Vista general de una calle en La Habana (Cuba). EFE/ Ernesto Mastrascusa/Archivo

Miami. – La relación entre Cuba y Estados Unidos depende de los países «salvadores» de la isla, particularmente de Venezuela, no del próximo ocupante de la Casa Blanca, dice en una entrevista con Efe John Kavulich, presidente de la entidad privada Consejo Comercial y Económico cubano-estadounidense.

«Cuanto menos pidan los salvadores que Cuba haga para mejorar su economía y su sociedad, menos Cuba querrá comprometerse o volver a comprometerse con Estados Unidos», manifiesta.

Para el experto, la suerte de la relación de ambas naciones a partir de 2021 no depende de un segundo mandato del republicano Donald Trump ni de un primero del demócrata Joe Biden, que se enfrentarán en las presidenciales el próximo 3 de noviembre.

Kavulich precisa que «los salvadores tradicionales, Rusia y particularmente China ya no están disponibles».

Sobre Venezuela considera que las presiones de Trump al Gobierno de Nicolás Maduro «han tenido más impacto en Cuba» que las que ha ejercido directamente sobre el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

Si Trump gana la reelección, Díaz-Canel tendrá que desarrollar e implementar una estrategia para sobrevivir hasta el 20 de enero de 2025 o una para negociar, «y eso significará la transición de su dependencia sobre el petróleo de Venezuela».

Kavulich considera que «las políticas de la administración Trump, directa e indirectamente, hacia Cuba han sido efectivas».

En ese sentido detalla que «la mayoría de los cambios comerciales, económicos y políticos que la administración de Díaz-Canel ha introducido y luego implementado se han debido a la interrupción en las entregas de productos energéticos de Venezuela a Cuba y la disminución del apoyo financiero de Venezuela a Cuba».

Agrega que son cambios, como «la fusión de las monedas y alentar a los exportadores autónomos», que el Gobierno de La Habana «preferiría no hacer» si no fuera por las presiones externas.

Por otro lado, considera que las restricciones del Gobierno republicano de EE.UU. a las remesas, los viajes y la actividad diplomática «son significativas», pero señala que «irónicamente» han llevado a que Cuba se vuelva «más eficiente, más elástica en la forma en que administra su economía».

EN VEREMOS LA RESPUESTA EUROPEA

Por otro lado, sobre la activación por parte de Trump de la posibilidad de demandar en EE.UU. a aquellos que han usufructuado propiedades confiscadas en Cuba tras la revolución de 1959, dice que demostró que las «amenazas» de la Unión Europea (EU) «han sido huecas».

Trump activó por primera vez a partir de 2019 el Título III de la Ley Helms Burton (Ley Libertad), que desde su creación en 1996 había sido suspendido consecutivamente cada seis meses por los gobiernos de Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama.

Esa decisión de mantener congelada ese parte de la ley era, entre otras cosas, para evitar conflictos con terceros países, especialmente europeos, como España, que son los que tienen mayor interés en la infraestructura turística en la isla.

Ese título, que permite demandas de cubano-estadounidenses y estadounidenses en cortes de este país en busca de indemnizaciones, ha facilitado hasta el momento 28 de estas querellas a empresas como la naviera Carnival, Amazon y cadenas hoteleras españolas, entre muchas otras.

Kavulich recuerda que «desde hace un año» la UE dijo que contrataría un bufete de abogados en EE.UU. para representar sus intereses junto con los acusados europeos demandados bajos los títulos III, y también el IV, que niega visas a aquellos empresarios que estén participando de inversiones en propiedades confiscadas.

«Hasta ahora, no lo ha hecho. Y han pasado casi seis meses desde que Iberostar de España, un acusado de la Ley Libertad, solicitó una carta de la UE relacionada con su defensa. Hasta la fecha, no hay carta».

Sobre los reveses que por ahora han tenido la mayoría de los demandantes en las cortes de EE.UU., Kavulich dice que los jueces estadounidenses «quieren asegurarse de que los demandantes y los acusados tengan la oportunidad de presentar su caso».

«La Ley Libertad ha sido bastante generosa al permitir que todas las partes expresen su opinión», señala.

DESAFÍO PARA EMPRESAS DE EEUU

Kavulich pinta actualmente «un panorama inmensamente desafiante» para las organizaciones en Estados Unidos que se enfocan en Cuba, ya sean aquellas que se dedican a la promoción o las que comercian ya sea con la continuación de un gobierno Trump y, «como mínimo, en la primera parte de una administración Biden».

En ese sentido, resalta que «para Estados Unidos la resolución de asuntos relacionados con Venezuela seguirá siendo mucho más importante que los asuntos relacionados con Cuba».

Para Kavulich, «se ha extinguido el interés de las empresas estadounidenses en exportar, importar y prestar servicios a Cuba».

Sin embargo, advierte de que ese entusiasmo ya había «ido menguando» desde los dos últimos años del Gobierno de Obama (2009-2017) «cuando Cuba no permitió que las empresas estadounidenses participaran plenamente en la economía».

Kavulich critica por otro lado que Obama, que emprendió a partir de 2014 un deshielo con el entonces Gobierno de Raúl Castro, «no exigió condicionalidad o reciprocidad con respecto a lo que se permitiría hacer a las empresas estadounidenses en Cuba».

Ambos gobiernos «fueron cómplices de su negligencia por no mirar más allá del final del mandato del presidente Obama y ver que a menos que la relación bilateral fuera profunda y amplia, sería interrumpida».

Trump, que se ha dedicado desde el primer año de su mandato a revertir el acercamiento de Obama con Cuba, la interrumpió, recalca Kavulich.

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