Fotografía de archivo de Todd Robinson, secretario adjunto de la oficina de Asuntos Antinarcóticos y de Aplicación de Ley del Gobierno estadounidense. (Foto: EFE/Mauricio Dueñas Castañeda)

El Gobierno de Estados Unidos descartó este lunes catalogar el fentanilo como un arma de destrucción masiva, algo que han pedido algunos republicanos, puesto que ya cuenta con las «herramientas necesarias» para combatir este opioide sintético.

«Por ahora no vemos que catalogar el fentanilo como arma de destrucción masiva nos dé ninguna competencia que no tengamos», dijo en una llamada con periodistas Todd Robinson, encargado de la oficina antinarcóticos del Departamento de Estado.

Robinson opinó que los Departamentos de Estado y de Justicia, así como la agencia estadounidense antidrogas (DEA, en inglés), ya cuentan con «las herramientas necesarias para perseguir a las redes que trafican con esa droga».

Algunos fiscales de estados gobernados por republicanos, como Florida, han pedido al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que catalogue el fentanilo como arma de destrucción masiva a fin de destinar más recursos y una mayor coordinación para combatirlo.

El fentanilo es un potente opioide sintético fabricado por cárteles mexicanos a partir de precursores químicos provenientes de China y traficado a Estados Unidos, donde el año pasado murieron más de 70.000 personas por sobredosis de esta sustancia.

Estados Unidos lanzó el viernes pasado una coalición global contra el tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas con más de 80 países, entre ellos México.

Robinson ensalzó este lunes la cooperación con el Gobierno mexicano en este asunto a pesar de que el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, ha puesto en cuestión que en México se fabrique fentanilo.

El funcionario aseguró que ambos países tienen una «relación excelente» y que están trabajando para «incrementar» la cooperación en ambos lados de la frontera común.

«Estoy muy orgulloso de nuestros contrapartes de México», subrayó Robinson, quien destacó además que el país latinoamericano «ha reconocido» que también sufre la «propagación» del fentanilo.

En cambio, Robinson opinó que China, país que no se ha sumado a la coalición, «podría hacer mucho más» a la hora de monitorear y compartir información sobre los precursores.

«Todos sabemos que hay empresas en China que juegan un papel muy importante en la distribución de los químicos que se usan para fabricar estas drogas», afirmó.

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