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La violencia en México y Ucrania duplica los asesinatos a periodistas en 2022

Un fotógrafo muestra un cartel contra la violencia hacia la prensa, durante la inauguración del Encuentro Nacional de Periodistas celebrado el pasado 6 de marzo en el municipio de San Cristóbal de Las Casas, estado de Chiapas (México). (Foto: EFE/ Carlos López)

Ginebra, .- Al menos 33 periodistas han fallecido en lo que va de 2022, una cifra que dobla la del mismo periodo del año anterior, y casi la mitad de las muertes se produjeron en México y Ucrania, dos países en situación especialmente peligrosa, alertó hoy la ONG Campaña Emblema de Prensa (PEC).

La organización, que recopila globalmente datos de ataques a profesionales de la comunicación, señaló que por ahora se ha confirmado el asesinato de nueve periodistas en México, víctimas principalmente de bandas criminales que operan en el país, y seis en Ucrania durante la cobertura de la guerra iniciada el 24 de febrero.

En México, país que a menudo encabeza las estadísticas anuales de PEC sobre periodistas asesinados, la organización reiteró su llamamiento a las autoridades para que refuercen los mecanismos de protección de estos trabajadores.

Respecto a Ucrania, PEC condenó los seis asesinatos, que según el derecho internacional deberían ser considerados «crímenes de guerra», y recordó que los profesionales de los medios «no son combatientes y nunca deben ser consideradas un objetivo por los militares».

Los periodistas asesinados en la guerra de Ucrania por ahora son Dilerbek Shukurovich Shakirov (muerto en el tercer día de guerra en la ciudad de Jersón), el cámara Yevhenii Sakun (Kiev) Viktor Dudar (Mikolaiv), el estadounidense Brent Renaud (Irpin), Pierre Zakrzewski y Oleksandra Kurshynova (estos dos últimos empleados por Fox News y fallecidos en Horenka, a las afueras de la capital ucraniana).

En 2021 la ONG verificó 79 asesinatos de periodistas, una de las cifras más bajas de las últimas dos décadas, si bien los números de los últimos meses mueven a pensar que esa cifra será sobrepasada en 2022. EFE

La salud sexual y reproductiva retrocede 30 años en América Latina por la pandemia

El director regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), el costarricense Harold Robinson, en una fotografía de archivo. (Foto: EFE/Bienvenido Velasco)

Santo Domingo,.- Los servicios de salud sexual y reproductiva en Latinoamérica y el Caribe retrocedieron unos 30 años a causa de la pandemia del coronavirus, dijo en entrevista con Efe el director regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), el costarricense Harold Robinson.

Robinson puso como ejemplo el acceso de las mujeres a los anticonceptivos, cuyo retroceso se ubicó en 2021 «más o menos» a los niveles de 1990, lo que es una «barbaridad», apuntó.

«Si uno aplica eso a todas las áreas eso es un retroceso de más o menos 30 años», señaló en la entrevista.

La situación se debió a que muchos países limitaron estos servicios en medio de la pandemia, mientras que organismos que trabajan a favor de los derechos de las mujeres se vieron obligados a mover los recursos a otras aéreas de la salud.

A causa de esto, los servicios de salud sexuales y reproductivos tuvieron un impacto «muy fuerte», reconoció Robinson.

Esto contribuyó a un aumento de embarazos no deseados, miles de ellos precoces.

Según datos ofrecidos por Unfpa, el año pasado casi 12 millones de mujeres de 115 países perdieron el acceso a los servicios de planificación familiar, lo que originó 1,4 millones de embarazos no planeados.

En estos países, de acuerdo con la información, las mujeres se enfrentaron a una media de interrupción de los servicios de planificación familiar de alrededor de 3,6 meses en el último año.

La pandemia, señaló Robinson, no hizo otra cosa que acentuar la desigualdad en la región, especialmente entre los más vulnerables.

Latinoamérica, la región más desigual del planeta, apuntó, «es la que más sufre, tiene la mayor letalidad, donde más gente muere» a causa de la covid-19.

«La pandemia utiliza de combustible a las personas que están mucho más vulnerables», agregó Robinson, quien visita a la República Dominicana con motivo del Diálogo de Tambores, un evento sobre la afrodescendencia en el país.

Otro de los efectos de la pandemia fue el aumento de los casos de violencia de género.

La primera ola de la pandemia produjo la llamada «pandemia social de la violencia doméstica» debido a que las mujeres fueron confinadas con sus agresores, «lo que hace a la mujer más vulnerable», precisó.

De acuerdo con datos ofrecidos por la ONU en noviembre pasado, una de cada dos mujeres experimentó o conoció algún caso de violencia de género durante el encierro.

«Casi todas las dimensiones de la pandemia afectan mucho más a las personas más vulnerables, de ahí la propuesta de la ONU de reconstruir de nuevo, pero mejor», continuó el director regional del Unfpa en la entrevista.

Robinson Davis también se refirió al embarazo en adolescentes en América Latina, la segunda región con la mayor cantidad de embarazos tempranos.

Este es un tema «más profundo» que requiere de una política integral para afrontarlo, y puso de ejemplo países como Uruguay donde las políticas de educación sexual han ayudado a bajar los embarazos de adolescentes.

Datos de la ONU indica que en América Latina y el Caribe se producen 62 nacimientos por casa 1.000 niñas adolescentes de entre 15 y 19 años.

Denuncian en EEUU y México aplicación del Título 42 contra personas de color

Activistas y migrantes de diferentes nacionalidades participan en una manifestación hoy, en la ciudad de Tijuana, estado de Baja California (México). (Foto: EFE/Joebeth Terriquez)

San Ysidro (CA),.- Miembros de una coalición de California calificaron este lunes de racista la medida denominada Título 42, que permite la expulsión expedita de migrantes en la frontera con la excusa de la pademia de covid-19, durante una conferencia del lado estadounidense del puerto de entrada de San Ysidro en la que destacaron la aplicación selectiva de la política en perjuicio de personas de color.

“El Título 42 tiene sus raíces en el racismo”, declaró la abogada Lindsay Toczylowski momentos después de que al otro lado del puerto de entrada, en Tijuana, oficiales fronterizos impidieran el paso de una docena de migrantes de color que solicitaban asilo.

