Wally Amaro lleva 33 años jugando balonmano. (Foto: Cortesía/Kirk Lewis)

El puertorriqueño Wally Amaro, criado en el norte de Filadelfia, se ha destacado en el deporte del balonmano de pared (wall handball) logrando ser uno de los mejores jugadores del mundo. Ha competido con el equipo de Puerto Rico en varios torneos nacionales e internacionales.

El balonmano de pared es un deporte que consiste en golpear con la mano una pequeña pelota de goma contra la pared. El objetivo es hacer que la pelota rebote con variaciones de potencia o velocidad, y en un ángulo tal que el opositor no pueda devolverla. Se puede jugar individual o en pareja. Después de un cambio de marca reciente, esta práctica se llama como balón pared (wallball), sin embargo, coloquialmente en las calles de le conoce simplemente como balonmano (handball).

Final de torneo en el parque de juego Towy de Masher y Berks. (Foto: Cortesía/Wally Amaro

“Philly Wally”. Su familia es de Maunabo, Puerto Rico. (Foto: Cortesía/Wally Amaro)

SUS INICIOS

A los ocho años, Wally perdió trágicamente a su tío, Ángel Morales, quien le enseñó a jugar balonmano y que era como un padre para él. A pesar del dolor inmenso por su asesinato, mantuvo desde entonces la pasión por este deporte en su memoria; y a esa edad, empezó a trabajar ensamblando cajas de pizza, para ganar dinero y comprar sus tenis para seguir jugando, muchas veces practicando en lugares improvisados.

Una vez cuando estaba jugando en el patio de la escuela intermedia Stetson, Miguel Torres vio el potencial del joven. Este señor era un gran promotor de este deporte en Filadelfia, y llevaba a los jóvenes a jugar a diferentes lugares. Así, Wally participó en torneos en el barrio neoyorquino del Bronx. Nuestro entrevistado recuerda que los equipos tenían “una actitud ruda y veían menos a los de Filadelfia”. Pero ellos mostraron que tenían capacidad para ganar. Tiempo después, logró ser de los mejores jugadores de balonmano de pared ganando su sobrenombre “Philly Wally”.

Hace más de 10 años, a su regreso de los torneos, se dio tiempo para crear Pennsylvania Handball Association. Su misión es que los miembros sean mentores para los jóvenes en la comunidad latina. Una de las metas de esta organización sin fines de lucro es crear instalaciones para los niños. También ha establecido programas en colaboración con la Liga Atlética de la Policía (PAL), el Ejército de Salvación, y la escuela primaria Cramp, la primera donde estudió Wally. Otra de sus metas es que los deportistas participen en torneos internacionales para que conozcan varios países.

Torneo anual de la ciudad en Hunting Park. (Foto: Cortesía/Wally Amaro)
Jugadores con años de experiencia. De izquierda a derecha BJ Flood, Richie, Speedy, Piro, Centepede y Ralph. (Foto: Cortesía/Wally Amaro)

BENEFICIOS DEL BALONMANO

Este deporte combina las habilidades de correr, brincar, cachar y tirar la pelota con precisión. “Una de las principales habilidades es la coordinación de los ojos y las manos para poder calcular el movimiento de la pelota”, que puede llegar al jugador a 70 millas por hora. El balonmano requiere pensar rápido y reflejos en segundos ya que a los jugadores solo se les permite tres pasos con la pelota con un límite de tres segundos. Además de los beneficios en la salud, este deporte enseña disciplina, paciencia, integridad y respeto.

Una de las gratificaciones más importantes es las amistades que surgen en la práctica del deporte. Para muchos, los jugadores son su segunda familia.

En la actualidad existen cinco canchas de balonmano administradas por la comunidad: el parque de juegos en la Mascher cerca de Allegheny; el jardín de juegos Rainbow de Colores en la 5ª cerca de Dauphin; el centro recreativo Feltonville en la avenida Wyoming cerca de Ella Street; el jardín de juegos Towey en la calle Howard cerca de Berks, y el jardín de juegos McGuire en la Mascher cerca de Lehigh. Gracias a la creación de estas instalaciones, más jóvenes están aprendiendo a jugar este deporte.

Padres, niños y empleados de la Iglesia del Barrio en un torneo en Nueva York. (Foto: Cortesía/Wally Amaro)

En Filadelfia se necesitan canchas interiores en especial en la temporada de invierno cuando el frío dificulta jugar el balonmano.

Wally nos comenta que en Nueva York hay 2.000 instalaciones para practicar este deporte, y en Irlanda también hay un programa de balonmano para más de 40 niños.

A sus 41 años, “Philly Wally” se conserva en buena condición física y sigue viajando con regularidad. Este mes fue a California, en septiembre estará en Florida, y para octubre en Ecuador. Wally cree firmemente que el balonmano de pared ayuda a salvar vidas de niños y jóvenes en vecindarios marginalizados de la ciudad.

Si quieres obtener mas información de como integrarte. Buscala en su página de Facebook:

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