aún mejor en 2020, pero ahora hay mucho más entusiasmo”.

Hay pocas pruebas de que Trump esté logrando avances significativos entre los votantes negros, cuya amplia mayoría sigue apoyando al presidente Joe Biden, según muestran las encuestas. Pero incluso pequeños cambios en los patrones de voto en estados cruciales podrían alterar la contienda electoral de forma inesperada.

Para Biden, el riesgo más grande no es que los votantes negros se inclinen por Trump. Más bien se trata de que esos votantes —frustrados por diversos problemas, como la falta de mejoras tras el movimiento de justicia racial de 2020— simple y sencillamente no acudan a las urnas. En algunos de los estados más divididos que podrían decidir las elecciones del próximo año, como Georgia, Pensilvania y Michigan, incluso pequeños cambios en la participación podrían influir en los resultados.

A nivel nacional, sólo el 50% de los adultos de negros dijeron aprobar a Biden en una encuesta de AP-NORC de diciembre, comparados con el 86% de julio de 2021. Ese cambio representa una caída mayor que entre los adultos en general y los adultos blancos en particular. Al mismo tiempo, sin embargo, sólo el 25% de los adultos negros dijeron tener una opinión favorable de Trump.

Los asesores del equipo de campaña de Trump insisten en que le están apostando a aprovechar cambios de este tipo para impulsar un realineamiento político que acabe con la ventaja histórica del Partido Demócrata entre los votantes negros.

“Estamos creando un problema enorme para la base del Partido Demócrata… uno que puede durar una generación”, dijo Chris LaCivita, asesor sénior del equipo de campaña de Trump. “Si no aprovechamos esa oportunidad nos vamos a arrepentir”.

Cornell Belcher, un encuestador demócrata, señaló que Obama enfrentó retos similares con los votantes jóvenes y los votantes no blancos en su campaña de reelección de 2012, cuando muchos en las bases demócratas estaban frustrados por la lentitud de sus avances en objetivos clave.

“No me sorprende que ahora mismo Joe Biden empiece a perder popularidad entre los votantes jóvenes y los votantes no blancos. Me sorprendería lo contrario. Pero para eso están las campañas electorales”, afirmó Belcher. “No me preocupa que esté 15 puntos por debajo de donde tendría que estar con esos votantes. Porque esa situación ya la conozco, la he visto con Barack Obama”.

Trump no se está esforzando mucho por moderar su retórica sobre la raza en su rápido ascenso como favorito para la candidatura presidencial del Partido Republicano. Este mes, se burló del nombre de pila de su rival republicana Nikki Haley, hija de migrantes de India nacida en Estados Unidos, al llamarla “Nimbra”. El suceso evocó sus intentos anteriores por explotar fórmulas racistas para cuestionar la ciudadanía de Obama y su elegibilidad para ejercer como presidente.

Trump suele destacar el respaldo que le brindan celebridades negras como los raperos Kanye West y Lil Wayne como prueba de su atractivo para la comunidad negra. Recientemente promocionó el apoyo de un defensor de la justicia racial negro de Rhode Island como un respaldo de Black Lives Matter, algo que la organización Black Lives Matter Grassroots criticó.

Trump está intensificando los esfuerzos para presentar un grupo de aliados más diverso del que tuvo durante sus años en la Casa Blanca, cuando presidía un gabinete casi enteramente blanco. Cuando ganó las primarias de Nueva Hampshire esta semana, el senador Tim Scott, el único republicano negro de la cámara, ocupó un lugar destacado detrás de él. Scott, que había competido contra Trump por la nominación del Partido Republicano, se ha perfilado como uno de sus allegados más destacados y habla a menudo de su historial en materia racial.

A medida que Trump se acerca a la nominación republicana, la selección de su vicepresidente podría ser una oportunidad clave para tratar de ampliar su atractivo más allá de la base abrumadoramente blanca del partido. Scott es uno de los candidatos más mencionados como posible compañero de fórmula de Trump.

Mientras tanto el presidente inició su campaña de reelección este mes en la iglesia Mother Emanuel AME de Charleston, Carolina del Sur, donde en 2015 nueve feligreses negros fueron asesinados a tiros por un desconocido blanco al que habían invitado a unirse a su estudio bíblico.

En ocasión de su visita, Biden criticó el “veneno” del supremacismo blanco en Estados Unidos y destacó algunos de los logros de su gobierno, entre ellos el nombramiento de Ketanji Brown Jackson como la primera mujer negra en fungir como jueza en la Corte Suprema de Estados Unidos. Biden habló también de mejorar las condiciones económicas de las personas no blancas y organizó el calendario electoral de su partido para empezar con Carolina del Sur —en lugar de con los predominantemente blancos Iowa y Nueva Hampshire— a fin de reconocer la diversidad que caracteriza al Partido Demócrata.

Jaime Harrison, presidente del Comité Nacional Demócrata, acusó a los republicanos de promover “cuentos de hadas sobre su plan para ganarse a los votantes negros”.

“Aquí en la Tierra, la realidad es esta: Su líder, Donald Trump, es amigo de los supremacistas blancos, está luchando para anular el Obamacare y expulsar a millones de familias negras de sus seguros, y celebró cuando sus jueces derechistas de la Corte Suprema votaron para impedir que el presidente Biden ofreciera un alivio masivo de la deuda estudiantil a las familias negras”, señaló Harrison.

Ambos partidos están afinando sus planes para ganarse a los votantes negros. Desde 2013, el Comité Nacional Republicano ha establecido centros de divulgación centrados en las minorías; en la actualidad hay 38 de estos recintos en 19 estados que atienden a diversas comunidades. El Partido Republicano tiene previsto añadir dos centros más en 2024.

Y a diferencia de los esfuerzos demócratas en el pasado, el equipo de campaña de Biden ha optado por una estrategia de vinculación temprana con los principales grupos de votantes, como los votantes negros. El equipo de campaña ha realizado grandes inversiones en medios de comunicación afroestadounidenses y otras actividades de divulgación en los principales estados indecisos.

Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, dijo Harrison, “no descansarán hasta que ganemos cada voto porque es mucho lo que está en juego”.

Un documental rescata del olvido al fotógrafo que desafió al dictador Trujillo

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Fotografía cedida por la productora Guasábara Cine que muestra una escena del documental 'El Fotógrafo de La 40'. EFE/ Guasábara Cine

Santo Domingo.- ‘El Fotógrafo de La 40’, que se estrena este miércoles en la República Dominicana, rescata del olvido la historia de Pedro Aníbal Fuentes Berg, quien desafió a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) y, cámara en mano, captó el horror vivido por opositores al tirano en una cárcel.

Escrita y dirigida por Erika Santelices y Orlando Barría, ‘El Fotógrafo de La 40’, de 76 minutos, se estrena dentro del Festival de Cine Global, donde compite en la categoría Ópera Prima Documental.

En 1959, dos años antes del asesinato de Trujillo, Fuentes Berg fue obligado por las autoridades de La 40, la cárcel clandestina que fue expresión máxima de la represión de la dictadura, a fotografiar a prisioneros cuando eran sometidos a torturas en la silla eléctrica.

