ARCHIVO - Esta fotografía muestra el Pentágono desde el avión presidencial, el 2 de marzo de 2022, en Washington. (AP Foto/Patrick Semansky, archivo)

 Un caza estadounidense derribó el domingo un “objeto no identificado” sobre el lago Hurón por orden del presidente Joe Biden, el cuarto derribo de ese tipo en ocho días y la operación militar más reciente en una extraordinaria cadena de sucesos en el espacio aéreo de Estados Unidos, que según funcionarios del Pentágono no tiene precedentes en tiempos de paz.

Parte de la razón de los repetidos derribos es una “alerta intensificada” luego de que un globo espía de China fue detectado sobre el espacio aéreo estadounidense a finales de enero, dijo el general Glen VanHerck, jefe del Comando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD, por sus siglas en inglés) y del Comando Norte de Estados Unidos, en una reunión con reporteros.

Desde entonces, aviones caza han derribado objetos sobre Canadá y Alaska en los últimos días. Funcionarios del Pentágono indicaron que no representaban amenazas a la seguridad, pero se conocía tan poco acerca de ellos que los funcionarios militares no estaban descartando nada, ni siquiera ovnis.

“Hemos estado escudriñando más de cerca nuestro espacio aéreo a estas altitudes, incluso mediante el aumento de la potencia de nuestro radar, lo que podría explicar el incremento, al menos en parte”, señaló Melissa Dalton, subsecretaria de Defensa para defensa nacional.

Las autoridades estadounidenses han especificado claramente que monitorean constantemente el radar en caso de que aparezcan objetos desconocidos, y no es raro que cierren el espacio aéreo como precaución para evaluarlos. Pero la respuesta inusualmente enérgica estaba generando cuestionamientos acerca de si estaba justificado el uso de tal fuerza, en especial luego de que funcionarios gubernamentales dijeron que los objetos no representaban una gran preocupación para la seguridad nacional y que los derribos se efectuaron por precaución.

VanHerck dijo que Estados Unidos ajustó su radar de forma que pudiera rastrear objetos que se desplazan más lentamente. “Con algunos ajustes, ahora hemos podido obtener una mejor categorización de los rastreos que efectúa el radar”, manifestó, “y es por eso que creo que están viendo estos, además de que hay una alerta intensificada para buscar esta información”.

“Creo que esta es la primera ocasión que dentro de Estados Unidos o en espacio aéreo estadounidense el NORAD o el Comando Norte de Estados Unidos han emprendido una acción cinética contra un objeto en el aire”, señaló.

Cuando se le preguntó si las autoridades han descartado que se trate de seres extraterrestres, VanHerck respondió: “En este momento no he descartado nada”.

Los funcionarios del Pentágono dijeron que aún estaban tratando de determinar qué eran los objetos exactamente, y señalaron que habían pensado utilizar las ametralladoras de los cazas en lugar de misiles, pero resultó ser demasiado difícil. También establecieron una fuerte distinción entre los tres objetos derribados el fin de semana y el globo de China.

La extraordinaria actividad de defensa antiaérea comenzó a finales de enero, cuando apareció sobre Estados Unidos un globo blanco que, según Washington, era de origen chino y sobrevoló el país durante días antes de que los cazas lo derribaran frente a la costa de Myrtle Beach, Carolina del Sur. Ese suceso fue transmitido en vivo vía internet. Desde entonces muchos estadounidenses han quedado cautivados por el dramatismo de cazas que derriban objetos.

El último en ser derribado fue detectado por primera vez el sábado por la noche encima del estado de Montana, pero en un principio se pensó que era una anomalía. El radar volvió a detectarlo el domingo sobrevolando la península superior de Michigan y el lago Hurón, señalaron funcionarios del Pentágono.

Las autoridades estadounidenses y canadienses habían restringido cierta parte del espacio aéreo sobre el lago horas antes para que los cazas partieran para interceptar e intentar identificar el objeto. Era octagonal, con cuerdas colgando, pero no tenía carga útil perceptible. Volaba a baja altitud, a unos 20.000 pies (6.000 metros), según uno de los funcionarios, que habló con la AP a condición de guardar el anonimato.

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