Nicole Lucero (i), estudiante de 15 años de edad y hermana de Bryan, posan junto a una pancarta que dice ""La detención es mortal"" puesta en las afueras de la Oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). EFE/María León/Archivo

El destino de millones de indocumentados está desde esta semana en manos de los legisladores en la capital de Estados Unidos, que discutirán una serie de propuestas para darles un camino a la ciudadanía, en medio de un panorama influenciado por la masiva llegada de familias y niños no acompañados a la frontera sur del país.

Los miembros de la Cámara de Representantes se preparan para debatir y votar el proyecto de Ley de Promesa y Sueño Americano 2021, que podría abrir una senda a la ciudadanía a cerca de 4,5 millones de indocumentados, según estimaciones del Migration Policy Institute (MPI).

El futuro de los campesinos indocumentados también estará en manos de los congresistas en los siguientes días cuando evalúen el proyecto de Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola.

UN PASADO TORTUOSO

Las dos iniciativas traen detrás de sí un acuerdo bipartidista que después de intensas negociaciones permitió su aprobación en la Cámara de Representantes en años anteriores pero que se quedaron estancados en el Senado, por lo que tuvieron que regresar a ser consideradas.

“Hay más apoyo para la inmigración y la reforma migratoria en Estados Unidos que nunca antes, y el hecho de que la Cámara de Representantes se haya comprometido a aceptar dos importantes proyectos de ley a principios de año es histórico”, aseguró a Efe Jorge Loweree, director de políticas de American Immigration Council (AIC).

En este ambiente se desarrollarán las votaciones de estos proyectos, que también servirán como barómetro para la aprobación de una reforma migratoria más grande e inclusiva aupada por el Gobierno del presidente Joe Biden.

¿AMENAZA DE UNA NUEVA CRISIS?

Sin embargo, el debate de esta semana amenaza con complicarse tras el aumento del número de migrantes que están arribando a la frontera entre México y EE.UU., que obligó a la Administración Biden a asignar recursos de la Agencia de Manejo de Emergencias (FEMA) para lidiar con la situación.

Loweree reconoce que “los que se oponen a la reforma migratoria están utilizando los eventos recientes en la frontera para tratar de socavar los esfuerzos para crear una solución legislativa permanente” para los inmigrantes.

Al respecto, Miguel Tinker Salas, profesor de Historia y Estudios Latinos en Pomona College, asevera que el mayor flujo de inmigrantes en la frontera sur “no es una crisis”.

“Después de las restricciones del Gobierno (del hoy expresidente Donald) Trump es un número normal de inmigrantes, pero está siendo usado por los conservadores extremistas y excolaboradores de la anterior Administración, como Steven Miller, que quieren fomentar una reacción nacionalista xenofóbica contra los inmigrantes”, ahonda el catedrático.

Tinker Salas pone de ejemplo la visita del grupo de congresistas conservadores, encabezado por el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, que este lunes estará en la frontera sur en Texas. «Todo hace parte del mismo discurso nacionalista blanco», advierte.

LA LECCIÓN APRENDIDA

Por su parte Ben Monterroso, quien lideró por más de dos décadas la organización Mi Familia Vota y asesora actualmente a la organización Poder Latinx, detalla que el actual panorama político está marcado por una lección que dejó el pasado.

“Los legisladores pagan las consecuencias, los votantes ya están cansados de que no se cumplan las promesas de años y años de una reforma migratoria”, explica el veterano activista.

Una encuesta publicada la semana pasada por la organización FWD.us. encontró que más de 70 % de los votantes en Estados Unidos apoyan una acción de los legisladores en favor de los indocumentados.

La encuesta revela que la el proyecto para legalizar a los jóvenes favorecidos bajo el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) tiene 72 % de apoyo entre los votantes en general. Mientras, el respaldo para dar un camino a la ciudadanía a los trabajadores agrícolas indocumentados es de 71 %, y el apoyo para inmigrantes sin papeles que realizan trabajos esenciales de 66 %.

VOTANTES MOLESTOS

Casi dos tercios (63 %) de los votantes dicen que estarían molestos si la reforma migratoria no se aprueba, y una pluralidad de votantes culparía a ambos partidos por igual del fracaso.

Nick Gourevitch, director de Research, Global Strategy Group (GSG), encargado de realizar la encuesta, resaltó en una conferencia de prensa que un camino a la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados es preferible a la deportación. “Por un margen de 79 % a 21 % si se les presentan esas dos opciones a los encuestados, la gente prefiere el camino a la ciudadanía como la solución a la deportación”, destaca.

El estudio también resalta que 75 % de los votantes latinos dicen que estarían molestos si no se logra legalizar a estos indocumentados, y 38 % estarían muy molestos.

Monterroso destaca que los indocumentados cuentan con un gran apoyo entre los afromericanos y los estadounidenses de raíces asiáticas. “No es solo una lucha de los latinos”, recalca.

ENFOCADOS EN LA REFORMA

Loweree opina que “el Congreso puede y debe permanecer enfocado en implementar el alivio para millones de personas que se han visto obligadas a vivir en las sombras durante demasiado tiempo».

Mientras, Tinker Salas insiste en que los demócratas tienen una deuda histórica con los indocumentados, pero le preocupa que la Administración Biden no quiera invertir todo su capital político para sacar adelante estos proyectos, especialmente en el Senado.

“El Senado sigue siendo el cementerio donde las políticas mueren y son enterradas. Me preocupan demócratas como (Kyrsten) Sinema o Joe Manchin, que a la hora de votar en bloque decidan no hacerlo”, argumenta Tinker Salas.

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