william valencia
Es un educador apasionado de la música que beneficia a todos. (Foto: Leticia Roa Nixon)

“Antes la música clásica era de élites, entonces traer este tipo de música a las comunidades es importante”. WV

William Valencia es profesor bilingüe de música de la escuela chárter “Eugenio María de Hostos” en el norte de la ciudad, desde 2021. Da clases de música desde prescolar hasta el octavo grado incluyendo instrumentos de percusión, flautas dulces, instrumentos de viento como la trompeta, la tuba, el trombón, entre otros. Cada semana, con dedicación y paciencia, imparte clases a 500 estudiantes. “Me encanta la educación a través de la música porque se puede cambiar el futuro de las personas, en este caso, el de los niños que están en nuestras clases”, expresa con emoción.

William Valencia ganó el segundo lugar en la competencia de cuerdas de la Universidad del Sur de Mississippi en el 2017. (Foto: Leticia Roa Nixon)

La música activa casi todo el cerebro

Según el Colegio CEU en San Pablo Murcia, en España, estudios científicos señalan que la música tiene efectos positivos en el desarrollo cognitivo, creativo, intelectual y psicológico de los niños. Incluso se ha demostrado que la música estimula el hemisferio izquierdo del cerebro, el encargado del aprendizaje del lenguaje, los números y el uso de la lógica. Mejora la memoria, la atención y concentración, favorece la interrelación de conocimientos, genera un ambiente positivo en el aula, ayuda en el desarrollo del lenguaje, mejora las aptitudes sociales, potencia el desarrollo de las habilidades motoras, estimula la creatividad y ahonda en la identificación de las emociones.

Inspirado por hallazgos similares de la importancia musical para los niños y su experiencia en el Festival Internacional de Música Guaranda de Ecuador, el profesor inició el programa de cuerdas en la escuela en 2023.  El programa está enfocado en la comunidad latina y en las minorías racializadas.

En colaboración con la organización sin fines de lucro Musicopia, cuya misión es proveer acceso igualitario a la educación musical, obtuvo los instrumentos necesarios. Este aspecto del programa es muy importante, ya que los estudiantes necesitan practicar todos los días para que se vea en ellos un cambio cognitivo, creativo y psicológico. Por lo tanto, los estudiantes practican lunes, jueves y cada dos sábados.

Los estudiantes del programa de cuerdas en el Teatro Esperanza. (Foto: Cortesía/Teatro Esperanza)

Este educador comenzó el programa con cuatro estudiantes y ahora cuenta con 38. Ha invitado a los padres para que después de clases aprendan a tocar los instrumentos, con el fin de saber qué es lo que deben practicar los niños en casa. “Entonces se crea también comunidad, mediante la conexión entre los niños y sus padres”, indica el profesor.

Los instrumentos de cuerda que se incluyen en el programa son el violín, la viola, el violonchelo y el contrabajo.

A través de Daniel DeJesús, director de la Escuela de Músicos Latinoamericanos (AMLA), y Bill Rhoads, director del Teatro Esperanza, los estudiantes dieron un concierto en diciembre de 2023. Este año tienen un patrocinador, WRTI, la estación de radio FM de música clásica y jazz de Filadelfia, que donaron instrumentos. También el profesor Valencia está en pláticas con la organización Philadelphia Music Alliance for Youth, para tener un concierto en mayo en la escuela Eugenio María de Hostos y en Musicopia, en el centro de la ciudad.

William Valencia con integrantes del Festival Garunda. (Foto: Cortesía/William Valencia)

Esta banda de cuerdas también tiene programada una presentación para el 26 de marzo con el coro de la escuela en colaboración con el programa Find Your Instrument.

Jessenia DeJesús Ortiz y Max Arriza Torres, ambos de 10 años, han estudiado en la Eugenio María de Hostos desde que tenían 3 años. Forman parte del programa de cuerdas como violinistas. La melodía favorita de Jessenia es Can Can de Jacques Offenbach y la canción favorita de Max, se llama Banana Boat Song.

La escuela comunitaria Eugenio María de Hostos fue la primera fundada en el norte de Filadelfia por ASPIRA, junto con líderes de la comunidad puertorriqueña, en 1998.

Max Arriza Torres y Jessenia DeJesús Ortiz llevan un año y medio en el programa. (Foto: Leticia Roa Nixon)

Contrabajista, educador y músico renombrado

William nació en Quito, la capital de Ecuador, donde tocaba un poco la guitarra y el bajo eléctrico. A los 19 años se decidió a ser músico orquestal e ingresó al conservatorio. Al mismo tiempo recibía clases privadas de historia, solfeo y contrabajo. El contrabajo, o bajo de cuerda, es el instrumento más grande y más bajo de la familia de las cuerdas. Fue creado en Italia a finales del siglo XVI.

En ese entonces había muchos músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, una de las más importantes de Venezuela y Latinoamérica, que iban a Ecuador a dar clases.

En un viaje a un festival de música, en Mississippi, conoció al Dr. Marcos Machado, profesor de la Universidad del Sur de Mississippi, quien le ayudó a conseguir una beca para estudiar en ese centro universitario. Así, el contrabajista ecuatoriano se vino a Estados Unidos cuando tenía 25 años. Se graduó en educación musical y administración de negocios.

A estos estudiantes les gusta tocar el violín y practican también en casa. (Foto: Leticia Roa Nixon)
 

A los 32 años llegó a vivir a Filadelfia, y en agosto será su onceavo año en la ciudad. “Vine a Filadelfia porque obtuve una beca completa para estudiar la maestría en Temple University a través de un músico principal de la orquesta filarmónica de esta ciudad que conocí en Ecuador. Me encantó Filadelfia, la comunidad latina que había por aquí y entonces dije este es como mi lugar”.

William es fundador y director artístico del Festival Internacional de Música Guaranda de Ecuador, un proyecto social y cultural de descentralización, el cual brinda educación integral a través de la música clásica a estudiantes de 12 países de todas las edades y niveles. Veinte profesores de universidades de Estados Unidos y de Canadá imparten clases en Ecuador.

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