Testigo de aquellos horrores, el fotógrafo, entonces de 32 años, se la ingenió, junto a su hermano Gilberto, que trabajaba en la Compañía Dominicana de Aviación, para enviar copias de las imágenes al exterior y poner al tanto al exilio dominicano y a la comunidad internacional de las barbaridades que cometía el régimen de Trujillo.

Una de esas instantáneas es la del antitrujillista José Mesón, captado con gesto de horror en la silla eléctrica y cuya imagen se convirtió en un símbolo de la lucha contra la dictadura, que acabó el 30 de mayo de 1961 con el asesinato de Trujillo.

Fue precisamente la foto de Mesón, colgada en el Museo de la Dignidad, lo que llamó hace años la atención de los fotógrafos chilenos Erika Santelices y Orlando Barría, quienes en 2018 empezaron a dar cuerpo a ‘El Fotógrafo de La 40’, que relata la historia de Pedro Aníbal Fuentes Berg, asesinado junto a su hermano tras ser detenidos el 20 de enero de 1960.

La foto de Mesón ha sido ampliamente difundida en el país y en el exterior, pero pocos hablan o conocen a su autor.

La importancia de preservar la historia

Santelices y Barría, residentes hace más de dos décadas en la República Dominicana, narran a EFE que empezaron a documentarse sobre la historia de Pedro Aníbal y, en principio, concibieron la idea de hacer un corto especialmente para compañeros de profesión, pero finalmente se decidieron por el documental, su ópera prima.

«Nosotros asumimos la fotografía como un documento y, en este contexto, Pedro Aníbal Fuentes Berg y la cárcel de La 40 se transforman en una evidencia de la verdad» en el marco de una dictadura, dice Santelices.

Producido por Fernando Santos Díaz y con música del maestro Manuel Tejada, ‘El Fotógrafo de la 40’ es un homenaje al desafiante fotógrafo dominicano, pero también un llamado a preservar la historia, según cuentan a EFE los fotoperiodistas, quienes, al principio, solo recibían «respuestas» ambiguas de la mayoría de las personas a las que preguntaban sobre Pedro Aníbal.

Esto era un reflejo de lo desconocido que era Pedro Aníbal para el dominicano común.

Para Barría, quien trabaja como reportero gráfico en la agencia EFE, uno de los momentos más emotivos de la realización del documental, ganador del Concurso Público Anual del Fondo para la Promoción Cinematográfica (Fonprocine), fue ser testigos de la apertura de cartas que Fuentes Berg envió a sus hijos y que estos guardaron durante décadas sin leer.

«Eran cartas de amor, de consejos, cosas muy intimas», detalla Barría.

De hecho, el trabajo incluye los testimonios de Gladys y Gustavo Fuentes, hijos de Fuentes Berg, así como el de Darlene Mesón, hija de José Mesón.

Estos testimonios se entrelazan con la historia del combatiente antitrujillista Delio Gómez Ochoa o la de Julio Escoto, a quien Fuentes Berg fotografió en La 40.

El inicio del rodaje del ‘El Fotógrafo de La 40’ coincidió con el 60 aniversario del asesinato de los hermanos Fuentes Berg y la designación, en diciembre de 2020, de una calle con el nombre de ambos por parte de la Alcaldía del Distrito Nacional (el centro de la capital dominicana), que reconoció entonces que ambos habían permanecido en el anonimato.

La intención de llevarlo al cine es que «la gente conozca esta parte de la historia, que no es solo la historia de un fotógrafo, sino la de un país», subraya Barría.

Cómo están haciendo frente legisladores de EE. UU. a deepfakes como los que afectaron a Taylor Swift

Taylor Swift durante un concierto de su gira Eras el 7 de agosto de 2023 en el SoFi Stadium en Los Angeles. (Foto AP/Chris Pizzello)

Incluso antes de que empezaran a circular ampliamente las deepfakes pornográficas y violentas de Taylor Swift, legisladores estatales de todo Estados Unidos habían buscado la manera de acabar con ese tipo de imágenes no consensuadas, tanto de niños como de adultos.

Pero en esta era tan enfocada en todo lo que esté relacionado con Swift, el problema ha llamado aún más la atención desde que la cantante fue objeto de deepfakes, imágenes generadas por computadora que utilizan inteligencia artificial para que parezcan reales.

¿DÓNDE APARECEN LAS DEEPFAKES?

La inteligencia artificial llegó a las masas el año pasado como nunca antes, lo que permitió a la gente crear deepfakes cada vez más realistas. Ahora están apareciendo en internet más seguido, y en distintas formas.

Está la pornografía, que se aprovecha de celebridades como Swift para crear imágenes comprometedoras falsas.

Está la música —una canción que sonaba como Drake y The Weeknd cantando obtuvo millones de reproducciones en los servicios de streaming— pero no era de esos artistas. La canción fue retirada de las plataformas.

Y también hay trucos políticos sucios. En este año electoral en Estados Unidos, poco antes de que se celebraran las primarias presidenciales en enero, algunos votantes de Nueva Hampshire reportaron haber recibido llamadas automáticas en las que presuntamente hablaba el presidente Joe Biden y les decía que no se molestaran en emitir su voto. La fiscalía general del estado abrió una investigación al respecto.

¿QUÉ HAN HECHO LOS ESTADOS HASTA AHORA?

Las deepfakes son sólo un área del complicado campo de la IA que los legisladores están tratando de averiguar si debe ser abordada y cómo hacerlo.

Por lo menos 10 estados han promulgado leyes relacionadas con las deepfakes. Varias medidas más están bajo consideración este año en los Congresos estatales del país.

Georgia, Hawai, Texas y Virginia tienen leyes que penalizan las deepfakes pornográficas creadas sin consentimiento.

California e Illinois han dado a las víctimas el derecho de demandar a aquellos que generen imágenes en las que utilizan su imagen.

Minnesota y Nueva York también. La ley de Minnesota también abarca el uso de deepfakes en la política.

¿EXISTEN SOLUCIONES TECNOLÓGICAS?

Siwei Lyu, profesor de informática de la Universidad de Buffalo, dijo que se está trabajando en varios enfoques, pero que ninguno de ellos es perfecto.

Uno es utilizar algoritmos para detectar las deepfakes, los cuales pueden ser usados para marcar las imágenes manipuladas en sitios como las plataformas de redes sociales.

Otro —que Lyu dijo está en desarrollo pero aún no es utilizado ampliamente— es insertar códigos en el contenido que la gente sube, los cuales señalarían si son reutilizados en la creación de contenido por medio de IA.

Y un tercer mecanismo sería requerir a las compañías que ofrezcan herramientas de IA que incluyan marcas de agua digitales para identificar contenido generado con sus aplicaciones.

Dijo que tiene sentido hacer rendir cuentas a esas compañías por la manera en que la gente utilice sus herramientas, y las empresas pueden a su vez hacer cumplir acuerdos alcanzados con el usuario contra la creación de deepfakes problemáticas.

