(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)

Nacida en Alemania, Melissa se crio en Puerto Rico en medio de una familia conformada por su hermana menor y su madre orgullosamente puertorriqueña. El apellido Pluguez, de su padre, es de ascendencia portuguesa. Tiene dos hijos con su esposo que es un médico judío de origen ruso, quien migró a los Estados Unidos cuando tenía 17 años, debido a la persecución. “Él ha sido un gran compañero de vida”.

(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)
(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)

EL AMOR POR SU PROFESIÓN

Cuando Melissa tenía 14 años, su madre, quien migró sola con su hija a la ciudad de Nueva York, trabajaba en un hospital como secretaria en el departamento de radiología, y la animó para que estudiara enfermería, ya que le decía que con esta profesión siempre tendría trabajo. Al principio a pesar de que ella no quería, empezó sus estudios en un programa académico que incluye la base de la enfermería mientras se cursa la escuela superior. Cuando terminó, continuó sus estudios para obtener la licenciatura en enfermería. Al graduarse, se fue a Puerto Rico, donde trabajo por cuatro años en una sala de emergencia en un lugar que carecía de muchos recursos. “Sólo teníamos una que otra jeringuilla, un poco de medicina y una oración”, recuerda la joven enfermera sonriendo, y así nació su amor por sus pacientes.

“Mi pasión es poder ayudar a mi comunidad”

Vivir en Puerto Rico le dio la oportunidad de aprender, no solo el idioma español y la cultura, sino cómo referirse y proveer del servicio de salud a personas hispanas, desde un niño hasta un adulto mayor, lo que la impactó positivamente, y la marcó.

De regreso a Nueva York, Melissa continuó sus estudios en enfermería, mientras trabajaba en salas de emergencias. Una etapa que le fue interesante y difícil, porque ella era la única puertorriqueña, y la única enfermera que hablaba español. Nos comentó que un día le dijeron en el hospital: “Oye tu atiende a ellos, y yo respondí, ¿por qué yo?, y me contestaron, ah, porque tienen dos apellidos y seguro que ellos no hablan inglés”, ese microracismo la indignó y comprendió la situación de prejuicio en la que vivía su gente, los hispanos.

“Mi cualidad más valiosa como médico es hablar español”

(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)


(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)

HABLAR ESPAÑOL

Melissa se mudó a Springfield, Massachussets para seguirse preparando y para apoyar a su esposo en sus estudios de especialización como anestesiólogo; ahí encontró algo que no esperaba, la mayoría de la población de esa localidad es puertorriqueña, lo que la hizo sentir como en casa. En esta ciudad obtuvo su doctorado (DNP, Doctor of Nursing Practice), una especialidad que le permite proveer ayuda médica (atención, prescripción, cuidados, etc.). “Creo que yo dejo un buen impacto en mis pacientes porque yo les hablo con ternura y me sonríen, eso es para mí algo tan bello que me satisface”

Actualmente, la Dra. Pluguez trabaja en el área de medicina intensiva, y como en otras ocasiones, es la única que habla español, por lo que atiende personalmente a los pacientes hispanos que no hablan inglés, situación que la llena de satisfacción porque logra que se sientan en confianza. “Ayudar a mi gente es para mí algo tan bello”, dice. La Dra. Pluguez forma parte de la Asociación de Enfermeras Hispanas, primero en Massachussets y después en Filadelfia; también es miembro de LULAC (Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos).

Para Melissa ha sido tan emocionante y satisfactorio desarrollar su profesión que animó a su hermana Marleina a estudiar enfermería. Recuerda sonriendo que le dijo “si te decides a estudiar enfermería, yo te pago el auto por tres años”. Finalmente, su hermana obtuvo una maestría en administración, y hoy, es la encargada de varias salas de operaciones en un prestigioso hospital de la ciudad de Filadelfia. “Estoy muy orgullosa de mi hermana”, afirmó. Además recientemente Marisa, su admirable madre quien es sobreviviente de cáncer de seno, se graduó de enfermería.

La Dra. Pluguez en una de las clínicas de vacunación en CCATE en Norristown.
Sasha Moldavskiy, hija y ayudante de Melissa durante las jornadas de vacunación.

LA PANDEMIA

Para su familia fue una situación muy difícil, y recuerda que en febrero su hermana estaba dando a luz. Melissa y su esposo ya presentían que la emergencia sanitaria del coronavirus sería grave. Siguiendo su vocación de servicio, el matrimonio consiguió a una persona de la comunidad que les ayudó a cuidar a sus hijos para no dejar a sus pacientes y laborar de 5 a 6 días corridos.

Melissa, igual que durante sus estudios, trabajaba en la noche, al llegar a casa de día ayudaba un poco con la tarea de los niños y después dormía. Tres o cuatro horas después se despertaba porque la cuidadora se tenía que ir, y ella… debía seguir “pa’lante”.

Los casos de contagio y muerte en la comunidad negra con situaciones de hospitales abarrotados y carentes de material sorprendieron a la doctora y a sus colegas. Pronto LULAC la contactó, así como a otros médicos, para hablar acerca de la situación del COVID-19 en la comunidad latina. Mientras en la reunión virtual Melissa decía “¡Necesitamos pies al piso para ayudar a nuestra gente, busquemos un grant!”, otro de los médicos participantes decía lo mismo, era el Dr. José R. Torradas, así que sin dudarlo se comunicaron y se organizaron para planear un modo de ayudar a la comunidad hispana.

(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)
Dra. Melissa L. Pluguez-Moldavskiy junto a su mamá y compañeras voluntarias en las jornadas de vacunación.

UNIDOS CONTRA COVID

La Dra. Pluguez y el Dr. Torradas, se reunieron, conversaron y en agosto del 2020 iniciaron el proyecto UNIDOS CONTRA COVID, donde la enfermera Brunilda “Cookie” Sánchez, también se involucró dando todo su apoyo, al igual que otros trabajadores de la salud de la región, quienes unieron fuerzas para responderle a la comunidad.

Poco a poco comenzaron a trabajar, apoyándose como equipo. A inicios del 2021 recibieron su primera subvención, y no han parado. “Fue algo sorprendente ver cómo reaccionó la comunidad alrededor de nosotros, sorprendidos de ver nuestro trabajo”, dice Melissa emocionada.

Además de ellos, había otros grupos que siguen apoyando en la ciudad de Filadelfia como el grupo de enfermeras hispanas, con quienes han hecho equipo, dentro y fuera del proyecto de UNIDOS para el bienestar principalmente de los migrantes e hispanoparlantes; tratando de alcanzar a los más posibles, incluso a quienes no hablan español, y que se comunican en quiché como hacen algunos guatemaltecos, que Melissa cree que es otro sector de la comunidad que se debe atender.

La primera clínica de vacunación que tuvieron fue en una farmacia en un barrio “difícil de alcanzar” de Filadelfia, durante ese tiempo hizo folletos con información importante de la vacuna, que repartía todos los días de puerta en puerta, una labor que hacía con gusto, a pesar de que su horario laboral es nocturno, esta actividad no la hacía sentir cansancio ni sueño.

“El Dr. Torradas y yo atendimos cerca de 200 personas en esa ocasión. No convertimos en un matrimonio de trabajo donde nos comunicábamos siempre y nos alentábamos el uno al otro”, dice la Dra. Pluguez, orgullosa de su labor, y nos comenta que, llegaron a instalar clínicas de vacunación los domingos de verano frente a las canchas durante los partidos de soccer para captar más personas para vacunar, jugadores, familiares, aficionados, entre música y sonrisas.

“Quedé enamorada de lo que hicimos y de lo que hago”

Siendo madre, Melissa a veces no tenía quien cuidara a sus hijos, y se los tenía que llevar a las clínicas, situación que la hizo sentir orgullosa de ellos porque dice que los niños le ayudaban a poner el espacio lindo, a conversar con la gente siempre con ánimo y buena actitud; algo que los hizo sentirse orgullosos también de ayudar a su mamá.

“Durante la pandemia, alguien luchó por nuestra gente”, esa es la idea que quiero dejar a mis hijos

Según los cálculos de la doctora, UNIDOS CONTRA COVID ha logrado vacunar más de tres mil personas en el área de Filadelfia, de los cuales muchos de ellos no se hubieran vacunado de otra manera, ya que como relata, hay quienes no hubieran ido a uno de los centros de FEMA, donde estaba la Guardia Nacional, pues para muchos inmigrantes los militares representan peligro, por lo que en sus países se ha vivido.

(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)
(Foto: Cortesía/Melissa Pluguez- Moldavskiy)

SU DESAFÍO DE PRIMERA LÍNEA

Una de las situaciones más frustrantes que ha vivido Melissa es ver a los pacientes en terapia intensiva enfermos de COVID-19, gente que en su momento se le brindó la oportunidad de ser vacunados y no la aceptaron. “Ellos me decían ‘yo no creo en esa medicina, no la quiero’, para mí era algo difícil de creer, y lo peor es que después, casi dados de alta, aun rechazaban ser vacunados contra el COVID-19”. Una situación que la hizo sentir que pese a los cuidados que ella había brindado, esas personas rechazaban la labor médica y a la misma medicina. Durante sus jornadas de vacunación recuerda, “Yo les decía a las personas, ponte la vacuna porque no te quiero ver en mi área de intensivo del hospital”.

Marisa, Melissa y Marleina son unas verdaderas ciudadanas, servidoras de impacto, muestra de la grandeza de la mujer boricua echada pa’lante, y de los valores familiares que son característicos de nuestras familias latinas. Enhorabuena a todas ellas, y que sigan los éxitos personales y al servicio de la comunidad.

Dra. Melissa L. Pluguez-Moldavskiy.

MÉDICOS UNIDOS

Actualmente, la Dra. Pluguez y el Dr. Torradas, evolucionaron su proyecto ahora con el nombre de MÉDICOS UNIDOS, una organización sin fines de lucro que también busca empeñarse en iniciativas de salud preventiva para la comunidad hispana en el área conurbada de Filadelfia.

Finalmente, la Dra. Pluguez hace una llamado a la comunidad para acercarse a ellos y obtener información de COVID-19 y otras enfermedades, vacunas, y atención médica en español, en la página web medicosunidosinc.org/es/, o escribir a unidoscontracovidphl@gmail.com.

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