Fotografía de archivo donde aparecen estudiantes de tercer año mientras utilizan sus ordenadores para atender la clase. (Foto: EFE/ETIENNE LAURENT)

vuelven a las clases presenciales tras más de un año en casa por la pandemia.

Aunque en el país las restricciones dependen en gran medida de los estados, y algunas ya habían flexibilizado las de los centros educativos, este mes de septiembre es el primero desde 2020 en el que la práctica totalidad de los colegios han abierto sus puertas.  El uso del cubrebocas para personal y alumnos ha suscitado el descontento de algunos, debido a la politización que hay en EE. UU. sobre el uso de la mascarilla, que protege al otro mas que a uno mismo, ya que así se evita que se esparzan eventuales microgotas que contengan el coronavirus u otros gérmenes.

LOS PROFESORES, A FAVOR DE LAS MASCARILLAS

A favor de la mascarilla se ha posicionado la Asociación Nacional de Educadores (NEA, en inglés), el mayor sindicato de profesores con más de 450.000 miembros activos, que ha denunciado las situaciones complicadas que varios de sus docentes han tenido que afrontar ante padres de alumnos.

De hecho, en las últimas semanas la NEA ha recibido informes sobre padres que han ido a romperle la mascarilla a educadores y que los han insultado por «obligar» al uso de esta protección.

En una entrevista con Efe, el secretario y tesorero de esta organización, Noel Calendaria, lamentó que «desafortunadamente» los padres estén haciendo todo esto enfrente de sus hijos: «Es un muy mal ejemplo», aseguró.

Ante estos incidentes, Calendaria, que es maestro de Educación Especial, insistió en que la asociación quiere las escuelas abiertas y, «para ello, los estudiantes deben regresar a las aulas de una manera en la que puedan estar dentro» sin preocuparse de ser contagiados.

ATAQUES E INSULTOS DE PADRES

En estados como Florida, de gobernador republicano, han tratado de impedir el uso de la máscara obligatoria en las escuelas; mientras que el distrito escolar de Los Ángeles, controlado por los demócratas, ha ordenado la vacunación de todos los alumnos de más de doce años.

Dos ejemplos de la división en el país, que también se refleja en la decisión tomada por muchas familias que, ante la ansiedad y el estrés generados por el prolongado cierre, optaron por cambiar de estado en busca de mayores controles o escuelas abiertas.

Es el caso de Andrew, padre de tres hijas y que pidió no dar su apellido, que decidió quedarse este mes en el norte Florida para el inicio de curso en lugar de regresar a Washington D.C., donde residían, debido a la «enorme incertidumbre todavía existente».

CRECE LA EDUCACIÓN EN CASA

«Siento que hemos sido demasiado duros con los niños. Nos hemos olvidado de la importancia de la educación», aseguró a Efe.

En Texas, otros padres han decidido retrasar el ingreso en la escuela de sus hijos y han optado por la enseñanza en casa, una modalidad cada vez más habitual en EE. UU.

«Decidimos esperar un poco más y enfocarnos en el aprendizaje en el hogar hasta que los casos desaparezcan, ya que vimos que los niños de su edad se estaban infectando a un ritmo alto», explicó a Efe Justin Adoue, padre de dos niños de uno y tres años.

Según datos de la organización educativa Ed Source, cerca de 35.000 familias presentaron una declaración jurada ante el estado de California en los últimos meses para abrir una escuela privada en su hogar de cinco o menos estudiantes, más del doble que para el año escolar 2018-2019, antes de la pandemia.

Este contraste de opiniones y estrategias de padres e instituciones públicas ha provocado un caos sin precedentes en el regreso a las escuelas en EE. UU., un país en el que la polarización política ha llegado hasta los pupitres de los más jóvenes.

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