Los nuevos modelos Galaxy S24 de Samsung exhibidos durante un evento en San José, California, el miércoles 17 de enero de 2024. (AP Foto/Haven Daley)

¿QUÉ ES LO QUE DEBERÍA ESTAR INCLUIDO EN UNA LEY?

Un modelo normativo propuesto por el Consejo Estadounidense de Intercambio Legislativo aborda la pornografía, pero no la política. Ese grupo conservador y proempresarial está alentando a los estados a hacer dos cosas: penalizar la posesión y distribución de deepfakes que muestren a menores en actos sexuales, y permitir a las víctimas demandar a la gente que distribuya deepfakes no consensuadas que muestren conductas sexuales.

“Les recomendaría a los legisladores que empiecen con una corrección obligatoria pequeña que pueda resolver un problema tangible”, dijo Jake Morabito, que dirige el grupo de trabajo de comunicaciones y tecnología para el Consejo. Advirtió que los legisladores no deberían ir tras la tecnología que puede ser utilizada para crear las deepfakes, ya que eso podría acabar con la innovación para otros usos importantes.

Todd Helmus, científico del comportamiento en RAND —un centro de estudios apartidista—, señaló que dejar la vigilancia del cumplimiento de la ley en manos de individuos que presenten demandas no es suficiente. Se requieren recursos para entablar una demanda, comentó. Y el resultado podría no valer la pena. “No vale la pena demandar a alguien que no tiene nada de dinero para darte», dijo.

Helmus pide que haya salvaguardas para todo el sistema, y dice que hacerlas funcionar probablemente requerirá que el gobierno se involucre.

Indicó que OpenAI y otras compañías cuyas plataformas puedan ser utilizadas para generar contenido que parece real deberían tomar medidas para evitar la creación de deepfakes; las compañías de redes sociales deberían implementar mejores sistemas para evitar que las imágenes falsas se propaguen, y debería haber consecuencias jurídicas para aquellos que lo hagan de todas formas.

Jenna Leventoff, abogada especialista en la Primera Enmienda constitucional que trabaja para la Unión Americana de Libertades Civiles, dijo que aunque las deepfakes pueden causar daños, las protecciones a la libertad de expresión también se aplican a ellas, y los legisladores deberían asegurarse de que no vayan más allá de las excepciones existentes a la libertad de expresión —tales como difamación, fraude y obscenidad— a la hora de intentar regular esta tecnología emergente.

Portavoz del Gobierno de Joe Biden, Karine Jean-Piere, en una rueda de prensa. (Foto: EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS)
EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

La semana pasada, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, abordó el tema, señalando que las compañías de redes sociales deberían crear e implementar sus propias reglas para evitar la propagación de desinformación e imágenes como las de Swift.

¿QUÉ SE HA PROPUESTO?

Un grupo bipartidista de legisladores presentó un proyecto de ley federal en enero que le daría a la gente el derecho sobre la propiedad de su propia imagen y voz, y la capacidad de demandar a aquellos que los utilicen de forma engañosa mediante una deepfake, por cualquier motivo.

La mayoría de los estados están sopesando algún tipo de proyecto de ley para hacer frente a las deepfakes en sus sesiones de este año. Han sido presentados por demócratas, republicanos y coaliciones bipartidistas de legisladores.

Entre las medidas que van ganando terreno está una en Indiana —donde predominan los republicanos— que tipificaría como delito el distribuir o crear imágenes sexualmente explícitas de una persona sin su consentimiento. Fue aprobada unánimemente en la Cámara de Representantes en enero.

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Una iniciativa similar presentada esta semana en Missouri lleva el nombre de «Ley Taylor Swift”. Y otra fue aprobada esta semana en el Senado de Dakota del Sur, donde el fiscal general Marty Jackley dijo que algunas investigaciones han sido entregadas a funcionarios federales debido a que el estado carece de leyes relacionadas con la IA y que son necesarias para presentar cargos.

“Cuando vas a la cuenta de Facebook de alguien, robas la imagen de su hijo y la conviertes en pornografía, no existe un derecho garantizado por la Primera Enmienda para eso”, señaló Jackley.

¿QUÉ PUEDE HACER UNA PERSONA?

Para cualquier persona que tenga presencia en internet, puede ser complicado evitar ser víctima de las deepfakes.

Pero Helmus, del centro de estudios RAND, dijo que la gente que se entere que ha sido víctima de ellas puede pedir a la plataforma de redes sociales donde se compartieron las imágenes manipuladas que las elimine; puede recurrir a la policía si está en algún lugar donde exista una ley al respecto; decirles a los responsables de su escuela o universidad si el presunto infractor es un estudiante, y buscar ayuda psicológica si es necesario.

Los latinos con la covid experimentaron mayores efectos secundarios que los blancos

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Archivo. EFE/EPA/CAROLINE BREHMAN

Los Ángeles.- Los latinos y las personas de color que se contagiaron con la covid-19 experimentaron mayores efectos secundarios en su salud e índices de pérdida de trabajo que las personas blancas infectadas de manera similar, encontró una investigación revelada este miércoles por la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).

El estudio Inspire, que agrupó a investigadores de ocho centros médicos universitarios, incluido UCLA, siguió el estado de salud de 2.402 personas que se contagiaron con el virus por primera vez entre 2020 y 2022.

La investigación arrojó que los participantes hispanos tenían aproximadamente el doble de probabilidades que los no hispanos en clasificar su estado de salud como regular o malo tres meses después del contagio con la covid-19. También tenían niveles de actividad mucho más bajos que los blancos.

En comparación con los participantes blancos, aquellos que se identificaron como “de otra raza o de múltiples razas” tenían casi el doble de probabilidades de catalogar su salud como regular o mala y describir que eran algo o mucho menos activos tres meses después del contagio. Estas diferencias persistieron después de 6 meses de haber dado positivo al virus.

David Geffen, investigador de UCLA, dijo en un comunicado que si bien no se ha podido identificar la causa, “sabemos que, históricamente, estas poblaciones (latinos y personas de color) pueden tener más dificultades para acceder a la atención médica, lo que podría complicar su recuperación”.

Por su parte, Joann Elmore, investigadora principal de Inspire en UCLA, señaló que se debe comprender qué impulsa estas diferencias “para avanzar en la equidad sanitaria después de la infección».

El estudio también encontró que las ausencias laborales después de seis meses del contagio fueron casi tres veces mayores entre los participantes afroamericanos y dos veces mayores entre aquellos que se clasificaron como de otras etnias o razas, incluyendo los latinos.

«Nuestra esperanza es que estos hallazgos sirvan de base para intervenciones sanitarias equitativas para las poblaciones desatendidas que todavía están atravesando la experiencia post-covid», añadió Elmore.

El estudio Inspire fue apoyado y financiado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias.

Pena de muerte en Estados Unidos, más de cuatro siglos de controversia

pena de muerte
Activistas contra la pena de muerte colocan carteles a lo largo de la carretera que conduce al Centro Correccional Holman en Atmore, Alabama, antes de la ejecución programada de Kenneth Eugene Smith el 25 de enero de 2024 en Estados Unidos. (Foto: VOA)

El debate sobre la pena de muerte en EE. UU. volvió con fuerza cuando las autoridades en Alabama ejecutaron recientemente al reo Kenneth Eugene Smith con el uso de gas nitrógeno.

La reciente ejecución de Kenneth Eugene Smith con gas nitrógeno en el estado de Alabama, método utilizado una única vez en Estados Unidos, reanudó el interés sobre esta práctica que forma parte de la historia del país desde hace más de cuatro siglos.

A pesar de los llamados hechos por organizaciones como Naciones Unidas y Amnistía Internacional de no usar este procedimiento, las autoridades estatales afirmaron que fue todo un éxito. De acuerdo con su consejero espiritual, el reverendo Jeff Hood, que lo acompañó en el mismo recinto, “lo que vimos fueron minutos de alguien luchando por su vida. Lo vimos jadeando y moviéndose de un lado a otro”.

La experta en el tema, Robin Maher, directora ejecutiva del Centro de Información sobre la pena de muerte, con sede en Washington DC, afirmó que “el señor Smith, aparentemente, sufrió durante su ejecución».

«En lugar de caer en un estado inconsciente de inmediato, se estuvo moviendo, por al menos dos minutos, tratando de respirar. Se le obligó a respirar gas nitrógeno puro, a través de una máscara”, dijo en conversación con la Voz de América.

Por su parte, el jefe de derechos humanos de Naciones Unidas, Volker Turk, condenó la ejecución y dijo que este método podría equivaler a tortura.

«Lamento profundamente la ejecución de Kenneth Eugene Smith en Alabama», dijo Turk. «A pesar de las serias preocupaciones que suscita que este método novedoso y no probado de asfixia con gas nitrógeno pueda constituir tortura o trato cruel, inhumano o degradante».

Pero Alabama no es el único estado que considera la hipoxia con nitrógeno en sus leyes locales para las ejecuciones. También lo hacen Oklahoma y Mississippi.

Sin embargo, y a pesar de haber sido practicado una vez, “se conoce muy poco sobre esto; el estado de Alabama -señala Maher- ha aprobado estatutos que mantienen toda esta información en secreto, lo cual pudiera ser problemático, porque conociendo los principios de gobernanza, se requiere transparencia en las acciones gubernamentales y fijar responsabilidades cuando ocurren errores”.

Un poco de historia

La pena de muerte es un concepto implantado en Estados Unidos por los ingleses en la época colonial, en 1607. Si bien ha habido cambios de raíz en cuanto a su regulación y aplicación, conforme las necesidades, desde 1971 cada estado es responsable de crear sus propios protocolos, incluso de escoger los métodos primarios y secundarios de ejecución.

De acuerdo con el Centro de Información sobre pena de muerte, en la actualidad, un total de 27 estados contemplan la pena capital en sus leyes: Alabama, Arizona, Arkansas, California, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Kansas, Kentucky, Luisiana, Mississippi, Missouri, Montana, Nebraska, Nevada, North Carolina, Ohio, Oklahoma, Oregón, Pennsylvania, South Carolina, South Dakota, Tennessee, Texas, Utah y Wyoming.

Otros 23 estados, más el Distrito de Columbia, la han abolido en diferentes épocas: Alaska (1957), Colorado (2020), Connecticut (2012), Delaware (2016), Hawái (1957), Illinois (2011), Iowa (1965), Maine (1887), Maryland (2013), Massachusetts (1984), Michigan (1847), Minnesota (1911), Nuevo Hampshire (2019), New Jersey (2007), Nuevo México (2009), Nueva York (2007), Dakota del norte (1973), Rhode Island (1984), Vermont (1972), Virginia (2021), Washington (2018), Virginia Occidental (1965) y Wisconsin (1853).

Los detractores de este recurso apuntan que no ha servido como elemento disuasorio para combatir el crimen. “No hemos visto ningún documento que realmente demuestre que (la pena de muerte) tiene un efecto reductor del crimen”, comenta Maher del Centro de Información sobre la pena de muerte.

“Y otra parte importante de la historia es que las personas que han recibido la pena de muerte en Estados Unidos, usualmente, son pobres. Son personas con algún tipo de impedimento mental que han sufrido los efectos de algún trauma o abuso. Estas son personas que generalmente no son disuadidas al pensar en las consecuencias de sus actos. Así que, por varias razones, no creemos que exista un poderoso efecto disuasorio que justifique el uso de la pena de muerte”.

Una mirada actual

Amnistía Internacional considera la pena de muerte como cruel e inhumana. Señala que “es irreversible y a menudo se impone en casos en los que no se demuestra la culpabilidad más allá de toda duda razonable. A pesar de los avances en materia de derechos humanos, la pena capital todavía se sigue utilizando en muchos países del mundo, incluidos muchos estados de Estados Unidos”.

“A lo largo del tiempo, en Estados Unidos nos hemos alejado del concepto de pena de muerte. Se ha vuelto mucho menos popular, hay más preocupaciones sobre su uso; también las personas han mostrado preocupación sobre si el sistema puede proteger adecuadamente a personas inocentes… así que hemos visto un descenso sostenido y significativo de la pena de muerte y esto ha continuado por las últimas décadas”.

Delitos “castigables” con la pena capital

Podría pensarse que componen una larga lista, pero en líneas generales es solo uno: homicidio. Los expertos señalan que cada estado evalúa diversos agravantes que hacen de un asesinato “lo peor de lo peor”, por lo que amerita ser castigado con la pena de muerte.

Varios estados, sin embargo, han considerado incluir otro tipo de crímenes como el secuestro agravado o el tráfico de drogas.

“El estado de Florida, recientemente, pasó una ley que haría que las personas convictas por delitos sexuales contra menores podrían ser elegibles a la pena de muerte. Esto es totalmente contrario a lo que la Corte Suprema ha señalado. Así que aquí veo una oportunidad de que, en el caso de que esto vaya a una revisión, habrá una oportunidad de que la Corte Suprema reafirme su fallo anterior y diga ‘no, solo para homicidios’, o quizás lo expanda para incluir otros crímenes”.

Romance de Swift y Kelce previo al Super Bowl desata teorías de la conspiración

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ARCHIVO - El tight end de los Chiefs de Kansas City Travis Kelce camina con Taylor Swift tras el campeonato de la AFC ante los Ravens de Baltimore el domingo 28 de enero de 2024, en Baltimore. (Foto AP/Julio Cortez, archivo)

La incipiente historia de amor protagonizada por la superestrella de la música Taylor Swift y el tight end de los Chiefs de Kansas City, Travis Kelce, dio un giro inesperado al caer en el mundo de las teorías de la conspiración política esta semana después de que el equipo avanzara al Super Bowl.

Surgieron innumerables rumores infundados en las redes sociales, desde afirmaciones de que Swift ha desempeñado un papel en las operaciones psicológicas del Pentágono hasta la idea de que ella y su novio, dos veces campeón del Super Bowl, son activos clave en un complot secreto para ayudar al presidente Joe Biden a ser reelegido en 2024. Otra variante: que el éxito de los Chiefs fue pactado como parte de un plan para el partido de campeonato del 11 de febrero en Las Vegas.

