
Aunque Filadelfia ha logrado reducir de manera sostenida sus niveles generales de pobreza en la última década, la comunidad latina continúa enfrentando las tasas más altas entre todos los grupos raciales y étnicos, reflejo de desigualdades estructurales que aún no han sido superadas.
Un estudio publicado este martes por PEW publica que en 2013, el 27% de los residentes —unos 396.000 habitantes— vivía bajo el umbral federal de pobreza. Para 2023, esa cifra descendió al 22% (339.000 personas). Sin embargo, entre los latinos, la tasa apenas bajó del 41% al 33%, y en términos absolutos, casi 500 personas más se sumaron a las filas de quienes viven en condiciones precarias.
Una comunidad en crecimiento y transformación
La población latina es la de mayor crecimiento en la ciudad, con más de 240.000 residentes que representan el 15% del total. Desde la década de 1990, su presencia se ha triplicado. Aunque los puertorriqueños siguen siendo mayoría (55%), la comunidad se ha diversificado: el 34% tiene raíces en otros países de América Latina y el 19% son inmigrantes nacidos en el extranjero.
A diferencia de otras ciudades, en Filadelfia los latinos —tanto nacidos en Puerto Rico como inmigrantes— presentan índices de pobreza similares, lo que sugiere que los factores locales tienen mayor impacto que el origen geográfico.
Niñez y hogares encabezados por mujeres: los más vulnerables
El 41% de los latinos en situación de pobreza son niños, frente al 30% del promedio general. Los hogares liderados por mujeres solas enfrentan una situación especialmente crítica: el 64% vive en pobreza, en contraste con solo el 9% de los encabezados por hombres solos.
“En Filadelfia apenas sobrevivimos, no prosperamos. El salario mínimo y los programas de ayuda siguen iguales, mientras los gastos suben cada año”, expresó Tabatha Reyes, madre soltera y participante en programas de desarrollo económico de la organización Xiente.“Si una comunidad no prospera, la persona tampoco podrá hacerlo en lo emocional, lo financiero ni lo mental”, agregó.
Salarios bajos frente a un alto costo de vida
El salario mínimo estatal permanece en $7.25 por hora, equivalente a unos $15,000 anuales, muy por debajo del ingreso necesario para cubrir necesidades básicas. Según la herramienta United For ALICE, una familia de cuatro con dos hijos en cuidado infantil necesita al menos $96,276 al año para cubrir vivienda, alimentación y transporte. En contraste, el ingreso medio de los hogares latinos apenas alcanza los $14,490.
Aunque el 75% de los adultos latinos en edad laboral participa activamente en el mercado de trabajo —en línea con el promedio de la ciudad—, los bajos salarios explican en gran medida las elevadas tasas de pobreza.
Filadelfia, en contraste con otras ciudades
Entre las diez principales ciudades analizadas, Filadelfia es la única donde los latinos presentan la tasa más alta de pobreza en comparación con blancos, negros y asiáticos. En 2023, el índice fue del 33%, casi el doble del promedio nacional (17%) y muy por encima de ciudades como Washington, donde apenas alcanza el 12%.
Desinversión histórica y propuestas de solución
La concentración de latinos en vecindarios con altos niveles de pobreza responde a décadas de desinversión, advierten líderes comunitarios. “La desinversión histórica en barrios clave ha dejado a muchos latinos enfrentando un estrés económico extremo”, señaló William García, director de la Oficina de Compromiso Latino de la Alcaldía.
Entre las soluciones propuestas destacan el aumento del salario mínimo estatal, la agilización de procesos gubernamentales —como el modelo de la Iniciativa de 30.000 Hogares— y la creación de espacios de atención directa como el mini City Hall en Fairhill.
Un reto vigente para las políticas públicas
Aunque el ingreso medio de los hogares latinos creció un 40% en la última década —más que el 26% del promedio general—, el 59% sigue ganando por debajo del ingreso medio de la ciudad, que ronda los $60,000. Si bien se ha multiplicado por ocho el número de familias latinas que superan los $150,000 anuales, la mayoría permanece en la franja de bajos ingresos.
Expertos señalan que la alta proporción de latinos en empleos manuales, las barreras del idioma y la falta de inversión en sus vecindarios han perpetuado un ciclo de desigualdad difícil de romper.
“Si una comunidad no prospera, la persona tampoco podrá hacerlo en lo emocional, lo financiero ni lo mental”, reflexionó Reyes.
Además, según el Buró del Censo, existe un subregistro significativo de la población latina en encuestas nacionales, lo que sugiere que la magnitud del problema podría ser aún mayor.






