Fotografía del interior de una celda. (Foto: EFE/Antoni Belchi)

Miami, EE.UU.- Michael Hernández, que fue sentenciado a cadena perpetua por matar a cuchilladas a un compañero de escuela cuando tenía 14 años, murió en la cárcel de Florida en la que cumplía su condena, informan este domingo medios locales.

Hernández, de 31 años, murió el jueves en la Columbia Correctional Institution, en Lake City, en el norte del estado, pero no se ha informado la causa de su deceso.

El Departamento de Correccionales de Florida explicó hoy que el Departamento de Aplicación de la Ley estatal, junto con la Oficina del Inspector General de correccionales, investigan la muerte de Hernández mientras el médico forense efectúa una autopsia.

El hombre había sido sentenciado por asesinar en febrero de 2004 a su compañero Jaime Gough, a quien le asestó unas 40 cuchilladas en una caseta de un baño de la escuela Southwood Middle en Palmetto Bay, un suburbio al sur de Miami, en el que fue un caso que conmocionó a la opinión pública nacional.

En 2008, un jurado lo encontró culpable y desestimó el argumento de la defensa sobre su condición mental y su fijación por querer convertirse en un asesino en serie.

Al sentenciado se le encontró en su diario una lista de personas a las que quería matar y el mismo día del hecho trató sin éxito de emboscar en el baño a otro alumno de la escuela, Andre Martin, hoy convertido en un policía de Miami-Dade y, según recoge el diario Miami Herald, con «sentimientos encontrados» tras conocer la noticia.

«Mi más sentido pésame para los padres de Jaime Gough y para toda la familia Gough. Y la familia Hernández, ellos no fueron los que cometieron un crimen y perdieron a un miembro de la familia», declaró Martin al medio.

Tras ser detenido, Hernández negó ser el asesino, pero luego confesó a los policías con lujo de detalles cómo tendió una emboscada a la víctima, a la que primero degolló, y una vez que se cercioró que estaba muerto escondió el arma homicida en un compartimento oculto de su mochila y se dirigió a clase.

En 2016 fue nuevamente sentenciado a cadena perpetua por matar a Gough, quien hoy tendría 32 años, en un nuevo proceso celebrado luego de que la Corte Suprema prohibiera las cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional para menores de edad condenados por asesinato.

El magistrado John Schlesinger lo devolvió a prisión de por vida tras conocerse que mantenía su fijación por los asesinos en serie y la violencia.

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