Figuras políticas y mediáticas de derecha, como el excandidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy, la activista política Laura Loomer y la presentadora Alison Steinberg de One America News Network, han amplificado las acusaciones.

Las afirmaciones son ridículas y bien pueden reflejar el temor de la derecha de que alguien tan famoso como Swift, cuya histórica gira Eras es la primera en cruzar la marca de los 1.000 millones de dólares, pueda influir en la carrera presidencial si insta a su legión de fans hacia una dirección.

La cultura pop y la política se han visto entrelazadas por mucho tiempo. La industria del entretenimiento ha sido un pozo profundo de contribuciones políticas. Y los candidatos a menudo tratan de aprovechar la fama de las estrellas para aumentar su propio atractivo.

En este caso el poder del impacto es menos claro. En el caso de Swift, hay algunas pruebas de que, como mínimo, puede generar más registro de votantes.

En septiembre, Swift publicó un breve mensaje en su cuenta de Instagram animando a sus 272 millones de seguidores a registrarse para votar. La publicación generó más de 35.000 registros en la organización apartidista sin fines de lucro Vote.org.

La enorme base de fans de Swift le da una voz poderosa. Una encuesta de SSRS realizada en octubre de 2023 encontró que cerca de 6 de cada 10 adultos estadounidenses se declararon al menos simpatizantes casuales de la cantante, y el 8% dijo que son grandes fans. La encuesta también encontró que 8 de cada 10 adultos estadounidenses dijeron que habían oído hablar de su relación con Kelce y la mayoría de los que estaban familiarizados con la relación la consideraban real, en vez de un truco publicitario.

“La gente interesada en la cultura pop se identifica con estas cosas, le prestan atención. Y eso es lo que mueve la política ahora. Es atención e identidad”, dijo Joel Penney, profesor asociado de la Universidad Estatal de Montclair, cuya área de investigación incluye la intersección de la política y la cultura pop. De hecho, el inesperado avance de Donald Trump a la presidencia en 2016 fue impulsado en parte por la celebridad que ganó como estrella de realities.

Pero las afirmaciones falsas sobre Swift son de una naturaleza tan extrema que pondrán a prueba los límites de cuán potente puede ser una teoría de la conspiración. Penney ve la reciente avalancha de publicaciones dirigidas a Swift como un intento por mitigar preventivamente su impacto desacreditándola.

Penney dijo que la influencia de Swift podría resultar una fuerza difícil de enfrentar, especialmente si apoya públicamente a Biden, como lo hizo en la contienda de 2020.

Los ataques contra Swift también podrían galvanizar a jóvenes votantes que quieren unirse a ella.

“Los jóvenes libran sus batallas políticas a través de un lenguaje extraído de la cultura pop”, dijo Henry Jenkins, profesor de la Universidad del Sur de California, que también estudia política y cultura pop. “Eso es lo que los conecta. Eso es con lo que están comprometidos”.

Tanto Swift como Kelce han hecho declaraciones públicas sobre política y otros temas que los enfrentan con la extrema derecha.

Swift rompió su negativa de larga data a discutir sus puntos de vista políticos en 2018 cuando anunció en una publicación de Instagram que votaría por el candidato demócrata al Senado de Tennessee, Phil Bredesen, y el representante demócrata Jim Cooper. También criticó duramente a la entonces representante federal Marsha Blackburn, la candidata republicana, al señalar la oposición de Blackburn a ciertos derechos LGBTQ+ y su voto en contra de la reautorización de la Ley de Violencia contra la Mujer en 2013. Blackburn ganó las elecciones al Senado.

Taylor Swift habla con personas en la cancha después del partido de campeonato de la AFC contra los Ravens de Baltimore el domingo 28 de enero de 2024, en Baltimore. Los Chiefs ganaron 17-10. (Foto AP/Alex Brandon)

En 2020, Swift respaldó a Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris en una entrevista con V Magazine, señalando que “bajo su liderazgo, creo que Estados Unidos tiene la oportunidad de iniciar el proceso de curación que tan desesperadamente necesita”.

Kelce enfrentó críticas en septiembre por aparecer en un anuncio que promovía la dosis doble de vacunas contra la gripe y el COVID-19, según lo recomendado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. El anuncio formaba parte de una asociación con Pfizer, la compañía farmacéutica que desarrolló una vacuna en respuesta a la pandemia y que desde entonces se ha convertido en objeto de ataque de los antivacunas y los teóricos de la conspiración.

Otras figuras de la cultura pop han quedado en medio de campañas políticas mucho antes de la flamante pareja a la que algunos fans se refieren como Swelce. El expresidente Bill Clinton apareció por primera vez en MTV durante su campaña de 1992, cuando aún era gobernador de Arkansas. Grandes estrellas como Johnny Cash, Mary Tyler Moore y Willie Nelson respaldaron al expresidente Jimmy Carter hace más de 40 años, cuando se postuló por segunda vez a la Casa Blanca. Ronald Reagan se inició en la política después de una carrera como actor.

“Esa pregunta de, ¿funciona esto en la cultura pop? Absolutamente, puede que sí”, dijo Penney. “Y lo hace. Y la historia lo ha demostrado”.

Días de oscuridad: Cómo una mujer escapó a la trampa de las teorías de conspiración

Ramona posa para un retrato el martes 10 de octubre de 2023, en Cordova, Tennessee. La pandemia de COVID-19, y las teorías de conspiración surgidas a partir de ella, cambiarían la vida de Ramona, arrojándola a un camino oscuro de paranoia y aislamiento. (Foto: AP/George Walker IV)

Al principio las historias de él parecían inofensivas. Narraciones sobre organizaciones secretas que conspiran para adueñarse del mundo, sobre los tipos buenos que trabajan para salvarlo, y sobre la evidencia que —si sabías dónde buscar— se ocultaba a simple vista.

Para Ramona, las historias de teorías conspirativas de su novio Don sonaban como una película. Mucho de ello no tenía mucho sentido, pero Ramona asentía de todos modos. Don disfrutaba contar sus historias y presumir lo que había leído en línea. Siempre sabía la respuesta.

La pareja se conoció cuando aún estaban en la escuela secundaria. Trabajaban en el mismo negocio de comida rápida en la ciudad natal de Ramona en el oeste de Tennessee. Empezaron a salir unos años después. Don era un tipo grande, hábil con los motores; alguien que podía arreglar cualquier cosa. Ramona siempre había querido ser maestra y estaba matriculada en una universidad cercana. A veces batallaba con la ansiedad, pero con Don se sentía segura.

La pareja se mudó a vivir junta cuando la pandemia de COVID-19 azotó el mundo. Para Don, la pandemia y la respuesta global para enfrentarla estaban llenas de pistas que apuntaban a algún tipo de conspiración, orquestada por los gobernantes de Estados Unidos y los medios de comunicación. Quizás el virus se filtró accidentalmente desde un laboratorio; tal vez era un arma biológica. Don también sospechaba que los confinamientos tenían un propósito nefasto y creía que las vacunas no eran seguras, sino que tal vez habían sido diseñadas para matar.