Toczylowski dijo que oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) impidieron el paso a dos madres con sus hijos, incluido un menor con epilepsia severa, y a una persona de la comunidad LGBTQ, entre otros.

“Hoy, cuando les cerraron la puerta a nuestros clientes centroamericanos, pregunté al oficial de CBP por qué habían hecho cambios en días recientes para que personas de Europa oriental fueran aceptadas, exceptuándolas de Título 42, y no me pudo contestar. Pero sabemos que ha habido un bloqueo sistemático de personas negras y morenas en la frontera”, dijo la abogada del Centro Legal de Defensores de Inmigrantes.

El Título 42 entró en vigor hoy hace dos años durante el Gobierno del ahora expresidente Donald Trump (2017-2021), y el actual mandatario Joe Biden ha continuado la medida, basada en una recomendación de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) emitida cuando la pandemia comenzaba a ganar terreno en Estados Unidos.

Concede a oficiales fronterizos la discrecionalidad de ignorar peticiones de asilo en la frontera con México y expulsar muchas veces de inmediato a familias y migrantes que buscan refugio, bajo el argumento de que impedirles el paso previene contagios de covid 19.

Pero la directora ejecutiva del Consorcio de los Derechos de los Inmigrantes de San Diego, Dulce García, destacó que ahora la frontera está abierta e incluso se promueve el comercio y el turismo hacia ambos lados de la frontera.

“Muchos de nosotros ni siquiera usamos mascarillas hoy, los contagios disminuyen. Entonces por qué impedimos el paso de los migrantes y les cerramos la frontera por la pandemia”, cuestionó.

Las organizaciones reunidas en San Ysidro “demandamos que la Administración Biden suspenda el Título 42 y que se empiecen a procesar solicitudes de asilo en la frontera”, declaró.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Estados Unidos ha impedido la entrada de aproximadamente 1,7 millones de migrantes desde que se implementó el Título 42.

Lilian Serrano, de la Coalición de Comunidades Fronterizas del Suroeste, que representa a unas 200 comunidades, recordó que hace dos años “mientras estábamos encerrados ante el televisor y pensábamos cómo sería nuestra vida con la pandemia, a los migrantes se les cerraba el paso en la frontera” y quedaban en México en las calles.

Ahora, “dos años después y a un año de la Administración Biden seguimos escuchando historias de personas que han sido rechazadas y para las que se usa Título 42 como excusa”, dijo.

“A más de un año de la Administración Biden-(Kamala) Harris continuamos viendo esta noción racista de que los inmigrantes negros y morenos que buscan asilo traen enfermedades a través de la frontera”, enfatizó.

También recordó que fue una promesa de campaña de Biden restaurar el proceso de asilo, de “traer de nuevo humanidad y dignidad a nuestro sistema de migración, y eso no lo vemos”.

Mientras que oficiales de CBP reforzaron la vigilancia ante la llegada de migrantes que llegaron a solicitar asilo, la conferencia fue vigilada de cerca por personal privado contratado por la agencia federal.

Un oficial de CBP se acercó a averiguar quiénes participaban en la conferencia y para qué medios trabajaban algunos reporteros.

PROTESTA DEL LADO MEXICANO

Del lado mexicano, mientras tanto, un grupo de migrantes, personas de la comunidad LGBT y activistas se manifestaron en la ciudad de Tijuana contra el Título 42.

Este 21 de marzo se cumplieron dos años de que la Administración Trump “convirtiera en arma la ley de salud pública de Estados Unidos”, dijo Judith Cabrera, codirectora de Border Line Crisis Center.

Los participantes criticaron que esta política continúe vigente con Biden y siga expulsando migrantes “principalmente por motivos de xenofobia y discriminación”, dijo Cabrera, quien también compartió que en estos dos años la organización Human Rights First ha documentado al menos 9.000 agresiones violentas contra migrantes que esperan en la frontera mexicana.

Francel, un migrante originario de Haití, es uno de los afectados, por esta política migratoria, ya que su hermana murió en su país luego de haber sido deportada el año pasado. Condenó que Estados Unidos en dos años haya retornado a su país a más de 22.000 haitianos, pese a la crisis que se vive en el país caribeño.

La activista Gina Garibo, de Defended Asylum Tijuana, compartió con los medios que en la ciudad hay migrantes de la comunidad LGBT que han sido rechazados por cuestiones “xenófobas y racistas”.

Estos, dijo han sido agredidos incluso por las autoridades policiales mexicanas, lo cual da ejemplo “de la discriminación que sufren de este lado de la frontera”.

MARCHA EN WASHINGTON

Al mismo tiempo, activistas marcharon este lunes en Washington contra esta medida considerada «racista» e «»ilegal».

«La expulsión de quienes buscan asilo enviándolos a sitios donde encaran la persecución o la tortura viola nuestras leyes y obligaciones bajo tratados internacionales», declaró Neela Chakravartula, del Centro para Estudios de Género y Refugiados.

Karla Marison Vargas, abogada del Proyecto de Derechos Civiles de Texas, sostuvo que «el uso del Título 42 jamás ha sido algo relacionado con la salud pública».

«Ha sido, siempre acerca de mantener a negros, indígenas y mestizos afuera de Estados Unidos. El presidente Biden sabía esto cuando heredó esa política, y sin embargo aquí estamos hoy en el segundo aniversario de esta norma racista y dañina», puntualizó.

Frustrado y sin ayuda, latino irá a Ucrania a «salvar» a su hijo de 2 años

Fotografía cedida por César Quintana, y fechada el 16 de diciembre de 2020, donde aparece junto a su hijo Alexander quien se encuentra en Ucrania desde que su esposa, Antonina Aslanova, estadounidense de origen ucraniano, desapareció de su casa en el condado de Orange (California). (Foto: EFE/Álbum César Quintana)

Los Ángeles, EE.UU.– Desesperado por no tener noticias de su pequeño hijo que se encuentra en Ucrania desde 2020, César Quintana se prepara para emprender desde California un viaje a la zona de guerra en los próximos días con el único propósito de regresar al niño de 2 años a EE.UU., el país que lo vio nacer.

