ARCHIVO/EFE/AARON M. SPRECHER

La Oficina del Sheriff del Condado de Tulare en California, comunicó que el suceso se produjo en torno a las 3.30 horas de la madrugada (11.30 GMT) en la vivienda número 6800 de Harvest Road, un domicilio que la semana pasada fue registrado por tráfico de drogas y donde se detuvo a un varón e incautaron armas, marihuana y metanfetamina.

Los agentes encontraron 2 personas sin vida en la puerta de la casa, otra en una cama en el interior de la misma y 3 más en una zona aledaña de esta localidad rural de unos 5.000 habitantes situada en el Valle Central del estado de California.

El sheriff del condado de Tulare, Mike Boudreaux, concretó en un comunicado que entre las víctimas se encontraban una madre de 17 años, su bebé de 6 meses y una anciana, todos abatidos con disparos en la cabeza.

Al parecer, según el relato del sheriff, la madre adolescente intentaba huir con su hijo cuando fue asesinada.

Aunque no se ha revelado la identidad de los fallecidos, trascendió que el resto de las víctimas son 3 hombres, uno de los cuales fue reanimado y trasladado al hospital más cercano, donde murió a consecuencia de las heridas de bala.

Debido a los daños causados en el rostro de las víctimas, aún no se ha podido identificar si entre estos estaba el hombre detenido la semana pasada.

Por otra parte, 2 mujeres sobrevivieron al ataque escondiéndose en un remolque de la propiedad tras haber visto por una cámara de seguridad a los autores de la masacre entrando por la fuerza al domicilio.

Las autoridades acudieron tras recibir una llamada de emergencia de uno de los vecinos que alertaba de la posible presencia de un tirador activo, debido a la gran cantidad de disparos que se habían escuchado.

Por el momento, se ha descartado la hipótesis de que se trate de un hecho aislado y se contempla un ataque dirigido por un cártel de la droga como principal móvil de este suceso.

De hecho, esta zona del condado de Tulare alberga importantes producciones legales e ilegales de marihuana y metanfetaminas.

«Este nivel de violencia no responde al patrón de un pandillero común y corriente (…) Si disparan específicamente a todo el mundo en la cabeza, es que saben lo que hacen y se sienten cómodos con lo que hacen», aseguró Boudreaux en declaraciones al diario Los Angeles Times.

Asimismo, el supervisor del condado de Tulare, Eddie Valero, emitió un comunicado definiendo esta masacre como «la peor pesadilla» y «un acto de violencia sin sentido incluso contra bebés».

La investigación continúa abierta mientras la Oficina del Sheriff de Tulare, desde donde se ha pedido la colaboración de cualquier vecino con información al respecto, sigue buscando a dos sospechosos.

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