Con gritos de "Díaz-Canel asesino", "Viva Cuba libre" y "Abajo la dictadura", los cubanos partieron de un parque aledaño al Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) rumbo a la capital estadounidense. (Foto: EFE/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH)

Nací en un reparto de La Habana, Cuba seis meses antes de la Revolución y el golpe de estado de 1959. Mi familia no estaba involucrada en la política, y hasta cierto punto apoyaron la revolución en sus primeros días. Entonces empezaron a aparecer muertos por las carreteras, los fusilamientos eran diarios y mis padres no encontraban cómo comprar leche. Cuando el nuevo gobierno empezó a enviar alimentos fuera del país y comenzó la escasez, nosotros emigramos a los Estados Unidos. Llegamos a Filadelfia ocho días antes de la Crisis de Misiles el 16 de octubre de 1962. 

Hace muchos años que la sangre y sufrimiento se derrama en las tierras de Cuba. Los eventos recientes me llaman al igual que a todos los cubanos en el extranjero que aún sienten esa amorosa conexión con su madre patria. Aunque en los países del primer mundo vivimos con más facilidades, oportunidades y hasta lujos, continuamos con el corazón entrelazado con Cuba. Esta es la pasión del pueblo cubano en la isla y en el extranjero.

Desde los primeros días de la revolución, cuando Fidel Castro entró victorioso a Cuba y Fulgencio Batista se escapó como un ladrón en la noche, la trayectoria del pueblo cubano se convirtió en un experimento social para análisis y comentarios internacionales. Nos convertimos en la Placa de Petri del comunismo. Muchos sufrimos, murieron muchos y muchos se beneficiaron del caos.

Cuba es un país soberano y su pueblo tiene derecho de vivir libremente y en paz.

Cuba no es un museo de atracción para turistas que desean viajar al pasado; ellos quieren que Cuba no cambie para seguir teniendo un pasaje para ver como un país se congeló en el tiempo.

Todavía, después de 62 años, Cuba sigue bajo el régimen que dividió la isla. Antes de la Revolución de 1959 una gran parte del pueblo sufría necesidades, le tenía miedo a la dictadura y tenían que cuidar lo que decían por miedo a la cárcel, pero todavía sigue así.

Los cubanos en los Estados Unidos no cesan de pedir ayuda para su gente.  (Foto: EFE/Archivo)

El que conoce la historia de Cuba, sabe que ha sido un largo cuento de abusos y sufrimientos para el pueblo. Pasando por los conquistadores que erradicaron las culturas indígenas, por los colonialistas que se impusieron en la isla y esclavizaron a los africanos para poder continuar violando las riquezas de la isla, Cuba ha sufrido más de 500 años de derrame de sangre, opresión, abuso, guerra y dominio extranjero. 

En 1896, el general español Weyler inició una política de «Reconcentración» en las zonas rurales de Cuba. Envió a miles de ciudadanos cubanos a campos de concentración para dificultar que los guerrilleros cubanos se mezclaran entre la población rural. Bajo su política, Weyler obligó a la gente del campo a mudarse a campos de concentración en ocho días, y de no hacerlo serían fusilados. En estos campos los ciudadanos fueron tratados horriblemente, y el 30% murieron de hambre y enfermedades. En esos tiempos, no había forma de enviar un #SOS.

Ahora en el 2021, los cubanos han podido regar el mensaje de socorro #SOS por el mundo entero a través de las redes sociales. Aunque los cubanos están pasando necesidades básicas por falta de alimento, en un país rico en tierras fértiles y pesca, ellos no piden solo pan. ¡Piden libertad!, pero el control absoluto del gobierno los sofoca. No permite que el pueblo respire. 

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante. ¿Cuáles serán los próximos pasos para el pueblo cubano? La represión de cualquier pueblo tiene su límite y los espíritus de los Mambises se han levantado en Cuba. ¡Ojo! Qué sí se cometen los mismos errores estaremos perdidos. Cuba tiene una Constitución, pero a diferencia de los Estados Unidos, no se cumple.

Para tener éxito en el gobierno, necesitamos democracia legítima. Los cubanos tendrán que escuchar las opiniones que les gusten, al igual que las que no les parezca. Hay que dialogar.

No más golpe de estado, no más recluir o exiliar a todos los que no están de acuerdo con el gobierno, no más sangre. Le pido a Dios que, como cubanos, nos aclare las mentes y empodere nuestros corazones para unirnos como pueblo sin marginalizar o excluir a nadie. Oro por el futuro de Cuba, libre, fuerte y próspera. #SOS

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