Las historias locas de Don habían parecido inocentes e incluso tontas antes, pero en medio de la pandemia del coronavirus de pronto parecieron plausibles. En una época terrible, cuando las preguntas sobre el virus superaban en número a las respuestas, las teorías de conspiración llenaron algunos de los huecos.

“Tengo mucho miedo de lo que no puedo controlar”, dijo Ramona, ahora de 23 años, sobre su mentalidad vulnerable a medida que se propagaba el COVID-19. Ramona aceptó contar su historia a The Associated Press después de que detalló sus experiencias en un foro para teóricos conspirativos en recuperación. La AP no está proporcionando el nombre completo de Ramona ni el de su exnovio para proteger la privacidad y seguridad de ella. “Las cosas que me contaba me hicieron sentir que al menos nosotros lo entendíamos. Él tenía una explicación para lo que estaba ocurriendo. No me di cuenta de en qué me estaba metiendo”.

Esta realidad alterna alimentada por estas teorías de conspiración transformaría la vida de Ramona, llevándola por un camino oscuro de paranoia y soledad que trastornó su vida y convirtió sus sueños del futuro en un caos. Convencida de que un “Nuevo orden mundial” estaba en marcha, cayó en una trampa en la que han caído millones de estadounidenses e incluso, en ocasiones, ha secuestrado la política de la nación.

Aislados de amigos y familiares, recelosos de las explicaciones ofrecidas por las autoridades y los medios de comunicación, Ramona y Don comenzaron a prepararse. Las fuerzas armadas podrían intentar enviar a estadounidenses como ellos a campos de concentración administrados por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). Tenían que estar listos para huir.

La pareja comenzó a acumular alimentos y suministros. Don preparó una bolsa de emergencia que contenía equipo de supervivencia. Usó sus modestos ahorros para comprar un fusil, una pistola y municiones.

Un frío día de enero de 2021, Don leyó acerca de un corte de energía en la Ciudad del Vaticano en uno de sus sitios web de teorías de conspiración. La pareja habló sobre lo que podría significar: quizás el papa había sido arrestado en secreto por su papel en la conspiración para controlar al mundo. O tal vez los tipos malos habían cortado la electricidad para contrabandear víctimas sexuales infantiles hacia el Vaticano o fuera de él.

De cualquier manera, el apagón significaba que sucedía algo grande. No existen las coincidencias; sólo pistas por descifrar.

Unas horas más tarde, Ramona estaba en el dormitorio cuando las luces de su casa en Tennessee parpadearon y luego se apagaron. Don empezó a gritar. Ramona dice que sonaba casi eufórico.

“Él entra corriendo al dormitorio”, recordó Ramona. “Dice: ‘Cariño, tenemos que irnos. ¡Llegó el momento!’”

Subieron sus armas y al perro en el automóvil y se adentraron en la oscuridad.

Antonio Perez posa para una fotografía frente al cañón Waimea, el 5 de noviembre de 2023, en Kauai, Hawai. Perez se obsesionó con teorías de conspiración sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 hasta que decidió que estaban interfiriendo con su vida. (Foto: AP/Eugene Garcia)

PROFUNDIZANDO CADA VEZ MÁS

La AP habló con más de una docena de personas cuyas vidas fueron trastornadas por teorías de conspiración, ya sea porque creyeron en ellas o porque un ser querido cercano lo hizo.

Muchas hablaron del aislamiento social que resulta de pasar cada vez más y más tiempo en sitios web y foros de mensajes sobre teorías conspirativas.

Hablaron de dinero perdido en estafas de inversión o productos que decían revertir el envejecimiento o curar el COVID-19. Reportaron una creciente sensación de paranoia y desconfianza a medida que comenzaron a perder la fe en su comunidad y en sus compatriotas estadounidenses.

Los excreyentes dijeron que las teorías de la conspiración les ofrecieron significado cuando se sentían vacíos, incluso si esas promesas resultaron ser huecas.

“Tenía tendencias suicidas antes de meterme en las teorías conspirativas”, dijo Antonio Perez, de 45 años, un hombre de Hawai que se obsesionó con las teorías de conspiración sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 y con QAnon (abreviación de “Q-Anónimo”, una teoría conspirativa de la extrema derecha estadounidense), hasta que decidió que interferían con su vida hace dos años. En aquel entonces, cuando por primera vez encontró en línea a otros teóricos conspirativos, estaba extasiado. “Fue como: ¡Dios mío, por fin encontré a mi gente!”

“Creo que adquirí un sentido de presunción” a partir de las teorías de conspiración, dilucidó Perez. Creía que él por sí solo “estaba descifrando todo. Todo tiene que ver con querer ser un héroe”.

La creencia en teorías conspirativas es una parte común, y generalmente inofensiva, de la necesidad instintiva de las personas de identificar amenazas y explicar lo desconocido. Pueden ser una diversión entretenida para muchos, aunque para algunos, el interés obsesivo en estas afirmaciones puede conducir al aislamiento social, la paranoia y la desconfianza.

Estas creencias también generan su propia comunidad.

Los sitios web, los podcasts en plataformas de streaming, los foros en línea y los grupos de Facebook han creado refugios virtuales para los teóricos conspirativos. Son lugares para especular e intercambiar información sin preocuparse por las burlas de los externos; clubes virtuales donde, durante unas horas al menos, se pueden ver y entender las fuerzas invisibles que aparentemente operan tras los titulares noticiosos.

Han surgido comunidades en línea similares para los familiares y seres queridos de quienes se ven absortos en teorías de conspiración como QAnon.

En foros de Reddit y otros sitios, muestran el duelo por las relaciones perdidas y se lamentan de los mundos de fantasía que absorbieron la atención de sus seres queridos.

“He extrañado mucho a mi mamá últimamente”, se lee en una publicación de una mujer cuya madre se introdujo en QAnon. Otra publicación lamenta la relación con un hermano, perdida ante la teoría conspirativa: “Lo que más extraño es su risa tonta”.

Las personas eligen en qué creer. Día a día construyen una visión del mundo, y la utilizan para comprender el pasado y el presente, y tomar decisiones para el futuro. Pero si las personas escogen las historias equivocadas, corren el riesgo de mentirse a sí mismas y a los demás.

“Somos las historias que nos contamos a nosotros mismos”, dijo John Llewellyn, profesor de la Universidad Wake Forest que estudia las teorías de conspiración y por qué la gente cree en lo que cree. “Hemos descendido en la Luna y ahora tenemos inteligencia artificial —para bien o para mal—, pero sin importar lo avanzados que estemos, todavía tenemos que ocuparnos del cerebro humano”.

Pero las historias que la gente se cuenta a sí misma no siempre son lo mismo que la verdad, y la diferencia, como descubrió Ramona, puede ser la diferencia entre la libertad y una prisión.

LA HISTORIA DE RAMONA

Cuando Ramona era niña, su padre trabajaba como subastador. Un día trajo a casa un pupitre antiguo que no se vendió.

