No hay mal que por bien no venga

El asalto al Capitolio fue un sacrilegio a un templo imperfecto de una democracia imperfecta.

No obstante, duele.

El ojo, tiene la virtud de corregir las imperfecciones, pero el abuso de los fascistas en la capital fue feo para cualquier cristal con que se mire.

El susto que pasaron los 538 miembros del Congreso estadounidense, 100 Senadores y 438 Representantes de la Cámara, es algo que jamás ellos ni nosotros podremos olvidar.

El incidente tiene el potencial de ser el tinte que defina el trabajo del Congreso bajo la administración de un nuevo presidente.

Rezamos que sea así. EE. UU. tiene que regresar a un mejor nivel de sensatez, especialmente cuando enfrenta una pandemia.

El juicio del gobierno federal antes del 2016 no era muy bueno, pero era mejor que la locura de los últimos cuatro años.

El revolú del Capitolio, adjunto a la insensatez del COVID-19 en el 2020, tiene el potencial de darle al Congreso un buen baldazo de realidad.

La democracia no es un deporte de butaca.

Ahora que pasó lo que pasó en Washington, la comunidad tiene más poder para exigir que nuestro Congreso represente mejor al pueblo.

El futuro está en nuestras manos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí