La española Salma Paralluelo (centro) sonríe tras la victoria ante Holanda en el Mundial femenino, el viernes 11 de agosto de 2023, en Wellington, Nueva Zelanda. (Foto: AP/Alessandra Tarantino)

Nadie puede negar que todavía durante la última década el fútbol femenino enfrentaba muchas miradas escépticas, prejuicios de género y discusiones y argumentos de cafetería. A muchos les costaba creer que un deporte de tanta rudeza y exigencia física pudiera convertirse en un espectáculo digno de atletas femeninas.

Parte de la discusión parecía estar sustentada por el tema económico, pues, de una parte, los clubes no se declaraban en condiciones de pagar a las jugadoras los mismos salarios de sus pares masculinos; lo cual podía ser en parte razonable, ya que las cifras de audiencia de estos partidos y campeonatos aún estaban lejos de llegar a las de las ligas varoniles tradicionales.

Sin embargo, la Copa FIFA Femenina que se está llevando a cabo en Australia parece que está cambiando a grandes zancadas todos estos argumentos y percepciones, ya que, a pesar de las enormes distancias que separan a Oceanía de las mecas del fútbol, –Europa y América–, el evento está rompiendo récords y mostrando unas cifras de popularidad que han generado mucha sorpresa.

Al terminar las semifinales, la organización reportaba ya ventas cercanas al millón y medio de entradas, un récord frente a las copas anteriores. De hecho, los estadios se han visto llenos, y en algunos casos, como el de Colombia, ha sido sorprendente el número de inmigrantes que se han movilizado desde toda Australia y países cercanos para acompañar a su equipo. De otro lado, las firmas de medición reportaban hacia la mitad del torneo que más de 10 millones de personas habían seguido los partidos.

La Copa ha dado sorpresas mayúsculas y ha tenido momentos memorables; como el espectacular gol olímpico anotado por la capitana irlandesa, Katie McCabe, contra la portería canadiense; o los 20 sufridos tiros de penalti que fueron necesarios para que las “Matildas”, el quipo anfitrión, pudiera enviar a casa a las experimentadas jugadoras de Francia.

Otras sorpresas mayúsculas han sido la eliminación de Argentina, que se fue del torneo tras la ronda inicial con solo un punto en su haber, sacado de un empate con Suráfrica, misma selección que en otro partido despachó a casa a Italia; mientras en otro “palo” de la Copa, las combativas y atléticas chicas de Jamaica enviaron de vuelta a casa a Brasil. Así mismo, en la ronda de octavos, las multicampeonas mundiales de los Estados Unidos cayeron ante una empoderada Suecia. Frustración para Megan Rapinoe, que se despide mal de su última presentación mundialista.

Para Suramérica, posiblemente la gran sorpresa la ha dado el equipo de Colombia, la única selección que sobrevivió y quedó en representación del Continente hasta las rondas semifinales, aunque hayan caído en cuartos ante una disciplinada Inglaterra. Las británicas, también dirigidas por una mujer, vencieron a la selección anfitriona que fue una digna participante que se jugara el tercer lugar con Suecia, para llegar por primera vez a una final oficial de la FIFA. Si salen vencedoras será la primera vez que una entrenadora mujer obtenga dos finales con dos diferentes selecciones.

Wiegman, doble campeona de Europa y finalista de la Copa del Mundo como entrenadora, tres veces seleccionada como Mejor Entrenadora Femenina de la FIFA y ganadora del Premio al Entrenador de la BBC como Personalidad Deportiva del Año del año pasado, volverá a estar en una final de Copa Mundial, como lo hiciera con Países Bajos

Del otro lado queda España, otra selección que hace historia al llegar por primera vez a una gran final, y que el año pasado superó una rebelión de sus jugadoras contra el seleccionador Jorge Vilda. La controversia comenzó cuando 15 jugadoras firmaron una carta el pasado septiembre en la que se quejaban de él y de las condiciones en la selección. Tres de esas jugadoras fueron convocadas al Mundial, y el día antes de la semifinal Vilda elogió a la federación española por prestarles su apoyo a él y al combinado femenino.

Las ibéricas se sobrepusieron con potencia y creatividad a las aguerridas jugadoras suecas con su portera estrella. Y aunque han sido campeonas del mundo en categorías menores, es la primera vez que están a las puertas de consagrarse en la categoría absoluta si vencen a las británicas en la gran final este domingo, en el estadio Australia, de Sidney, escenario de la clausura de un mundial memorable.

El rostro de su triunfo es el de una chica morena de 19 años. Salma Paralluelo, que tiene en su haber algunos récords, uno de ellos el ser la jugadora más joven en jugar un Mundial. A pesar de su precocidad, esta zaragozana tiene en su trayectoria deportiva uno de los currículums más espectaculares del deporte ibérico. Hija de un catalán y una ecuatoguineana, Paralluelo saltó del atletismo al balompié. Una lesión le impidió enfrentarse a las “Leonas” inglesas que llegan como favoritas, por ser las campeonas de la Eurocopa 2022, mientras España tiene la oportunidad de una revancha, ya que fue Inglaterra a eliminarlas de esa misma competencia el año pasado. Pero independientemente de quien abrace la corona, esta Copa del Mundo ya ha derribado muchas barreras y abierto muchos nuevos caminos para las futbolistas femeninas infantiles y junior, que desde clubes y federaciones en todos los países reclaman respeto y un trato igualitario, en una disciplina que ya ha empezado a “correr” sobre sus propias piernas.

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