Quintana de 35 años perdió comunicación con Antonina Aslanova, la madre de su hijo Alexander, desde el pasado 2 de marzo. El hispano dijo en entrevista con Efe que ese fue el último día que por medio de una videollamada pudo ver al menor, que fue llevado sin su consentimiento a Mariúpol, un puerto del sureste ucraniano devastado por la guerra.

«He sentido cada ataque a Mariúpol en carne propia. Me voy a ver como hago para encontrarlo. No puedo dejarlo abandonado allá», asegura a Efe en entrevista telefónica desde su hogar en el condado de Orange, California.

SIN RUMBO FIJO

El plan de viaje aún está por definir. Y es que Quintana no está seguro de lo que le espera en Ucrania ya que no tiene la certeza de que su esposa y Alexander se encuentren entre los miles de refugiados que han huido de esa Mariúpol.

«El martes pudimos rastrear que el nombre de mi suegra estaba en una lista de personas que quería salir de Mariúpol con su familia, pero ese día al parecer no pudieron salir», relata con voz entrecortada.

El calvario para este latino de raíces mexicanas comenzó cuando Aslanova, estadounidense de origen ucraniano, desapareció de su casa en el sur de California el 16 de diciembre de 2020 con el pequeño Alexander.

La pareja estaba en un proceso de divorcio y él había obtenido la custodia total del pequeño, después que ella tuviera varios problemas tras acumular cuatro infracciones por manejar bajo la influencia del alcohol o drogas (DUI, en inglés).

Semanas después de la desaparición Quintana se enteró de que ambos habían viajado a Ucrania y se habían instalado en Mariúpol, la segunda ciudad más grande de Donetsk, una de las regiones rebeldes cuya independencia ha reconocido Rusia, junto a Lugansk.

ATRAPADOS POR LA GUERRA

Mariúpol ha sufrido los peores ataques de la guerra. Unas 400.000 personas han estado atrapadas en esta ciudad durante más de dos semanas en medio de intensos bombardeos que han cortado los suministros centrales de electricidad, calefacción y agua, según fuentes locales.

Rusia llamó ayer domingo a las fuerzas ucranianas para que se rindiesen y abandonasen «sin armas» Mariúpol, algo que Kiev calificó de «delirio».

Estas noticias han calado muy fuerte sobre Quintana y su familia. «Es como si el tiempo se acabara y ya no pudiera ir a salvar a mi hijo», indica.

Dentro de sus planes ha considerado incluso viajar a Rusia si es que su hijo es llevado a ese país señala el padre hispano que antes de la guerra estuvo once meses en Ucrania tratando de traer de regreso al niño argumentando que fue sacado sin su consentimiento.

En Ucrania se enteró de que la madre había tramitado un pasaporte ucraniano para Alexander y que con ese documento logró sacarlo de Estados Unidos.

El hecho de que Alexander obtuviera la nacionalidad ucraniana ha representado el mayor obstáculo para que Quintana recupere a su hijo. Según las respuestas de las autoridades del país europeo a las peticiones del padre, el niño debe estar bajo custodia de la madre y las leyes ucranianas prevalecen sobre las estadounidenses.

En contraste Aslanova está siendo investigada en EE.UU. por llevarse al niño.

Todd Hylton, portavoz del Departamento del Alguacil del condado de Orange, en el sur de California, confirmó a Efe que están realizando una investigación relacionada con cargos por llevarse sin permiso al menor.

BUSCANDO AYUDA DE MÉXICO

Quintana ha buscado ayuda del Gobierno de EE.UU. pero dice que no ha encontrado mayor apoyo por lo que ahora quiere buscar ayuda del Gobierno de México, ya que sus padres son mexicanos.

Florencia Gómez, madre de Quintana, y nacida en Michoacán, México, ha elevado también una súplica de ayuda al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En su peregrinar el latino y su progenitora se presentaron al consulado de México en Santa Ana, California, buscando respaldo en la nueva odisea que está por emprender.

«Me siento solo, es como si estuviera peleando varias guerras al mismo tiempo. Entiendo que EE.UU. tiene mucho sobre sus hombros pero Alexander también es uno de los suyos, deberían preocuparse por él», valora sobre la falta de respuesta gubernamental.

La organización iStand Parent Network, que ayuda a padres y madres de niños secuestrados por sus parejas, se ha unido a la causa de esta familia latina. Noelle Hunter, cofundadora de la organización está dispuesta a unirse a Quintana en el viaje que los llevaría a Polonia.

«Mi mayor problema ahora es saber dónde está. Después veré como lo traigo de regreso», enumera.

Puerto Rico acogerá conferencia sobre ciudades inteligentes y desarrollo

Bandera de Puerto Rico. (Foto: Ilustrativa/Unsplash)

San Juan,.- Puerto Rico acogerá entre los días 4 y 6 del próximo mes de abril una conferencia sobre ciudades inteligentes y desarrollo con la presencia de expertos locales e internacionales, según informó este lunes en un comunicado la organización del evento.

El comunicado detalla que durante el encuentro se analizarán asuntos como agricultura, salud, transporte, movilidad, infraestructura, energía renovable y servicios al ciudadano, entre otros.

El evento se trata de la séptima edición de Experiencia Puerto Rico, en este año 2022 bajo el tema «Ciudades Inteligentes y Desarrollo Sustentable».

El evento está diseñado para alcaldes, legisladores municipales, regidores y concejales, además de funcionarios relacionados con los temas de desarrollo económico, turismo, obras públicas y finanzas.

Según los organizadores se espera la participación de cerca de 500 líderes de organizaciones representativas de toda Latinoamérica y Estados Unidos.

Como de costumbre el evento contará con la presencia del gobernador, los presidentes de la Federación y Asociación de Alcaldes de Puerto Rico.

El presidente de la Asociación de Alcaldes de Puerto Rico, Luis Javier Hernández Ortiz, sostuvo que se deben comenzar a mover las ciudades a través de los recursos sostenibles, para «mirar el futuro con posibilidades de afianzar lazos en entornos vanguardistas en pro a la calidad de vida de nuestros ciudadanos».

