Fotograma cedido por Climate Productions de una escena del documental "Price of Paradise: Surviving Hurricane Ian". (Foto: EFE/Climate Productions)

Ana Mengotti

«La comunicación de los peligros reales de los huracanes nunca ha sido lo suficientemente buena», dice a EFE Jonathan Petramala, un «cazador» de fenómenos meteorológicos que acaba de estrenar un estremecedor documental sobre el huracán Ian con un mensaje claro: Huyan del peligro.

«Huracanes, tornados, ventiscas, incendios forestales… Lo he visto todo», dice Petramala por teléfono desde Texas, adonde viajó para captar con sus cámaras un tornado.

Petramala y sus socios en Climate Productions, Brandon Clement y Andy Coates, estrenaron este viernes en el Festival Cinematográfico Sunscreen de St. Petersburg (Florida) «Price of Paradise: Surviving Hurricane Ian» (El precio del paraíso: Sobrevivir al huracán Ian).

A falta de poco más de un mes para que comience oficialmente la temporada de huracanes en la cuenca atlántica (1 de junio-30 de noviembre), este documental se convierte en un recordatorio de lo potentes y peligrosas que son las fuerzas de la Naturaleza.

PONER TIERRA POR MEDIO

También muestra el riesgo de no cumplir con las recomendaciones y órdenes de evacuación de las autoridades cuando esas fuerzas se desatan, por eso Petramala quisiera proyectar el filme en escuelas y centros comunitarios de Florida, uno de los que más sufren los embates de los huracanes en EE. UU.

«Hicimos este documental para cambiar la forma en que la gente piensa acerca de los huracanes», dice Petramala, quien es el guionista y productor de la película.

«Esperamos que los espectadores salgan de ‘Price of Paradise’ con una comprensión más profunda del impacto humano de estas tormentas y cuán cerca pueden estar la vida y la muerte con cada decisión que tomamos», agrega.

Las imágenes de «Price of Paradise: Surviving Hurricane Ian», especialmente la tomada con una cámara colocada en un poste de teléfonos en el lugar por donde Ian entró a territorio de Florida el 28 de septiembre de 2022, son estremecedoras, tanto o incluso más que los testimonios de los que arriesgaron sus vidas quedándose en sus casas en Ft. Myers Beach y vivieron para contarlo.

«En el vídeo se ve una casa flotando en el agua y alejándose en la imagen. Había dos personas y sus perros dentro de esa casa y milagrosamente sobrevivieron», dice Petramala.

No tuvieron la misma suerte las 55 personas que fallecieron ahogadas a consecuencia de Ian, que en total causó 156 muertes en EE.UU.

Ian tocó tierra el 28 de septiembre con vientos máximos sostenidos de 250 km/h (155 mph) y una marejada ciclónica de 17 a 20 pies (de 5,1 a 6 metros) que entró a tierra y causó una gran devastación en esa parte de la costa floridana de Golfo de México.

EL AGUA LE GANA AL VIENTO

Petramala y el equipo de la compañía ClimateProductions grabaron primero el paso de Ian por el oeste de Cuba y después se trasladaron al suroeste de Florida siguiendo al huracán, que antes de tocar tierra en el estado sureño llegó a tener vientos de hasta 257 km/h, correspondientes a la categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson.

«La mayoría de nosotros, si cerramos los ojos para pensar en huracanes, pensamos en el viento, pero la realidad es que el agua es lo más peligroso», dice con seguridad Petramala.

Cuando se le pregunta si es por la crisis climática responde: «el agua siempre ha sido lo más peligroso, pero la comunicación de los peligros reales de los huracanes nunca ha sido lo suficientemente buena».

Hasta ahora, para los «cazadores» de huracanes era demasiado peligroso capturar imágenes de la marejada ciclónica, pero gracias a la cámara remota «pudimos verlo en tiempo real desde el principio hasta el pico y después de que el agua retrocedió.

Petramala indica que desde hace un tiempo está abierto el debate acerca de si los boletines y advertencias meteorológicas cuando hay huracanes en camino deberían hacer más hincapié en el peligro de la subida del mar, pero subraya que lo importante es prepararse y evacuar a tiempo en caso de que la amenaza sea severa.

«He cubierto desastres en todo el país. Ningún ser humano con el que haya hablado después me ha dicho: ‘Me alegro de haberme quedado'», subraya.

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