Emma Martínez.

Reading, PA-   Matrimonio, tema de debate y preocupación en todas las esferas, matrimonio es definido como la unión de dos personas mediante determinados ritos o formalidades legales y que es reconocida por la ley como familia, también en las confesiones cristianas es un sacramento que une indisolublemente a un hombre y una mujer, y por el que se comprometen a vivir de acuerdo con las prescripciones de la Iglesia.

Las expectativas varían según la comunidad, la religión, etc… por lo tanto, podemos decir que es un tema permanente en la palestra pública.

Recién leí algo escrito por el pastor y conferencista Ulises Oyarzún, a quien tengo la grata oportunidad de leer y de seguir sus publicaciones.

En uno de sus textos específicamente habla del matrimonio, y como la mayoría de ellos llamó mi atención. Esto es lo que dice

¿Qué es un matrimonio?, ¿dónde surge un matrimonio?, ¿surge en un contrato?, ¿surge cuando hay una ceremonia religiosa?

Pues bueno, en aquella iglesia había dos parejas con dos tipos de matrimonio diversos. Uno que era legal ante la ley, en realidad ya no lo eran. Y el otro, no estaba formalizado ante la ley, pero vivía como tal.

Conocí una comunidad religiosa donde llegó una pareja que convivía hace años, ya tenían varios hijos de por medio y bastantes años de convivencia. A la hora de que ella manifestó querer bautizarse, la comunidad se complicó, porque según el liderazgo ella no estaba «casada», es más, la palabra usada fue, «están en fornicación». En un ejercicio comunitario bastante tenso, ella fue bautizada. Lo que sí, no pudo ejercer ningún tipo de liderazgo, siendo que al tiempo manifestaba condiciones y llamado para liderar. Lo curioso, es que, en la misma comunidad, había un matrimonio de muchos años, pero todos sabían que, a pesar de ser un matrimonio ante la ley, donde tanto él como ella lideraban departamentos dentro de la iglesia, era un secreto a voces, que hace años cada uno dormía en su cuarto por separado. Eran un matrimonio ante la ley, sí, pero estaba vaciado de relación. En otras palabras, para la iglesia, el requisito de una pareja para ser validada era el contrato legal, por, sobre todo. Como decía Galeano, a veces podemos tener la tentación de vivir la cultura del envoltorio, nos preocupa más la «institución matrimonial» que la «relación matrimonial».

¡Que el impacto de Jesús en nuestras vidas nos mantenga el pulso equilibrado!

¡Un abrazo!

 Emma_martinez10@hotmail.com

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