«Como presidente de la Asociación de Alcaldes y alcalde de la ciudad de Villalba considero Experiencia Puerto Rico una oportunidad de expandir e intercambiar ideas en beneficio al Puerto Rico del futuro», dijo. EFE

Biden alerta de que Rusia prepara posibles ciberataques contra Estados Unidos

(Foto: EFE/Ken Cedeno)

Washington, EE.UU.- El presidente estadounidense, Joe Biden, alertó este lunes de que Rusia está «explorando opciones» para lanzar posibles ciberataques contra Estados Unidos, y pidió al sector privado del país que actúe urgentemente para reforzar sus defensas.

Biden hizo esa advertencia al comienzo de una semana que estará más centrada que nunca en la guerra en Ucrania, ya que este miércoles viajará a Bruselas y después a Varsovia para tratar de reforzar la respuesta aliada a la invasión rusa del territorio ucraniano.

Estados Unidos temía desde hace tiempo que Rusia pudiera responder con ciberataques a las sanciones que ha impuesto a Moscú por su invasión de Ucrania, y este lunes aseguró que ha detectado «actividad preparatoria» en ese sentido.

«Tenemos información de inteligencia en evolución que indica que Rusia está explorando opciones para potenciales ciberataques», dijo Biden en un comunicado.

El mandatario urgió al sector privado estadounidense -que es el propietario y gestor de la mayoría de la considerada infraestructura clave- a «acelerar los esfuerzos para cerrar sus puertas digitales» y reforzar sus sistemas de seguridad.

«Ustedes tienen el poder, la capacidad y la responsabilidad de fortalecer la ciberseguridad y resiliencia de los servicios y tecnologías críticas de los que dependen los estadounidenses», recalcó Biden.

«PREPARADOS PARA RESPONDER»

Algunas de las medidas recomendadas por la Casa Blanca a las empresas son implementar sistemas de autenticación de múltiples factores; contratar a profesionales de ciberseguridad para que detecten vulnerabilidades; hacer copias de seguridad de los datos y encriptar la información para que no pueda ser usada si la roban.

La asesora de Biden para Ciberseguridad, Anne Neuberger, aseguró en una rueda de prensa que Estados Unidos estará «preparado para responder» si Moscú lleva a cabo «ciberataques perturbadores contra infraestructura clave» estadounidense.

A finales de febrero, la cadena NBC News informó de conversaciones en la Casa Blanca sobre la posibilidad de lanzar ciberataques contra Rusia que podrían entorpecer su capacidad de seguir adelante con sus operaciones militares en Ucrania.

El año pasado, Biden exigió a Rusia que persiguiera más duramente a los piratas informáticos que actúan en su territorio, y a los que responsabiliza de ciberataques como el que afectó a Colonial, la mayor red de oleoductos de EE.UU.; y el que golpeó a JBS, el procesador de carne más grande del planeta.

Ucrania ha denunciado varios ciberataques a páginas gubernamentales y militares ucranianas que comenzaron antes de la invasión rusa, mientras que Polonia también ha constatado ese tipo de incidentes y otros países de la Unión Europea (UE) se mantienen vigilantes al respecto.

El efecto de la guerra en Ucrania en los mercados globales y las cadenas de suministro centró además una reunión de este lunes de Biden, que conversó con directores ejecutivos de varias empresas sobre cómo minimizar ese impacto, especialmente en los sectores «energético y agrícola», según la Casa Blanca.

EL VIAJE DE BIDEN

Biden también empezó a calentar motores para su viaje de esta semana a Europa, al participar en una llamada telefónica de una hora con los líderes de Francia, el Reino Unido, Alemania e Italia.

Los cinco evaluaron cómo responder a «los ataques de civiles» de Rusia en Ucrania, cómo aumentar la ayuda humanitaria a los ucranianos y cómo apoyar los esfuerzos para alcanzar un alto el fuego, indicó la Casa Blanca en un comunicado.

Biden llegará a Bruselas la noche del miércoles y el jueves participará en tres cumbres: la de líderes de la OTAN, la de la Unión Europea (UE) y otra del G7, antes de dar una rueda de prensa.

El viernes despegará hacia Polonia, donde su agenda no está demasiado clara todavía, más allá de la reunión que tiene programada el sábado con el presidente polaco, Andrzej Duda, antes de volar de vuelta a Washington.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, insistió este lunes en que no hay ningún plan de que Biden visite Ucrania, pero no descartó que pueda reunirse con refugiados ucranianos en Polonia.

«Los refugiados son una parte clave de su parada en Polonia», aseguró Psaki durante su rueda de prensa diaria.

Biden viajará acompañado del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, cuyo portavoz, John Kirby, confirmó este lunes que el Pentágono está ayudando a recopilar pruebas de crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania.

En una rueda de prensa, Kirby explicó que lo único que hará Estados Unidos es contribuir al «proceso de investigación», ante posibles procesos en el futuro para que los autores de esos posibles crímenes de guerra rindan cuentas ante la justicia.

«Claramente, (los rusos) están causando grandes números de víctimas civiles», denunció Kirby.

Pulso de la pandemia en Filadelfia

Philadelphia Department of Public Health (Foto: Archivo/Impacto)

FILADELFIA. –  El Departamento de Salud Pública de Filadelfia informó hoy que se han administrado 9,011 dosis adicionales de la vacuna COVID-19 desde el último reporte del pasado lunes 14 de marzo de 2021. Esto eleva el número total de residentes totalmente vacunados a por lo menos 1,050,463, y el número de residentes con al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 a 1,271,338. Actualmente, el 76.6 por ciento de los adultos de Filadelfia están totalmente vacunados, y más del 94.6 por ciento de la población adulta de Filadelfia ha recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19.

Todos los residentes de cinco años o más son elegibles para vacunarse en Filadelfia. El  34.9 por ciento de los niños de 5 a 11 años ha recibido al menos una dosis de vacuna. Entre los residentes de Filadelfia elegibles de 12 años o más, el 75.7 por ciento está completamente vacunado y el 93.3 por ciento ha recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19.

El Departamento de Salud informa que 69 pacientes con COVID-19 están siendo tratados actualmente en los hospitales de Filadelfia, con un total de 10 en respiradores.

En las últimas dos semanas, el 1.8 por ciento de las pruebas de COVID-19 han dado positivo. Hasta ahora, durante la pandemia,  276,267  residentes de Filadelfia han sido diagnosticados con COVID-19, y  4,955  han sucumbido al virus. Filadelfia está registrando un promedio de 59 nuevos casos de COVID-19 por día en las últimas dos semanas.

Nivel de respuesta semanal de COVID-19: El nivel de respuesta del COVID-19 de esta semana es “Todo despejado”. Esto significa que no se requiere vacuna para los lugares que sirven comida o bebida, tampoco se requiere el uso de mascarillas en lugares públicos cerrados. Tenga en cuenta que las mascarillas siguen siendo necesarias en las escuelas e instituciones de educación superior, así como en los centros de salud y el transporte público. Las empresas y otras instituciones pueden ser más estrictas que los niveles de respuesta COVID-19 de la Ciudad, por lo que algunas empresas pueden exigir una prueba de vacunación o que todo el mundo lleve una mascarilla. Los criterios y mandatos para cada nivel de respuesta COVID-19 se encuentran en línea.

COVID-19 | Recursos de Ayuda

Ayatolá Jamenei muestra apoyo a negociación nuclear de Irán

El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, en Teherán, el 21 de marzo del 2022. Foto facilitada por el website oficial del líder supremo iraní. (Foto: Website oficial del líder supremo iraní/AP)

TEHERÁN (AP) — El máximo líder religioso de Irán manifestó el lunes su apoyo a las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán que aseguraría un relajamiento de sanciones económicas impuestas por Occidente, una referencia inusual al diálogo estancado cuando las potencias mundiales se acercan a un punto decisivo diplomático.

El ayatolá Alí Jamenei subrayó la importancia de que la economía iraní sea autosuficiente, durante un largo discurso televisado a raíz del Nouruz, el Año Nuevo Persa. Sin embargo, hizo una aclaración,

“No digo que ustedes no deberían buscar el levantamiento de las sanciones. Aquellos que están tratando y yéndose por ese camino, no hay problema”, indicó.

Jamenei, cuyos pronunciamientos son considerados cruciales dado a que él tiene la última palabra en todas las cuestiones de Estado en Irán, se ha mantenido prácticamente en silencio con respecto a las negociaciones para restaurar el pacto nuclear de Teherán con las potencias mundiales. Sus declaraciones vagas pero alentadoras dan a entender que los negociadores iraníes han mantenido un espacio y flexibilidad política.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump retiró a su país del acuerdo nuclear en 2018. El actual mandatario Joe Biden prometió reintegrarse. Las meticulosas negociaciones en Viena se han llevado a cabo por el último año. Irán, con su economía asfixiada, ha pedido un relajamiento de las sanciones pero al mismo tiempo pretende resistirse a las demandas de Occidente.

Las negociaciones estuvieron cerca de completarse este mes antes que Moscú exigiera que su tratado comercial con Irán esté exento de las sanciones de Occidente a raíz de su invasión a Ucrania, lo cual mandó el proceso al caos. Los negociadores aún no se han vuelto a reunir en la capital austriaca y no queda claro qué obstáculos les esperan.

Irán considera generalmente a Rusia un aliado y comparte las posturas antiestadounidenses y antioccidentales del presidente ruso Vladimir Putin.

Parejas de cine pero no de Óscar

(Foto: EFE/CAROLINE BREHMAN/Archivo)

Redacción Cultura,.- ¿Qué tienen en común Katharine Hepburn y Spencer Tracy, Elizabeth Taylor y Richard Burton o Penélope Cruz y Javier Bardem además del hecho de ser parejas en la vida real? Que cada par fue nominado al Óscar en categorías de interpretación en el mismo año. Pero nadie ha conseguido el doblete hasta ahora.

Un ansiado doblete que en esta edición podrían lograr tanto la pareja española -Penélope Cruz y Javier Bardem- como la formada por Kirsten Dunst y Jesse Plemons, estos nominados en las categorías de interpretación secundaria por «The Power of the Dog».

Estos son algunos de los casos más conocidos de parejas de actores nominadas en el mismo año:

1932. Era la quinta edición de los Óscar y ya se produjo la primera doble nominación en categorías de actuación de una pareja en la vida real. Fueron Alfred Lunt y Lynn Fontanne, ambos por «The Guardsman», pero ninguno triunfó.

1940. Vivien Leigh optaba al Óscar por «Gone with the Wind» y Laurence Olivier por «Wuthering Heights». Ella lo ganó. Él tendría que esperar a 1949, por «Hamlet». Se casaron poco después de los premios y su relación duraría hasta 1960.

1964. Rachel Roberts y Rex Harrison llegaron a la gala como candidatos por «This Sporting Life» y «Cleopatra». No lo ganó ninguno pero él lo ganaría al año siguiente por «My Fair Lady».

1967. «Who’s Afraid of Virginia Woolf?» le dio su segundo Óscar a Elizabeth Taylor, mientras que su marido, nominado por el mismo filme, se fue de vacío. Era su quinta candidatura y aún obtendría otros dos, pero es uno de los grandes talentos del cine que nunca consiguió un premio de la Academia de Hollywood.

1968. La gran Katharine Hepburn ganó su segunda estatuilla por «Guess Who’s Coming to Dinner». Lo había conseguido antes por «Morning Glory» (1934) y repetiría en 1969 por «The Lion in Winter» y en 1982 por «On Golden Pond». Un récord que no ha superado ni Meryl Streep.

Su pareja, Spencer Tracy, con quien mantuvo una relación de más de 25 años aunque nunca se casaron porque él no se divorció de su mujer, también estaba nominado, pero no pudo asistir a la gala porque falleció unos meses antes. Y no ganó el Óscar. Ambos habían coincidido nominados también en 1956, aunque ninguno ganó. Él por «Bad Day at Black Rock» y ella por «Summertime».

1969. Otra pareja mítica nominada por el mismo filme, Paul Newman y Joanne Woodward, por «Rachel, Rachel». Pero el actor en este caso se quedó detrás de las cámaras y su nominación fue por mejor película. Ninguno de los dos ganó. Ella ya tenía un Óscar y él no lo consiguió hasta 1987 por «The Color of Money», aunque antes había conseguido uno de Honor.

1982. Diane Keaton y Warren Beatty mantuvieron una corta relación que duró apenas tres años y que se acabó poco después del estreno de «Reds», la película por la que ambos fueron nominados. De los tres Óscar que se llevó el filme ninguno fue para ellos como intérpretes, pero Beatty se alzó con la estatuilla a mejor director.

1986. Jack Nicholson y Angelica Huston formaban, en apariencia, una sólida pareja, que estalló por los aires por las infidelidades del actor. Trabajaron juntos en la brillante «Prizzi’s Honor» por el que la actriz se llevó su único Óscar en un filme dirigido por su padre, el gran John Huston.

2006. En la edición de ese año «Brokeback Mountain», de Ang Lee, era una de las películas de las que más se hablaba. Tenía 8 nominaciones de las que tres se tradujeron en premio pero ninguna fue para la pareja formada por Heath Ledger y Michelle Williams. Él falleció tan solo dos años después, pero le dio tiempo a demostrar su enorme talento y consiguió el Óscar, de manera póstuma, por su Joker de «The Dark Knight».

2009. Una de las parejas más polémicas de los últimos años, Brad Pitt y Angelina Jolie, coincidieron en nominación en 2009, por «The Curous Case of Benjamin Button» y «Changeling». Se fueron de vacío. La actriz ya tenía un Óscar, conseguido en 2000 por «Girl, Interrupted», antes de su relación con Pitt, que lo ganó en 2020, por «Once Upon a Time in… Holyywood», cuando ya no estaban juntos.

2016. La edición de aquel año podría haber sido la de la consagración de Michael Fassbender, que llegaba con su segunda nominación, por «Steve Jobs», pero la que ganó el Óscar fue su entonces novia y ahora mujer, Alicia Vikander, como actriz de reparto por «The Danish Girl».

2022. Y en la edición de este año no hay una sino dos parejas nominadas.

Una es la formada por Kirsten Dunst y Jesse Plemons, ambos candidatos en las categorías de reparto por «The Power of the Dog» en la que interpretan a una pareja. Para ambos es su primera nominación.

Y la segunda es la de Penélope Cruz y Javier Bardem, por «Madres paralelas» y «Being the Ricardos», respectivamente. Es la cuarta nominación para ambos y sería el segundo Óscar para los dos. La actriz lo consiguió por «Vicky Cristina Barcelona» en 2009 y el actor un año antes, como secundario, por «No es país para viejos».

Este domingo se celebrará la gala de la 94 edición de los Óscar y, a tenor de las apuestas de medios especializados, no parece fácil que esta vez se consiga el doble premio para una pareja.

Escape de Mariúpol, un puesto de control a la vez. Hubo 15

El fotoperiodista Associated Press Mstyslav Chernov fotografiado junto al humo que produjo un bombardeo ruso a una base aérea en Mariúpol (Ucrania) el 24 de febrero del 2022. (Foto: AP/Evgeniy Maloletka)

Mariúpol, Ucrania (AP) — Los rusos nos buscaban. Tenían una lista de nombres, incluidos los nuestros, y se nos acercaban.

Habíamos estado informando acerca del sitio de Mariúpol durante dos semanas y éramos los únicos periodistas internacionales que quedaban en la ciudad. Lo cubríamos desde un hospital donde individuos armados se paseaban por los pasillos. Unos cirujanos nos dieron delantales para hacernos pasar por personal médico.

De repente, al amanecer, una docena de soldados irrumpieron en el salón donde nos encontrábamos. “¿Dónde están los periodistas?”, preguntaron.

Tenían cintas azules en sus brazos, el color de Ucrania. Durante un momento consideré la posibilidad de que fuesen rusos disfrazados. Pero finalmente di un paso hacia delante y me identifiqué.

“Vinimos a sacarlos de aquí”, me dijeron.

Las paredes de la sala de operaciones se estremecían por el fuego de artillería y de ametralladoras y daba la impresión de que estábamos más seguros adentro. Pero los soldados ucranianos tenían la orden de llevarnos.

Mstyslav Chernov es un videoperiodista de la Associated Press. Este es su relato del sitio de Mariúpol, documentado por el fotógrafo Evgeniy Maloletka y redactado por la corresponsal Lori Hinnant.

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Corrimos hacia la calle, abandonando a los médicos que nos habían refugiado, a la mujer embarazada que había resultado herida en un bombardeo y a la gente que dormía en los pasillos porque no tenían adónde ir. Me sentí terrible el dejarlos.

Durante nueve minutos inacabable, tal vez diez, pasmos junto a edificios de departamento destruidos por las bombas. Hubo una explosión cerca y nos tiramos al piso. El tiempo lo medíamos según los estallidos, una bomba a la vez. Conteníamos la respiración. Cada estallido me estremecía y tenía las manos frías.

Llegamos a un portón y personas con vehículos blindados nos llevaron a un sótano oscuro. Recién entonces nos enteramos de boca de un policía que conocíamos por qué los ucranianos habían arriesgado sus vidas para sacarnos del hospital.

“Si los agarran, los pondrán frente a una cámara y los harán decir que todo lo que filmaron fue falso”, me dijo. “Todo su esfuerzo y todo lo que hicieron en Mariúpol habrá sido en vano”.

El agente, que en una ocasión nos pidió que le mostrásemos al mundo la muerte de su ciudad, ahora nos imploraba que nos fuésemos de allí. Nos condujo hacia un sitio con miles de autos desvencijados que se preparaban para salir de Mariúpol.

Esto ocurrió el 15 de marzo. No sabíamos si saldríamos vivos.

Me crié en Járkiv, a 32 kilómetros (20 millas) de la frontera con Rusia, y de adolescente aprendí a usar armas en la escuela. Me pareció que no tenía sentido alguno esa instrucción. Ucrania, me decía a mí mismo, está rodeada de amigos.

He cubierto guerras en Irak, Afganistán y el territorio disputado de Nagorno Karabaj, tratando de mostrarle al mundo la devastación que producen de primera mano. Pero cuando los estadounidenses, y después los europeos, evacuaron sus embajadas de Kiev este invierno y cuando vi el despliegue de tropas de Rusia cerca de mi ciudad, lo único que pensé fue, “pobre mi país”.

En los primeros días de la guerra, los rusos bombardearon la enorme Plaza de la Libertad en Járkiv, que yo frecuentaba cuando tenías 20 años. Sabía que para los rusos el puerto de Mariúpol, en el este del país, era un botín estratégico preciado por su ubicación junto al Mar de Azov. Por eso, en la víspera del 23 de febrero, fui allí con mi colega de años Evgeniy Maloletka, fotógrafo ucraniano de la Associated Press, en su camioneta Volkswagen blanca.

En el camino empezamos a preocuparnos por cosas como neumáticos de repuesto y encontramos en la internet un individuo de la zona dispuesto a vendernos uno en plena noche. Les explicamos a él y al cajero de una tienda que funcionaba las 24 horas que nos estábamos preparando para la guerra. Nos miraron como si estuviésemos locos.

Llegamos a Mariúpol a las 3.30 de la noche. La guerra empezó una hora más tarde.

Aproximadamente una cuarta parte de los 430.000 residentes de Mariúpol se fueron de la ciudad en los primeros días de la invasión. Pero poca gente pensaba que se venía una guerra y, para cuando se dieron cuenta de que estaban equivocados, ya era demasiado tarde para irse.

A fuerza de bombardeos, los rusos cortaron el suministro de electricidad, agua, alimentos y, finalmente, los servicios de teléfonos celulares, radio y televisión. Los pocos periodistas que quedaban se fueron antes de que cortasen las últimas comunicaciones y se estableciese un bloqueo total.

La falta de información en medio de un bloqueo logra dos objetivos.

El primero, generar un caos. La gente no sabe qué está pasando y cae presa del pánico. Al principio, no entendíamos por qué Mariúpol cayó tan rápido. Ahora sé que ello se debió a la falta de comunicaciones.

El segundo objetivo es la impunidad. Al no haber información, no se ven fotos de edificios derrumbados ni de niños muertos y los rusos pueden hacer lo que les venga en gana. De no ser por nosotros, no se sabría nada.

Es por ello que corrimos tantos riesgos, para que el mundo viese lo que vimos nosotros. Y eso es lo que hizo que los rusos se enfureciesen tanto con nosotros como para tratar de capturarnos.

Nunca, jamás, sentí que romper el silencio fuese tan importante.

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La muerte empezó a rondar pronto. El 27 de febrero vimos cómo los médicos trataban de salvar a una niñita herida por metralla. No lo lograron.

Una segunda niña falleció. Y una tercera. Las ambulancias dejaron de recoger heridos porque no había forma de comunicarse con ellas y tampoco podían exponerse a los bombardeos.

Los médicos nos pedían que filmásemos a las familias que llevaban ellas mismas a sus muertos y heridos, y nos dejaron usar sus generadores para cargar nuestras cámaras. Nadie sabe lo que está pasando en nuestra ciudad, nos decían.

Las bombas alcanzaron el hospital y las casas a su alrededor. Rompieron las ventanas de nuestra camioneta, abrieron un hueco a un costado del auto y reventaron un neumático. A veces salíamos para filmar una casa incendiada y regresábamos entre las explosiones.

Había un sitio en la ciudad donde todavía se podía conseguir conexión, junto a una tienda de comestibles saqueada en la avenida Budivel´nykiv. Una vez por día, íbamos en auto allí y nos agazapábamos junto a una escalera para transmitir fotos y videos al mundo. La escalera no ofrecía demasiada protección, pero nos sentíamos un poco más a resguardo que si no hubiese nada.

La señal se interrumpió el 3 de marzo. Tratamos de transmitir nuestros videos desde las ventanas del séptimo piso del hospital. Fue desde allí que vimos desmoronarse lo poco que quedaba de esta ciudad de clase media.

La gran tienda Port City estaba siendo saqueada. Nos encaminamos hacia allí entre el fuego de artillería y metralla. Decenas de personas corrían y se llevaban carritos llenos de artículos electrónicos, comida y ropa. Explotó una bomba en el techo de la tienda y yo caí al piso afuera. Me puse nervioso, a la espera de otro bombazo. Maldije cien veces porque la cámara no estaba activada para filmar la escena. Acto seguido, cayó una bomba en un edificio muy cerca de donde estaba. Busqué amparo. A mi lado pasó un adolescente con una silla de oficina con ruedas, en la que llevaba aparatos electrónicos y cajas que se le caían. “Mis amigos estaban allí. La bomba explotó a diez metros de donde estábamos”, me dijo. “No sé lo que pasó con ellos”.

Regresamos apresuradamente al hospital. En 20 minutos empezaron a llegar los heridos, algunos de ellos en carritos de la tienda.

Durante varios días nuestro único contacto con el mundo exterior fue un teléfono satelital. Y el único sitio donde funcionaba el teléfono era afuera, junto a un cráter causado por una bomba. Me sentaba en el piso, me encogía y trataba de conectarme.

La gente nos preguntaba cuándo se terminaría la guerra. No sabía qué decirles.

Todos los días circulaban rumores de que el ejército ucraniano rompería el sitio. Pero no llegó nadie.

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Nos codeábamos con la muerte en el hospital y en las calles, donde había cadáveres, decenas de ellos apilados en una fosa común. Vi tanta muerte que filmaba casi sin darme cuenta de lo que sucedía mi alrededor.

El 9 de marzo dos bombardeos aéreos destrozaron el plástico que cubría las ventanas de nuestra camioneta. Vi la bola de fuego y al instante sentí un fuerte dolor en mis oídos, en la piel, en la cara.

Vimos columnas de humo de una maternidad. Cuando llegamos, personal de rescate todavía estaba sacando el cuerpo ensangrentado de una mujer embarazada de entre las ruinas. Casi no nos quedaba batería y no había conexión para enviar mensajes. En cuestión de minutos comenzaría a regir un toque de queda. Un policía nos escuchó hablar acerca de cómo transmitir la noticia del ataque el hospital.

