Una mujer mira que comprar en un local de fruta y verduras en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Buenos Aires, Argentina – Lejos de convertirse en el grupo mayoritario de hispanos, la colonia argentina en EE. UU., ocupa un lugar muy importante. De hecho, es el segundo lugar elegido por quienes deciden abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor, escapando así de los vaivenes socioeconómicos de un país que parece no tener salida.

Si bien el inicio de este peregrinaje comenzó en épocas remotas, sin dudas hizo hincapié en el año 2001 cuando por la crisis financiera reinante y la debacle institucional que se desató en Argentina, hizo también que los consulados y las embajadas se llenaran de aspirantes dispuestos a subirse a los aviones que de por sí partían repletos en busca de nuevos horizontes.

Ya sea por contactos previos o simplemente por simple audacia, los contingentes fueron partiendo y se fueron adaptando a una nueva vida, algunos en regla y otros tantos no.

Según un análisis del “Pew Research Center” sobre datos del Censo de Comunidades estadounidenses, el grupo de argentinos (que incluye primera y segunda generación) alcanza a unos 278.000 y han crecido en un 158% en los últimos 20 años y un 55% ya son ciudadanos estadounidenses.

Otros datos, hablan de la preferencia de las empresas estadounidenses con los inmigrantes argentinos, ya que dicen que el nivel de educación está por encima de la media local, también es menos el nivel de pobreza sobre el resto de los inmigrantes latinoamericanos e incluso el promedio de edad de los que llegan a establecerse es menor al resto.

Edith Oliva, es uno de estos casos. Desde su casa en Fort Lauderdale cuenta que hace 22 años que está en Estados Unidos y que, gracias a los trámites iniciados en Buenos Aires, obtuvo la visa de residencia previamente al viaje y desde su llegada comenzó a trabajar en una empresa que, si bien cerró un tiempo después, rindió equivalencias y hoy desarrolla actividades como intérprete y traductora en el gobierno de Florida. “Puedo decir que soy ciudadana de dos mundos… pude crear amistades duraderas y significativas y también pude apreciar valores similares a los que había dejado en Argentina: amistad, compromiso, honestidad, amor y respeto por el otro”

Muy distinto fue el caso de Javier Inchausti, quien entusiasmado por una oferta de trabajo llegó a Nueva Jersey, y debió resignar sus aspiraciones al encontrarse con un panorama desolador en cuanto a las promesas recibidas. Si bien hizo trabajos ocasionales, al cumplirse su tiempo permitido, tuvo que volver a la Argentina. Su revancha llegó poco después cuando con los papeles en regla y con un trabajo confirmado, pudo volver y establecerse con su familia.

Solamente dos casos de los muchos que existen en un país en el que los argentinos han encontrado (después de España) el lugar para vivir y establecerse más allá del idioma. La experiencia dice que a partir de la realidad que se está viviendo en Argentina, con muchísima recesión, falta de trabajo y de oportunidades, no sería de extrañar que cuando se habiliten los vuelos, varios argentinos vayan a emigrar.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí