San Juan, 27 jul (EFE News).- La imparable actividad sísmica que se registra en Puerto Rico desde hace meses, con más de 10.000 eventos desde el pasado 28 de diciembre, amenaza a una isla vulnerable ante terremotos que ponen en riesgo construcciones informales, escuelas y zonas inundables.

El reconocido especialista en Geomorfología José Molinelli señaló hoy a Efe que las miles de secuencias sísmicas que siguieron al terremoto de magnitud 6,4 del pasado 7 de enero -el más importante de los últimos meses- son una muestra de que Puerto Rico es vulnerable por su situación geográfica a sufrir temblores en cualquier momento, con el consiguiente riesgo para la seguridad de la población.

«El terremoto de magnitud 6,4 del pasado 7 de enero fue muy fuerte y provocó daños en muchas construcciones», destacó Molinelli, para quien los sismos registrados después de ese gran temblor pueden considerarse, hasta cierto punto, normales dada la situación geográfica de Puerto Rico.

Según datos de la Red Sísmica de Puerto Rico, entre el 28 de diciembre de 2019 y el 22 de julio pasado se registraron un total de 10.151 secuencias sísmicas, de las que 9.868 fueron de magnitud inferior a 3,5 y 283 superiores.

CUATRO SISMOS POR ENCIMA DE MAGNITUD 5,5

Además, se registraron 33 eventos sísmicos de magnitud superior a 4,5, un total de 4 por encima de magnitud 5,5 y el sismo de 6,4 conocido del 7 de enero.

Según la Red Sísmica de Puerto Rico (RSPR), la isla se encuentra en una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) también destaca que la isla se encuentra en una de las regiones donde se generan temblores con más frecuencia y, de hecho, durante varios días de los meses de abril y mayo de 2011 Puerto Rico fue el lugar del mundo donde más sismos se registraron.

Puerto Rico está localizado en borde convergente de dos placas tectónicas, la del Caribe y la de América del Norte, que al colisionar provocan los sismos.

Molinelli indicó que, hasta cierto punto, la actividad sísmica, a pesar del elevado número -un total de 938 sismos fueron sentidos por la población-, puede considerarse normal para Puerto Rico, pero que el problema reside en que la isla no está preparada para dar respuesta a estos eventos.

«Muchas construcciones en Puerto Rico son muy vulnerables a los terremotos», indicó, tras explicar que en el sur de la isla, donde precisamente se ha concentrado la actividad sísmica durante estos últimos meses, abundan las viviendas informales -sin permisos o supervisión técnica- levantadas sobre finas columnas.

PROBLEMAS POR LAS CONSTRUCCIONES INFORMALES

Molinelli resaltó que el primer problema al que se enfrenta Puerto Rico a la hora de afrontar los efectos de los terremotos es la de construcciones informales que, obviamente, son susceptibles de derrumbarse. Pero hay otros no menos importantes.

El experto indicó que el segundo es que muchas escuelas de la isla se construyeron con el sistema conocido como de columna corta.

De hecho, tras los terremotos de enero, el Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico recomendó al Gobierno que no se utilizara ninguna escuela que tenga el llamado diseño de columna corta o que fuera construida antes de los códigos de 1987, independientemente de si las mismas quedaron dañadas.

Molinelli subrayó que es absurdo que se envíe a estudiantes a las escuelas sabiendo que muchas de estas instalaciones, construidas bajo ese sistema, no cuentan con las garantías para resistir un terremoto y pudieran colapsar en caso de terremoto.

«No creo que en California, por ejemplo, los padres permitieran que sus hijos fueran a escuelas con estas características», aseguró.

Además, denunció que en Puerto Rico se ha construido en zonas inundables que podrían ser anegadas en caso de tsunami tras un terremoto.

«En Puerto Rico hay 250.000 edificaciones construidas en zonas inundables», destacó Molinelli, para quien esto se ha permitido por las autoridades a sabiendas del riesgo que podía entrañar para la población.

El geomorfólogo subrayó que tampoco puede olvidarse que en zonas costeras hay infinidad de edificios que son antiguos y que carecen de solidez, susceptibles también de derrumbes en caso de fuertes temblores.

«La proyección es que la actividad sísmica continúe dado el lugar geográfico donde está situado Puerto Rico, razón por lo que la mejor de las medidas es no construir en áreas de riesgo», concluyó.

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