Las comunidades latinas en la zona de las Montañas Rocosas temen celebrar antes de tiempo la transición a un nuevo presidente en Estados Unidos. EFE/EPA/JIM LO SCALZO/Archivo

Denver (CO), (EFE News). – Las comunidades latinas en la zona de las Montañas Rocosas temen celebrar antes de tiempo la transición a un nuevo presidente en Estados Unidos, prefiriendo postergar esas celebraciones hasta que el demócrata Joe Biden asuma la máxima responsabilidad del país, para estar seguros de que Donald Trump dejará en cargo.

Dirigentes comunitarios de Colorado y Utah indicaron este lunes por separado que “todavía se debe esperar para celebrar” ante la preocupación de que el presiente Trump logre de alguna forma permanecer en su puesto, lo que significaría “la continuidad de políticas públicas y retórica antiinmigrante”.

En Colorado, según la Oficina del Censo, viven 1,2 millones de latinos, o 22 % de la población del estado. Y casi la mitad de ellos (unos 570.000) son inmigrantes, incluyendo unos 150.000 indocumentados, según cálculos del Pew Research Center.

En Utah, según las mismas fuentes, los latinos son el 14,4 % de los 3,2 millones de habitantes, con unos 272.000 inmigrantes, incluyendo unos 92.000 indocumentados.

Y en ambos estados, como en el resto del país, los latinos (inmigrantes o no) han sido desproporcionadamente impactados por la pandemia del coronavirus, una situación que, según Mayra Cedaño, directora ejecutiva de Comunidades Unidas en Utah, se agravó por “el desagradable racismo y la xenofobia” fomentados, según la dirigente, por la Administración de Trump.

Desde enero de 2017, cuando Trump asumió Presidencia, comenzó un acoso racial y social hacia los latinos que “generó el temor de interactuar con otros”, dijo Cedaño, y consideró que ese temor no se disipará con el cambio presidencial.

Este año, por la falta de ayuda gubernamental hacia las familias latinas afectadas por la pandemia, o porque esa ayuda llegó tarde o resultó insuficiente, o bien por el miedo de los hispanos a pedir ayuda, muchos de ellos “pagaron con sus vidas”, aseveró Cedaño al lamentar “el gran daño que se nos ha hecho”.

Y el hecho que el presidente Trump siga sin aceptar el resultado de las elecciones de noviembre genera “aun más temor en la comunidad” ante la creencia de Biden no será presidente.

En el oeste de Colorado, la primera zona de ese estado impactada por la covid-19 y luego durante el verano por incendios forestales sin precedentes, la pandemia exacerbó la difícil situación de unos 10.000 inmigrantes mexicanos quienes aún hoy no han podido superar el desempleo, obtener conectividad a internet o dejar atrás el hambre y la inseguridad alimenticia.

“El 38 % de las personas latinx no blancas (en el oeste de Colorado) tienen problemas actualmente para llevar alimentos a la mesa, comparado con el 25 % de los blancos”, comentó Ellie Agar, directora de comunicaciones de Colorado Sin Hambre, puntualizando que esa cifra se eleva a 45 % en el caso de familias con hijos.

Y aunque recientemente el estado de Colorado destinó cinco millones de dólares para bancos de comida y pese a que durante el fin de semana el presidente Trump firmó una nueva ley de estímulo económico que incluye a familias con estatus migratorio mixto, “llevará mucho tiempo revertir una situación de hambre que es tres veces superior a la que vimos en 2008”, dijo Agar, en referencia a la recesión económica que comenzó aquel año.

En ese contexto, ni siquiera un cambio de presidente parece ser motivo suficiente para celebrar, especialmente porque “los inmigrantes están cada vez más aislados por el miedo y, ahora que llegó el invierno, el hambre, el desempleo y la incertidumbre llevarán a que muchos más inmigrantes sufran de crisis de salud mental”, según reportaron este domingo las autoridades del Condado Eagle, una de las principales áreas turísticas de Colorado.

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