Imagen del Capitolio en la capital estadounidense.

En el complejo entramado de normas y tradiciones que rigen las elecciones en EE. UU., una particularidad resalta: la votación de representantes y cargos electos se lleva a cabo regularmente el primer martes de noviembre.

Aunque pueda parecer un detalle trivial, esta fecha no es casualidad, sino que tiene raíces históricas y legales profundamente arraigadas.

La elección de un día específico de la semana para celebrar las elecciones no es exclusiva de EE. UU. En sus inicios, los países europeos eligieron varios días de la semana para sus procesos electorales, pero en el caso de EE. UU., la selección de los martes se remonta a una combinación de razones históricas y logísticas.

El origen de la selección de los martes se encuentra en un Estados Unidos agrario del siglo XIX. En esa época, la mayoría de la población vivía en áreas rurales y viajar era un desafío considerable.

Para facilitar que las personas pudieran llegar a los centros de votación, se eligió un día que permitiera el viaje antes del día de la elección, pero que no interfiriera con los días de descanso por motivos religiosos: el sábado podrían votar los cristianos pero no los judíos, que celebran su día sagrado (el sabbat), y el domingo al revés.

Así, los martes se convirtieron en la elección lógica, ya que permitían a los votantes viajar los lunes después de la jornada laboral y ejercer su voto el martes. Este diseño buscaba garantizar la participación de los ciudadanos, especialmente aquellos que vivían en zonas rurales y necesitaban tiempo para trasladarse.

En declaraciones a la Voz de América, el profesor de ciencias políticas en la Universidad de Florida, Michael McDonald, explicó que, según su opinión, esta posición es “acertada”.

“Los martes son un día laborable, pero no es un día de semana clave para la mayoría de los negocios. Esto significa que las personas tienen más probabilidades de tener tiempo libre para votar”, resaltó el profesor.

Normativa legal

La selección de celebrar las votaciones los martes fue formalizada posteriormente. En 1845, el Congreso de EEUU aprobó la Ley de Elecciones, estableciendo que las elecciones para miembros de la Cámara de Representantes se celebrarían el primer martes después del primer lunes de noviembre.

Esta elección no era aleatoria; se buscaba asegurarse de que no coincidiera con el Día de Todos los Santos, una celebración católica que se celebra el 1 de noviembre.

La opción de esta fecha también se alinea con las condiciones climáticas en gran parte del país, ya que noviembre no suele tener temperaturas extremadamente frías que puedan dificultar el viaje a los centros de votación.

Además, la primavera era la temporada de siembra, el verano se dedicaba para trabajar los campos y cuidar los cultivos, pero en noviembre, la cosecha de otoño había terminado, de acuerdo a la Enciclopedia Británica.

Aunque la selección de los martes tiene fundamentos históricos y legales, ha sido objeto de debate y controversia. Algunos argumentan que la jornada debería cambiarse para hacer más accesible la participación de los electores modernos, muchos de los cuales tienen obligaciones laborales y familiares que dificultan su presencia en las urnas en esos días.

En 2020, el representante de la Cámara Baja Steve Cohen presentó una legislación denominada «No Excuses Voting Act», que proponía cambiar la jornada de las votaciones generales al primer fin de semana de noviembre, con el objetivo de fomentar una mayor participación electoral. Este tipo de propuestas indican que la elección de la jornada para las votaciones sigue siendo un tema de discusión en EEUU.

Y, si bien es cierto que el voto por correo es una opción, en 16 estados, como Texas o Arizona, el elector aún debe presentar una justificación para usar dicho recurso, según contó a la Voz de América el politólogo Eduardo Gamarra, que además manifestó su preocupación sobre la participación de los hispanos.

Las razones que se consideran válidas para aceptar el voto por correo varían según el estado: algunos permiten justificarlo si el elector está enfermo, incapacitado o no puede votar en persona por otros motivos, mientras que otros aceptan respaldarlo si el votante estará fuera de su condado de residencia el día de las votaciones.

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