“Esto cambiará el curso de la guerra”, nos dijo. Y nos llevó a un sitio con electricidad y una conexión de internet.

Habíamos filmado una cantidad de muertos, de niños muertos, una fila inacabable. No comprendía por qué pensaba que más muertes podrían cambiar algo. Me equivoqué.

En medio de la oscuridad, enviamos las imágenes usando tres teléfonos celulares para acelerar el proceso. Nos tomó horas y terminamos mucho después de que empezó el toque de queda. Los bombardeos continuaban, pero los agentes que nos habían asignado para que nos acompañasen en nuestras vueltas por la ciudad esperaron pacientemente.

Nuestro contacto con el mundo exterior volvió a interrumpirse.

Nos fuimos al sótano de un hotel vacío, con un acuario lleno de peces dorados muertos. En nuestro aislamiento, no sabíamos nada acerca de la campaña de desinformación montada por los rusos para generar dudas acerca de nuestro trabajo.

La embajada rusa en Londres difundió dos tuits diciendo que las fotos de la AP eran falsas y que la mujer embarazada era una actriz. El embajador ruso mostró copias de las fotos en una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y repitió mentiras acerca del ataque a la maternidad.

En Mariúpol, mientras tanto, la gente nos preguntaba por las últimas noticias de la guerra. Cantidades de personas se me acercaron y nos pidieron que las filmásemos para que sus familias en otras partes supiesen que estaban vivas.

A esta altura no funcionaban ni la radio ni la televisión en Mariúpol. Solo se podían escuchar las transmisiones rusas, llenas de mentiras. Que los ucranianos tenían a Mariúpol como rehén, que les disparaban a los edificios, que estaban fabricando armas químicas. La propaganda era tan intensa que algunas personas con las que hablamos la creían, a pesar de lo que veían con sus propios ojos.

Se repetía un mensaje al estilo soviético: Mariúpol está rodeada. Entreguen sus armas.

El 11 de marzo, en una llamada corta y sin detalles, nuestro editor nos preguntó si podíamos encontrar mujeres que sobrevivieron al ataque a la maternidad para demostrar que existían. Comprendí que nuestras filmaciones habían sido tan fuertes que motivaron una respuesta del gobierno ruso.

Las encontramos en un hospital en el frente de combate. Algunas con sus bebés, otras dando a luz. También nos enteramos de que la mujer que filmamos había perdido su bebé y también su vida.

Subimos al séptimo piso para transmitir el video a través de una débil conexión. Desde allí, vi un tanque tras otro avanzando junto al hospital, todos con la letra Z, el emblema ruso de la guerra.

Estábamos rodeados: Decenas de médicos, cientos de pacientes y nosotros.

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Los soldados ucranianos que nos habían estado protegiendo en el hospital habían desaparecido. Y en el camino hacia nuestra camioneta, donde teníamos comida, agua y equipo, había un francotirador ruso que ya había herido a un médico que se aventuró a salir del hospital.

Pasaron las horas en la oscuridad, con el ruido de explosiones a nuestro alrededor. Fue por entonces que llegaron los soldados a buscarnos, gritando en ucraniano.

No sentimos que nos estaban rescatando. Sentimos que nos llevaban de un lugar peligroso a otro. Ya no había sitios seguros en Mariúpol. Uno podía morir en cualquier momento.

Me sentí muy agradecido con los soldados, traumatizado. Me avergonzaba porque nos estábamos yendo. Nos subimos a un Hyundai con tres miembros de una familia y nos sumamos a una cola de vehículos que salían de la ciudad de cinco kilómetros (tres millas). Unas 30.000 personas lograron salir de Mariúpol ese día. Tantas que los soldados rusos no tuvieron tiempo de inspeccionar de cerca vehículos con pedazos de plástico en sus ventanas.

La gente estaba nerviosa. Se peleaban y gritaban. Había un avión que sobrevolaba y estallidos. La tierra se sacudía.

Cruzamos 15 puestos de control rusos. En cada uno, la madre sentada adelante imploraba en voz alta, como para que la oyésemos.

Con cada puesto de control que pasábamos, mis esperanzas de que saldríamos con vida de Mariúpol disminuían. Sabía que, para llegar a la ciudad, el ejército ucraniano tendría que cubrir demasiado terreno. Eso no iba a pasar.

Al amanecer llegamos a un puente destruido por los ucranianos para frenar el avance ruso. Una caravana de unos 20 vehículos de la Cruz Roja había quedado varada allí.

En el 15to puesto de control, los guardias hablaban ruso con un fuerte acento del Cáucaso. Ordenaron a todos los vehículos que apagasen las luces para no alumbrar las armas y el equipo que tenían allí. Apenas si pude distinguir la Z blanca pintada en ellos.

El llegar al 16to puesto de control, escuchamos voces. Hablaban ucraniano. Sentí un enorme alivio. La madre en el asiento de adelante se puso a llorar. Habíamos salido de Mariúpol.

Éramos los últimos periodistas que quedaban en Mariúpol. Ahora no había nadie.

Todavía nos llueven mensajes de personas que quieren saber de sus seres queridos que filmamos y fotografiamos. Nos escriben cartas desesperadas e íntimas, como si fuésemos viejos conocidos y los pudiésemos ayudar.

Cuando el bombardeo ruso destruyó un teatro en el que se habían refugiado cientos de personas la semana pasada, sabía exactamente lo que había que hacer para ver si había sobrevivientes, escuchar de primera mano lo que se sentía al estar encerrado por horas debajo de escombros. Conozco el edificio y las casas dañadas a su alrededor. También conozco gente atrapada allí abajo.

Y el domingo, las autoridades ucranianas dijeron que Rusia había bombardeado una escuela de arte con 400 personas en su interior en Mariúpol.

Pero ya no podíamos filmar eso.

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Este es el relato que hizo Chernov a Lori Hinnant, quien escribió la nota en París. Vasylisa Stepanenko colaboró en este despacho.