Cuando las amigas de Ramona venían, jugaban a la escuela y Ramona siempre hacía el papel de maestra. Cuando estaba sola, alineaba sus animales de peluche y “les enseñaba todo lo que había aprendido ese día en la escuela”, recuerda. No se dio cuenta en ese momento, pero quedó fascinada.

Ramona estudiaba para obtener un título en educación y vivía en los dormitorios de la universidad en el momento en que llegó la pandemia. Don trabajaba en la planta automotriz local. Cuando las clases de Ramona empezaron a ser impartidas en línea, él la instó a abandonarlas. Él tenía un buen salario, suficiente para que Ramona dejara su trabajo y abandonara la universidad. Ramona no quería renunciar a su educación, por lo que, en un acuerdo negociado, se transfirió a una universidad local más pequeña para estar más cerca de Don durante la pandemia. En poco tiempo ya se había mudado a vivir con él.

Sola y aislada debido al confinamiento, Ramona leía y hablaba cada vez más sobre teorías de conspiración. Aunque ella y su novio no usaban esa palabra, sus puntos de vista coincidían con los de QAnon, la teoría conspirativa extendida que dice que Donald Trump lucha contra un culto satánico secreto de líderes mundiales y celebridades que intentan dominar al mundo. El pensamiento de QAnon es que ese grupo, conocido como la “Camarilla”, no sólo controla los acontecimientos mundiales, sino que también trafica con niños para su explotación sexual y consume sangre humana para prolongar sus vidas.

Inspirado inicialmente por un afiche anónimo en línea que afirmaba —sin ninguna evidencia— tener información privilegiada del gobierno, QAnon se ha convertido en un nexo para varias teorías conspirativas relacionadas con el COVID-19, Trump y las elecciones estadounidenses.

A medida que la pandemia se prolongó, la ansiedad de Ramona aumentó. Le preocupaba su futuro, su padre anciano y lo que el COVID-19 le haría a sus pulmones enfermos.

Había tenido muchos amigos en la universidad, pero debido al confinamiento y a su relación con Don, hablaba con ellos cada vez menos. Don iba a trabajar diariamente, así que Ramona tenía poca compañía. “Él estaba en el trabajo de ocho a nueve horas al día. Yo no tenía nada que hacer”, dijo, sino profundizar más y más en las historias extrañas y aterradoras que encontraba en línea.

Las teorías de conspiración no ayudaron mucho a aliviar la ansiedad de Ramona, pero sí ofrecieron respuestas. Proporcionaron una salida a sus miedos y le dieron la idea de que, si investigaba lo suficiente, tal vez ella tendría el poder para dominarlos. Se unió a grupos de Facebook dedicados a QAnon. Comenzó a visitar salas de chat en línea y foros dedicados a teorías conspirativas.

“El mundo ya es bastante aterrador sin teorías de conspiración”, dijo. “Pero cuando las crees, al menos pueden darte respuestas. Si tienes miedo de lo desconocido”, las teorías de conspiración ofrecen “una respuesta, sin importar lo descabellada que sea”.

ENTRENAMIENTO PARA EL FIN DEL MUNDO

Ramona y Don pasaron gran parte de la pandemia preparándose para un futuro sombrío. La tradición de QAnon profetizó que las fuerzas del bien, encabezadas por Trump, triunfarían contra las fuerzas del mal en una batalla final conocida como la “Tormenta”. Antes de la Tormenta, dicen los creyentes de QAnon, se cortará la electricidad, tal vez en todo el mundo, así como la mayoría de los medios de comunicación.

Los seguidores de QAnon llaman a este tiempo los “10 días de oscuridad”.

La pareja comenzó a entrenarse para escapar con ejercicios diseñados para probar su preparación. Cuando Don daba la orden, se apresuraban a vestirse y cargar lo esencial en el automóvil. A menudo, los simulacros se llevaban a cabo luego de que Don leía algo en línea.

“A veces simplemente estaba recostada en el sofá y él decía: ‘Creo que tenemos que preparar las cosas’”, dijo. “Por lo general, habría estado navegando en su teléfono antes y habría visto algo que había hecho que se le prendiera el foco”.

La noche en que se fue la electricidad, Ramona ayudó a subir al perro, la bolsa de emergencia y las armas al vehículo. Planeaban dirigirse a la casa de los padres de Ramona, pero cuando llegaron a la carretera principal, vieron luces azules parpadeando más adelante. Dos patrullas estaban aparcadas en el arcén.

Don acercó el automóvil y lo estacionó. Notificó a los demás que quería preguntarle a la policía qué estaba pasando.

“Quédate adentro”, le dijo a Ramona. “No te bajes del auto. Regreso en seguida”.

Caminó hasta la patrulla. Un policía bajó la ventanilla. Hubo un intercambio rápido de palabras antes de que Don se diera vuelta y regresara a la camioneta, su rostro con una expresión sombría que para Ramona podría haber sido ira o podría haber sido miedo.

Don dijo que los agentes le dijeron que un tráiler había chocado contra un transformador. Buena parte de la localidad no tenía luz.

“¿Significa esto que deberíamos regresar a casa?”, preguntó Ramona.

No, dijo Don. Él no creía la explicación de los agentes. Junto con el apagón en la Ciudad del Vaticano, era demasiada coincidencia.

“Eso es sólo lo que nos están diciendo”, advirtió Don a su hermano y a Ramona. “Es justo lo que quieren que creamos”.

Siguieron su camino y, tras salir de una curva, vieron el brillo neón de un centro comercial más adelante. Los autos hacían fila en un restaurante de comida rápida. La gente recogía una cena tardía mientras ella y Don se dirigían a enfrentar el fin del mundo.

Don dio vuelta al auto y se dirigió a casa.

Al día siguiente, descartó el incidente como un simple simulacro más y dijo que en realidad no se había asustado.

A Ramona le resultó más difícil dejar atrás el episodio. Su mente repasó las explicaciones de Don. ¿Por qué mentiría la policía sobre un corte de electricidad? ¿Qué tendría que ver un apagón en la zona rural de Tennessee con la Ciudad del Vaticano?

“Empecé a pensar: tal vez todo esto sea un engaño”, refirió. Pero cuando le confesó estas dudas a Don, él negó con la cabeza. Mantente fuerte, replicó. “Mantén la fe”, decía. “La tormenta se acerca”.

En los días y semanas siguientes, Don ideó nuevos entrenamientos. Despertaba a Ramona en medio de la noche y le decía que tenían que subir sus cosas al auto e irse de inmediato, sólo para decirle después que todo había sido una prueba. Se escondía en los armarios y salía repentinamente cuando Ramona pasaba por allí. Si ella gritaba sorprendida, él se enojaba y le decía que tenía que endurecerse si quería sobrevivir al fin de los tiempos.

Los simulacros sólo la pusieron más ansiosa y se asustaba más fácilmente. Hasta el día de hoy, odia las bromas pesadas y a veces le preocupa que alguien se esconda detrás de una puerta para sorprenderla.

“¿Qué vas a hacer cuando los militares vengan a ponerte en un campamento de la FEMA?”, le preguntó él después de que uno de sus ejercicios la hiciera romper en llanto.

