Robert Vivar (d), dirigente de veteranos deportados en Tijuana (México), abraza a su hijo (i) este jueves a su llegada a la garita de San Ysidro en San Diego, California. (Foto: EFE/Manuel Ocaño)

San Ysidro (CA), .- Robert Vivar, dirigente de veteranos deportados en Tijuana (México), regresó este jueves a California después de nueve años de haber sido expulsado del país.

“Me siento muy emocionado, y muy agradecido”, dijo Vivar al cruzar por primera vez en todo ese tiempo la garita de San Ysidro hacia una calle de California. “Ha sido una jornada muy extensa, pero conté con mucha guía de Dios acerca de cómo proceder”, manifestó.

“Este es definitivamente el mejor Día de los Veteranos”, dijo a Efe el hijo de Vivar, Robert Vivar hijo, exmilitar de la Fuerza Aérea y actual miembro de la Guardia Nacional de California.

Padre e hijo no pudieron contener algunas lágrimas cuando tras muchos años se abrazaron por primera vez en suelo estadunidense.

Vivar se convirtió en el primer beneficiario de una iniciativa de la Administración de presidente estadounidense, Joe Biden, que busca ayudar a regresar a Estados Unidos a veteranos deportados y a familiares de exmilitares que han sido expulsados del país.

Un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) recibe este jueves a Robert Vivar, dirigente de veteranos deportados en Tijuana (México), a su llegada a la garita de San Ysidro en San Diego, California. (Foto: EFE/Manuel Ocaño)

Aunque Robert Vivar no es veterano de las Fuerzas Armadas, es padre de dos veteranos y desde su segunda deportación en 2013 se convirtió en activista en favor de los exmilitares y las madres que habían sido deportados.

De hecho, Vivar consiguió con apoyo de la Administración de Veteranos y de organizaciones legales civiles que varios veteranos que habían sido deportados a México regresaran este año al país.

“Me siento muy inspirado por Robert. Me inspira que haya hecho tanto por los veteranos deportados y ahora que regresa, desee continuar su apoyo porque sabe que lo necesitan tanto”, dijo a Efe el abogado de Vivar, Dane Shikman.

La Corte Superior de California revisó y retiró los cargos de posesión de drogas por los que Vivar había sido deportado primero en 2003 y, luego de regresar, de nuevo en 2013.

El máximo tribunal estatal determinó que Vivar fue mal asesorado por su abogado, quien le aconsejó declararse culpable, y con ello las autoridades de migración lo deportaron casi inmediatamente.

Vivar era resiente legal en California y había llegado al país a los seis años de edad.

Sin esos cargos, la Administración de Biden consideró que no había razones para que continuara deportado.

Momentos antes de volver a California, Vivar platicó a Efe que, luego de pasar unos días con sus dos hijos y seis nietos, regresará a vivir al condado de San Diego. “En cuanto reciba mi tarjeta de residencia legal de nuevo, planeo cruzar la frontera para seguir ayudando a los migrantes y deportados”, expuso.

Unas personas sostienen una pancarta que da la bienvenida a Robert Vivar, dirigente de veteranos deportados en Tijuana (México), este jueves a su llegada a la garita de San Ysidro en San Diego, California. (Foto: EFE/Manuel Ocaño)

Desde que el presidente Biden asumió el cargo en enero pasado, Vivar pasó a ser parte de una coalición que se dedica a ayudar a migrantes en el campamento instalado en la frontera de Tijuana y en los cerca de 20 albergues para migrantes.

Esa coalición, la Alianza Humanitaria El Chaparral, ha ayudado a que más de 900 migrantes, sobre todo los más vulnerables, hayan cruzado a Estados Unidos para recibir ayuda mientras avanzan en las cortes sus peticiones de asilo.

La comandante Livier Jiménez Lázaro, del cuartel de veteranos del barrio latino Logan de San Diego, dijo a Efe que Vivar “es un gran ejemplo para todos nosotros”.

“Lo que más nos emociona es que uno de los nuestros, que nunca dejó a un hombre atrás, regresa a su casa, con nosotros, al país que ama. No hallamos las horas de decirle todos juntos ‘Bienvenido de nuevo a casa, hermano’”, dijo.

Vivar fue recibido en San Ysidro por un nutrido grupo de periodistas, pero también por miembros de la comunidad de activistas de derechos humanos.

“Robert va a abrir la puerta para que regresen muchos más”, dijo a Efe el ministro John Fanestil, de la Iglesia Fronteriza, donde Robert Vivar participó como traductor cada domingo desde hace una década.

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