personas de diversas religiones se han unido a las protestas. Foto Perla Lara 7 de junio Condado de Montgomery PA.

Washington, DC. – Las iglesias siempre han jugado un papel central en la lucha de la comunidad afroamericana. El templo permitía organizarse y sirvió de altavoz a reverendos como Martin Luther King Jr. en los años 60, pero ahora el movimiento «Black Lives Matter» reniega de esas estructuras y quiere dar más relevancia a mujeres, jóvenes y homosexuales.

«Durante décadas y décadas, los afroamericanos no podían organizarse, no podían reunirse en ningún sitio a excepción de las iglesias. Y la iglesia era uno de los pocos lugares donde se podía construir una comunidad y donde se ofrecían oportunidades para el liderazgo negro», dice a Efe el catedrático afroamericano Vincent Lloyd.

Sin embargo, ahora, las redes sociales han abierto una nueva vía para organizarse de manera horizontal, sin que haya un solo líder, sino muchos.

Rev Al Sharpton Foto agencias

«BLACK LIVES MATTER» toma distancias

Para Lloyd, lo primero que hay que entender es que el movimiento «Black Lives Matter» (Las vidas negras importan) ha hecho un «esfuerzo consciente» para separarse del liderazgo heterosexual del hombre negro, encarnado en figuras como los reverendos Martin Luther King Jr., Jesse Jackson y Al Sharpton.

A cambio, las protestas han puesto en primera línea a quienes más sufren por el racismo: mujeres, jóvenes y miembros del colectivo de lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersexuales y queers (LGTBIQ).

Los activistas se han distanciado de la moral cristiana que predominó el movimiento en los años 60 y han acompañado sus peticiones de justicia racial con respeto para todas las identidades de género. La idea es igualdad para todos en todos los aspectos. De hecho, «Black Lives Matter» nació en 2013 como el resultado de la alianza de tres mujeres afroamericanas que se identifican como queer: Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi.

Crearon el movimiento en respuesta al asesinato del adolescente negro Trayvon Martin y, desde el principio, su objetivo fue favorecer la aparición de nuevos líderes en la comunidad negra.

Rev Jesse Jackson Foto agencias

«Para participar en ‘Black Lives Matter’ no puede ser un seguidor, un discípulo, se tiene que ser un líder en sí mismo», enfatiza Lloyd, experto en política, raza y religión.

TENSIÓN CON LAS GENERACIONES MÁS MAYORES DE AFROAMERICANOS

La actitud irreverente del movimiento ha generado tensiones con generaciones aún ligadas a los valores cristianos y que prefieren que los jóvenes se concentren en asuntos más tradicionales como igualdad económica y política para los afroamericanos, en vez de lanzar consignas por la igualdad sexual.

Cortesía Mark Novales

Desde hace décadas, parte de la comunidad negra ha rechazado la transversalidad de la que ahora defiende «Black Lives Matter» argumentando que es mejor enfocarse en lo que les afecta directamente.

Pero a pesar de las tensiones, de puertas para afuera, la comunidad negra permanece unida.

El pasado domingo 7 de junio, decenas de iglesias negras de Washington celebraron misas virtuales en honor al afroamericano George Floyd, que falleció el 25 de mayo después de agonizar durante más de 8 minutos mientras un agente presionaba su rodilla contra su cuello, y otros dos el pecho y el abdomen; una escena grabada en vídeo y que ha desatado indignación en todo EE. UU. replicando protestas en más de 30 países.

Cortesía Mark Novales

El propio funeral de Floyd en Minneapolis `estuvo lleno de cánticos religiosos y a él asistieron importantes figuras del movimiento de los años 60, como el reverendo Jesse Jackson. Y, hace seis años, en las protestas de Ferguson (Misuri) por la muerte del afroamericano Michael Brown, las iglesias sirvieron de refugio a los activistas, que durmieron en el suelo mientras en las calles seguían las cargas policiales y gases lacrimógenos.

LA OTRA CARA: LA DERECHA CRISTIANA DE LOS BLANCOS

En las protestas, sin embargo, también se ha visto la otra cara de la religión: la derecha cristiana principalmente evangélica que ganó fuerza con la abolición de la segregación racial en las escuelas. Coincidiendo con ese momento, los evangélicos comenzaron a crear sus propias escuelas donde se podía orar y, al final de la en la década de los 70, ganaron tanta fuerza que el Partido Republicano tuvo que incluir en su ideario algunos de sus valores socialmente conservadores, como la oposición al aborto. En 2016, el presidente, Donald Trump, se hizo con la Casa Blanca en parte gracias al apoyo de este grupo y confía en repetir la jugada en los comicios de noviembre. Por eso, a una semana de la muerte de Floyd, que hizo que resucitara el movimiento, las fuerzas de seguridad dispersaron por la fuerza una protesta pacífica frente a la Casa Blanca con el único objetivo de hacerse una foto en una iglesia mientras sostenía una Biblia.

Reunión de pastores orando por la paz y la sanación en la ciudad de Filadelfia, 6 de junio

«Al sostener la Biblia está enviando un mensaje claro a los evangélicos blancos. Estoy de su lado y Dios me ha elegido para este momento», sostiene el historiador John Fea, autor del libro «Believe Me: The Evangelical Road to Donald Trump».

Hasta ahora, las protestas se han extendido durante más de diez días y han llegado a 650 ciudades en los 50 estados del país, en las que cada vez más se observan más diversidad de personas, de diferentes procedencias étnicas, ideológicas y creencias religiosas, que están desafiando el distanciamiento social con tal de demostrar su indignación y que la fuerza esta en la unión.

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