EL ESCAPE

Al principio, las teorías de conspiración ayudaron a Ramona a darle sentido al mundo. Pero ahora su ansiedad aumentaba. Los simulacros constantes, el flujo continuo de contenido sobre tráfico sexual infantil y sacrificios satánicos era demasiado.

Ver videos divertidos en TikTok había sido una de las formas favoritas de Ramona para relajarse. Esa diversión ya no funcionaba. Ver a la gente reír o hacer tonterías sólo la entristecía. “Simplemente pensaba: ¿Sabe esta persona lo que se aproxima?”, señaló.

A veces, Ramona sentía que no podía recuperar el aliento. Le preocupaba el futuro. No dormía bien.

“En la noche, durante horas, simplemente revisaba el teléfono y buscaba y leía. Entre más leía, más ansiosa estaba”, dijo.

Además comenzó a pensar más y más en cómo ninguna de las predicciones y profecías expuestas en la teoría de QAnon se había hecho realidad. Trump no fue reelegido de manera aplastante en 2020. Las personas vacunadas no se habían convertido en zombis. No hubo ejecuciones públicas de miembros de la “Camarilla” en el National Mall, el complejo de monumentos en el centro de Washington. Los 10 días de oscuridad no llegaron. La Tormenta no había ocurrido.

Aproximadamente en esa época, una de las amigas de Ramona le dijo que se tomaría un descanso de las redes sociales —una “limpieza”, lo llamó— para ver si eso ayudaba a su salud mental. Ramona sintió curiosidad. En cierta manera, sabía que sus hábitos en las redes sociales estaban relacionados con su ansiedad. Súbitamente, decidió unirse a su amiga. Ahora cree que alguna parte de su cerebro vio eso como una salida.

“El desplazamiento apocalíptico (en el teléfono celular) es la manera en que solía afrontarla”, dijo, refiriéndose a su ansiedad.

La “limpieza” se alargó de días a semanas, y Ramona percibió que su mente se relajó. Se sintió más presente. Al estar sus pensamientos menos perturbados, su mente comenzó a deambular. Buscó a viejos amigos y pensó en el futuro con más esperanza.

No obstante, los hábitos son difíciles de romper. Tras semanas de ignorar las publicaciones en su muro, Ramona volvió a iniciar sesión en Facebook. Extrañaba el sentido de comunidad que había encontrado en los foros de QAnon —las personas, no las creencias— y quería reconectarse.

Pero el grupo de Facebook había desaparecido, purgado por el mismo Facebook. Para entonces, QAnon había sido vinculado a un número creciente de incidentes violentos, así como a los intentos de Trump por anular las elecciones de 2020. Tras darle una plataforma gratuita a la teoría conspirativa durante años, Facebook la desconectó. Ramona nunca pudo despedirse.

“No había a dónde ir. Simplemente desapareció”, apuntó. “En ese momento, creo que yo había decidido que ya no la necesitaba”.

A Don no le gustó cuando Ramona le dijo que ya no quería involucrarse con las teorías de conspiración. Tampoco le gustó cuando mencionó que quería volver a la escuela y terminar sus estudios.

Un día las discusiones se tornaron violentas, refirió Ramona. Don siempre había hecho que ella se sintiera segura y protegida, pero después de que la golpeó, supo que eso nunca sería así. Fue la última pista que necesitaba.

“Comencé a darme cuenta de que tenía que salir”, dice.

Se mudó de casa de Don y se quedó en los sofás de sus amigos por un tiempo y luego, unos meses después, volvió a matricularse en la universidad. Reconectó con amigos y también hizo algunos nuevos. Empezó a salir con un antiguo amigo de la secundaria. Se hicieron novios después de unos meses y se casaron en 2022.

Ramona habló por última vez con Don hace unos dos años. Ella acababa de vacunarse contra el COVID-19. Cuando se lo dijo, lo escuchó llorar suavemente por teléfono.

“Me dijo: ‘Bueno, te vas a morir en menos de un año’”, recuerda Ramona.

Ese año pasó y luego otro. Ramona se graduó y consiguió un trabajo como maestra de alumnos de quinto grado. Sus días y pensamientos están llenos de estudiantes y planificación de lecciones, en lugar de simulacros nocturnos, bolsas de emergencia y tormentas que nunca llegaron.

Pennsylvania automatic voter registration boosts sign-ups, but not a political party, data shows

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Table top voting booths are stored at the Allegheny County Election Division warehouse on the Northside of Pittsburgh, Friday, Nov. 6, 2020. New data from automatic voter registration at Pennsylvania driver’s license centers shows that sign-ups have grown but remain almost evenly divided between the political parties in the presidential battleground state. (Photo: AP/Gene J. Puskar/File)

HARRISBURG, Pa. — New data from automatic voter registration at Pennsylvania driver’s license centers shows that sign-ups have grown, remain almost evenly divided between the political parties and do not significantly favor one party over another in the presidential battleground state.

The latest data, published Wednesday by Pennsylvania’s elections office, tallies just over four months of new voter registrations since Gov. Josh Shapiro announced the change in September to make it easier for people to register and for counties to manage voter rolls.

It shows about a 45% increase in sign-ups at driver’s license centers compared with those during a similar period two years ago.

It also shows little change in the partisan mix of those registering under the new system, despite accusations by Donald Trump that Democrats would use it to “steal Pennsylvania.”

If anything, the new automatic voter registration system — which is the subject of a lawsuit by Republican lawmakers — has favored the GOP.

Of about 47,300 new voter registrations, 35% chose independent or a third party, 34% opted for Republican and 31% went with Democratic, according to the data. By comparison, during a similar period two years ago, there were about 32,500 new voter registrations, with a breakdown of 35.5% Democratic, 34% independent or a third party and 30.5% Republican.

The state didn’t start publishing the data until recently.

Democrats have a slight registration advantage overall in Pennsylvania, with about 45% of voters to 40% for Republicans, according to state statistics. However, the party’s margin has been shrinking steadily over the past decade.

States began enacting automatic voter registration in 2015, and versions of it have now spread to 24 states and the District of Columbia, according to the National Conference of State Legislatures. Most of those are left-leaning, but they also include Republican-controlled Alaska, Georgia and West Virginia.

Under Pennsylvania’s new system, when people go to a driver’s license center to obtain or renew a license, the computers there generate a prompt that says they will be registered to vote “unless you decline to register.”

Previously users were asked if they wanted to register and had to affirmatively check a box saying “yes.”

States have been required to offer voter registration at driver’s license centers since Congress passed the National Voter Registration Act in 1993.

However, Republicans warned that automatic registration in Pennsylvania would lead to illegal voting. Last week a group of conservative state lawmakers sued in federal court to block it, saying the governor didn’t have the authority to enact it without legislative approval.

Shapiro’s administration has said it had full legal authority under existing state law and already had protections in place to prevent noncitizens or those under age 18 from being offered registration.

Other states that adopted automatic registration, including Republican-controlled Georgia, have reported an increase in registrations and no problems with noncitizens signing up.