Composición con imágenes de las bombas de racimo con fotos de AFP y Armor.

El uso de los poderosos explosivos está prohibido por más de un centenar de países y es condenado por organizaciones de DDHH, quienes ya han levantado sus voces para advertir sobre el peligro que representa para civiles.

La decisión de Estados Unidos de enviar municiones de racimo a Ucrania dentro de un nuevo paquete de asistencia militar en la guerra contra Rusia, ha levantado revuelo entre activistas y gobiernos de varios países, que rápidamente se han movido para condenar la decisión.

De acuerdo con un comunicado del Departamento de Defensa divulgado el viernes, el gobierno del presidente Joe Biden aprobó otro monto de ayuda a Ucrania y proveerá al ejército ucraniano de Municiones Convencionales Mejoradas de Doble propósito (DPICM en inglés, municiones de racimo)

Más temprano, la agencia de noticias The Associated Press informó que el monto ronda los 800 millones de dólares, de acuerdo con sus fuentes.

«Este paquete proporcionará a Ucrania sistemas de artillería y municiones adicionales, incluidas Municiones Convencionales Mejoradas de Doble propósito (DPICM en inglés, municiones de racimo) altamente efectivas y confiables, sobre las que la Administración llevó a cabo extensas consultas con el Congreso y nuestros Aliados y socios», indicó el comunicado del Departamento de Defensa.

Los poderosos explosivos, prohibidos bajo la Convención de Municiones de Racimo, de la que no forman parte EE. UU., Ucrania ni Rusia; servirían para ayudar a Kiev en su contraofensiva contra las fuerzas rusas.

«EE. UU. es el principal proveedor mundial de armas y equipos para Ucrania, y continuaremos utilizando una amplia gama de herramientas disponibles para apoyar a las fuerzas armadas de Ucrania mientras se defienden de la agresión de Rusia», dijo más temprano el viernes un portavoz del Departamento de Estado a la Voz de América.

Interrogado sobre el nuevo envío, un portavoz de la institución respondió que «a medida que ha evolucionado la guerra de Rusia contra Ucrania, también lo ha hecho la asistencia de seguridad de EE. UU.».

«Continuaremos consultando de cerca con Ucrania y trabajaremos día y noche para continuar con las entregas en apoyo de los valientes defensores de Ucrania. También continuaremos trabajando con aliados y socios para identificar y proporcionar a Ucrania capacidades adicionales», indicó el Departamento de Estado.

Sin embargo, el reporte de que EE. UU. enviaría municiones de racimo a Ucrania esta semana fue recibido con preocupación por organizaciones de derechos humanos y países aliados, entre ellos, varios firmantes de la Convención de Municiones de Racimo, un tratado rubricado en 2008 en Oslo, y apoyado hasta la fecha por unas 123 naciones, entre ellas, la mayoría de los miembros del bloque de la OTAN. Este pacto prohíbe el uso y la proliferación de estas armas.

La ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, rechazó este viernes la decisión argumentando que para su país, aliado de EE. UU. y Ucrania, regían las condiciones del tratado.

¿Qué son las bombas de racimo?

Se considera una munición de racimo al arma que, al detonar en el aire, libera múltiples explosivos de un gran alcance. Estas puede ser lanzadas desde aviones o piezas de artillería.

Están diseñadas para abrirse antes de tocar tierra y dispersar submuniciones que amplían el área de daño, provocando la muerte o heridas graves a todo el que se encuentre en su radio de acción.

Fueron usadas por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial por la entonces Unión Soviética contra el ejército nazi, que a su vez también las lanzó sobre Inglaterra, según la Coalición de Municiones de Racimo, que documenta décadas de utilización de estas armas.

Más de una decena de países han usado estos explosivos, entre ellos Eritrea, Etiopía, Francia, Israel, Marruecos, Holanda, Gran Bretaña, Rusia y EE. UU., que se calcula lanzó millones de bombas de racimo sobre Laos entre 1964 y 1973.

La Cruz Roja calcula que todavía quedan entre 9 y 27 millones de submuniciones sin explotar solo en Laos, donde 11.000 personas han resultado muertas o heridas, de ellas más del 30 % niños.

¿Por qué son tan peligrosas?

Además de su largo alcance, otro gran peligro de estas minibombas es que pueden no detonar de inmediato y quedar enterradas para explotar meses o años después, al igual que una mina terrestre. El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que un 40 % de las submuniciones no explotan inmediatamente.

A estas armas, a veces fabricadas con colores vibrantes, se las compara con huevos de Pascua, muy atractivos para los niños, que pueden llegar a jugar con ellas, mucho después del fin de los conflictos.

Organizaciones de derechos humanos estiman que una de cada tres víctimas de las bombas de racimo son menores y según Reuters, el 60 % de las víctimas son personas heridas mientras realizaban actividades cotidianas. Activistas insisten en que su uso en áreas pobladas es una violación del derecho internacional humanitario internacional debido a su accionar indiscriminado.

¿Por qué ahora?

Hasta ahora Washington no había puesto sobre la mesa la posibilidad real de enviar municiones de racimo a Ucrania, que ha hecho solicitudes repetidas a sus aliados para que suministren los peligrosos explosivos.

Kiev argumenta que estas armas ayudarían a avanzar en su contraofensiva contra Rusia, una operación que todavía no ha rendido los frutos esperados por el alto mando ucraniano. Estas permitirían a Ucrania igualar el combate y superar la ventaja rusa en poder de fuego y tropas.

“Nuestros analistas militares han confirmado que las Dual-Purpose Conventional Improved Munitions (DPICM o Municiones Mejoradas Convencionales de Doble Propósito) serían útiles especialmente contra las posiciones rusas excavadas en el campo de batalla”, dijo en junio Laura Cooper, subsecretaria adjunta de defensa enfocada en Rusia y Ucrania, durante una audiencia en el Congreso estadounidense.

De acuerdo con la funcionaria, «la razón por la que no ha visto un avance en la provisión de esta capacidad se relaciona tanto con las restricciones existentes en el Congreso sobre la provisión de DPICM como con las preocupaciones sobre la unidad aliada», agregó Cooper.

«Las bombas de racimo son una opción atractiva porque ayudaría a Ucrania a destruir más objetivos con menos proyectiles, y dado que EE. UU. no las ha usado en un conflicto desde Irak, tiene grandes cantidades almacenadas a las que puede acceder rápidamente, dijo a AP el analista investigador de la Fundación para la Defensa de las Democracias, Ryan Brobst.

De acuerdo con una carta enviada por legisladores republicanos a la administración Biden, Washington tendría hasta 3 millones de municiones de racimo disponibles.

En el papel, el uso de bombas de racimo no viola el derecho internacional, aunque activistas insisten en que utilizarlas en un área poblada por civiles sí puede constituir una violación.

“La parte del derecho internacional en la que esto empieza a desempeñar (un papel) son los ataques indiscriminados contra civiles”, explicó el director asociado de armas de Human Rights Watch, Mark Hiznay. “Así que eso no está necesariamente relacionado con las armas, sino con la forma en que se usan”, advirtió.

Una “difícil decisión”

Este viernes, el asesor de Seguridad de la Casa Blanca Jake Sullivan defendió la decisión de enviar bombas de racimo a Ucrania que, según sostuvo, “necesita artillería para mantener sus operaciones ofensivas y defensivas”.

“Reconocemos el riesgo (…) es por eso por lo que aplazamos la decisión tanto como pudimos. Pero también existe un riesgo masivo de daño civil si las tropas y los tanques rusos pasan por encima de las posiciones ucranianas y toman más territorio ucraniano y subyugan a más civiles ucranianos”, insistió Sullivan en una conferencia de prensa desde la residencia presidencial.

Sullivan llamó la atención sobre el hecho de que Rusia ya ha lanzado “decenas de millones” de estos artefactos, de acuerdo con estimaciones del Departamento de Defensa, y subrayó que las municiones que EE. UU. proporcionarían a Ucrania tienen un margen de error al detonar no mayor del 2,5 %, mientras que las que el Ejército ruso lanza tienen una tasa del 30 al 40 %.

El asesor de Seguridad de la Casa Blanca enfatizó en que “Ucrania está comprometida con los esfuerzos de desminado posteriores al conflicto para mitigar cualquier daño potencial a los civiles”, al tiempo que adelantó que Kiev proporcionó “por escrito” garantías que minimizarían el riesgo de daño colateral.

“La garantía que dieron fue que tienen la intención de utilizar estas municiones de manera que minimice la exposición de los civiles (…) fuera de las áreas civiles y fuera de las áreas de tráfico de civiles”, argumentó Sullivan, que remarcó que Ucrania “no estaría usando estas municiones en algún país extranjero. Este es su país que están defendiendo. Estos son sus ciudadanos”.

“Es una decisión difícil. (…) Es una decisión que requirió una mirada muy seria al daño potencial a los civiles. Y cuando juntamos todo eso, hubo una recomendación unánime del equipo de seguridad nacional y el presidente Biden finalmente decidió en consulta con aliados y socios y con miembros del Congreso para avanzar en este paso”, reveló.

Sullivan también enfatizó que “incluso los aliados que fueron signatarios de la convención”, que prohíbe el uso de municiones de racimo, “han indicado tanto en privado como públicamente en el transcurso de hoy que entienden nuestra decisión”.

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