Sirios esperan para cruzar a Siria desde Turquía, en el paso fronterizo de Cilvegozu, cerca de la ciudad de Antioquía, en el sureste de Turquía, el 21 de febrero de 2023. (AP Foto/Unal Cam)

ESTAMBUL— Los sobrevivientes del terremoto que remeció a Turquía y Siria hace 15 días, con un saldo de decenas de miles de muertos y cientos de miles sin techo, sufrieron más golpes y pérdidas el martes con un nuevo sismo y sus réplicas en la región.

El temblor de magnitud 6,4 del lunes por la noche tuvo su epicentro en Defne, en la provincia de Hatay, la más afectada por el terremoto del 6 de febrero que dejó casi 46.000 muertos en los dos países.

La agencia turca de manejo de desastres AFAD dijo que el nuevo sismo causó la muerte de seis personas y heridas a 294, 18 de las cuales se encontraban en estado crítico. En Siria, una mujer y una niña murieron como resultado del pánico creado por el sismo en las provincias de Hama y Tartus, según la prensa progubernamental.

El sismo del lunes se sintió en Jordania, Chipre, Israel, Líbano y Egipto. A un temblor posterior de magnitud 5,8 siguieron decenas de réplicas. Los Cascos Blancos, la organización de defensa civil del noroeste de Siria, dijo que unas 190 personas sufrieron heridas en zonas en poder rebelde y varios edificios precarios se derrumbaron, pero no se informó de personas atrapadas bajo los escombros.

En Turquía, el maestro Zuher Capar, de 42 años, dijo que lloraba la muerte de familiares junto con su tío y tía en Samandag, provincia de Hatay, cundo sintieron el temblor del lunes.

“Tembló un poco y después más fuerte”, declaró. «Se apagó la luz y se escuchaban gritos por todas partes. Había niños en la casa. Gritaban, y mi tía lloraba”.

El 6 de febrero, Capar había acudido en ayuda de un primo, su esposa e hijos, pero todos perecieron bajo los escombros de su vivienda. “Apenas terminábamos de superar la tristeza (del primer terremoto)”, afirmó.

Las autoridades turcas advirtieron a la gente que no entrara en los restos de sus viviendas, pero la gente lo hace para recuperar lo que puede. Tres de los muertos del lunes se encontraban de un edificio dañado de cuatro pisos cuando se produjo el nuevo terremoto.

Las réplicas y la inestabilidad de la estructura dificultaban la labor de rescate, y las cuadrillas tardaron horas en hallar los cuerpos, según la agencia noticiosa turca DHA.

El doctor Tahsin Cinar, un anestesiólogo de vacaciones que fue a dar ayuda en Hatay como representante de la Asociación Médica Turca, dijo que los sobrevivientes necesitan ayuda para su salud mental.

“Se sienten muy solos, abandonados y muy angustiados. Un pequeño temblor produce una gran reacción de angustia”, recalcó.

Cinar y otros voluntarios brindaron ayuda de emergencia a gente con heridas físicas. Ahora ven señales crecientes de trauma psicológico, depresión y el estrés que provocan la falta de vivienda segura, el clima invernal y la pausa en la educación. “No hay casi nada para crear bienestar social”, manifestó.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) dijo que el temblor del lunes asustó a los empleados que distribuían alimentos a cientos de miles de personas en Turquía y el noroeste de Siria. Los empleados duermen en sus autos bajo temperaturas gélidas mientras tratan de realizar su tarea, dijo el PMA.

Unos 13,5 millones de personas viven en las 11 provincias turcas afectadas, donde más de 139.000 quedaron destruidos o tan dañados que será necesario derribarlos, dijeron las autoridades.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan dijo que 865.000 vivían en carpas el martes. Se han instalado unos 270 campamentos, y el clima invernal acentúa los sufrimientos de los que han quedado sin techo.

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