El estado de Nueva York se mantiene como el gran epicentro de la pandemia en Estados Unidos, con 359.926 casos confirmados y 29.031 fallecidos, una cifra parecida a la de España y solo por debajo del Reino Unido e Italia. EFE/Justin Lane/Archivo

El también conocido como “Día de los Caídos o de la Recordación” en español, este 2020 tiene un rostro distinto.

Las más de 100,000 muertes causadas por el COVID-19 han cambiado el Día de los Caídos para siempre. Esta guerra contra este enemigo invisible mortal no puede ser detenida por aviones, bombas y soldados bien armados y no se libra en tierras lejanas donde no sufrimos los efectos nocivos de una guerra.

Y como podemos comprobar cada día, es una guerra internacional cuyo alcance está devastando economías de los países más poderosos y destruirá a muchas de las más pobres y emergentes.

Este año se cancelaron los eventos públicos para honrar a los muchos veteranos de guerras pasadas, y los cementerios donde están enterrados no lucen como otros años.

En celebraciones pasadas, ni siquiera se había prestado una mención especial a las personas de color que han muerto sirviendo este país. En particular a nativo americanos, negros y latinos.

Esta guerra contra el virus ha visto morir a estas minorías étnicas en mayor número que sus contrapartes caucásicas.  Además del golpe económico que impacta en especial a estas poblaciones, se suma a lo que se consideran daños colaterales de cualquier guerra.

Así se le ha denominado a esta Pandemia, una nueva guerra, por eso a esta conmemoración necesitamos agregar a las víctimas de la primera línea de la atención médica; y los muchos veteranos deportados a quienes -como inmigrantes – se les prometió la ciudadanía al ir a luchar para defender este país, una promesa que nunca se cumplió. Muchos de estos veteranos terminan muriendo fuera del país que amaban y por el que lucharon.

Si bien, por fin, tuvimos un monumento conmemorativo en Washington DC colocado en la plaza para la Guerra de Vietnam, necesitaremos un monumento aún más grande para honrar a todos los muertos de esta guerra actual.

Históricamente, a menudo se ha sido inmune a la profundidad del sufrimiento de muchos otros países, porque nuestras guerras se libraron en sus costas. Pero ahora estamos sufriendo una guerra que se libra aquí en casa con demasiadas familias afectadas.

Por lo tanto, el “Día de los Caídos” es el momento adecuado para reconocer todas las vidas perdidas en las guerras, pero también para que nosotros hagamos lo propio al combatir lo que ahora amenaza nuestro planeta. Si bien algunos de nosotros quisiéramos participar en una “Marcha por la Paz”, debemos darnos cuenta de que está en nuestras manos poner fin a las muertes por este virus escuchando a los científicos y médicos, y tomando las medidas necesarias para avanzar en el aplanamiento de la curva.

Estamos frente a una gran oportunidad, ante un momento serio de reflexión, oración y acción para levantar los nombres y los espíritus de los que hemos perdido, y trabajar en solidaridad para proteger y defender la vida de todos los que nos rodean.

¡JUNTOS PODEMOS HACER LA DIFERENCIA!

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