Joe Biden, presidente de Estados Unidos. (Foto: EFE/GREG NASH)

LOS HECHOS

El 6 de enero del pasado año, unos 10.000 simpatizantes de Trump marcharon hacia el Capitolio de los Estados Unidos, y unas 800 irrumpieron dentro del edificio para impedir que se ratificara la victoria del ahora presidente estadounidense, Joe Biden, frente al candidato republicano en las elecciones de noviembre de 2020. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y mostraron la fragilidad de la democracia estadounidense.

Horas después de la invasión el Capitolio, hiriendo a decenas de oficiales y poniendo en peligro la transición pacífica del poder, Terry Brown, un oficial de seguridad pública retirado de 69 años del condado de Lebanon Pensilvania. Él fue uno de los pocos atrapados dentro del edificio ese día. Sus declaraciones a la prensa fueron: «No me arrepiento de haber hecho lo que hice, porque recibimos un mensaje y el mundo lo sabe».

Brown fue sentenciado el mes pasado a 30 días de arresto domiciliario y tres años de libertad condicional por sus crímenes. Al recibir la noticia, en algo se retractó, «Todo lo que dije entonces era exactamente la verdad», dijo, apareciendo en video ante el juez de distrito de Estados Unidos Carl Nichols en Washington, «excepto que me arrepiento de haber hecho lo que hice».

EL PRIMER ANIVERSARIO

Un año después, la trágica jornada, que dejó cinco personas fallecidas y 140 agentes heridos, continúa marcando gran parte de la agenda política de Estados Unidos y aumentando aún más la polarización entre republicanos y demócratas. Para subrayar la importancia de la conmemoración el presidente Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, se dirigieron a la nación.

Biden, responsabilizó al expresidente Donald Trump (2017-2021) de crear una «red de mentiras» sobre las elecciones de 2020 e incitar a sus seguidores a asaltar el Capitolio hace un año.

«Su ego herido le importa más que nuestra democracia y nuestra Constitución. No puede aceptar que perdió», dijo Biden en un discurso desde la simbólica Sala de las Estatuas del Capitolio.

Aunque no mencionó por su nombre a Trump, Biden dedicó buena parte de su discurso a criticar a su predecesor a quien considera que “valora más el poder que los principios”.

Denunció que Trump y sus aliados han decidido que «la única forma de ganar para ellos es suprimir el voto y subvertir las elecciones», en un contexto de crecientes reformas a nivel estatal que, en la práctica, prometen dificultar el voto de las minorías y las personas con menos recursos económicos.

«No puedes amar nuestro país solo cuando ganas. No puedes obedecer la ley solo cuando te conviene. No puedes ser patriótico cuando abrazas las mentiras y las permites», agregó.

Visiblemente irritado, el presidente insistió en que hay «cero pruebas» de las denuncias de fraude electoral que Trump difundió tras las elecciones de 2020, y que han provocado que la mayoría de los votantes republicanos sigan todavía sin creer que Biden ganara de forma legítima los comicios.

«Es un expresidente derrotado, por un margen de más de 7 millones de sus votos, en unas elecciones completas, libres y justas», subrayó.

Biden prometió mantenerse alerta ante la posibilidad de que la oposición republicana pueda intentar dar la vuelta a un posible resultado que no les favorezca en los próximos ciclos electorales: las legislativas de noviembre de este año y las presidenciales de 2024.

«Defenderé esta nación. No dejaré que nadie ponga una daga en la garganta de la democracia», recalcó.

Insistió en que «la promesa de la democracia está en riesgo» tanto en Estados Unidos como en el mundo, donde, a su juicio, se libra una batalla ideológica contra las «autocracias» de países como China y Rusia.

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, anunció previamente la serie de eventos de «reflexión» y «recuerdo» en el Capitolio de la capital estadounidense.

El objetivo, subrayó Pelosi en una carta enviada a los legisladores demócratas, es que sirvan como «renovación del compromiso, en un espíritu de unidad, patriotismo y oración».

Ninguno de los líderes republicanos en el Congreso de EE. UU. asistió a los eventos de conmemoración lo que muestra la aguda polarización política en el país.

TRUMP CANCELA, PERO SE HACE PRESENTE

La gran ausencia fue el expresidente Donald Trump, quien canceló en el último momento una rueda de prensa desde su residencia privada de Mar-a-Lago (Florida) en la que planeaba comentar lo sucedido.

«A la luz de la total parcialidad y deshonestidad del comité de demócratas no electo del 6 de enero, dos republicanos fallidos y los medios de comunicación falsos, cancelo la conferencia de prensa del 6 de enero», expresó el republicano en un comunicado sin ofrecer más detalles. Trump se refería así al comité legislativo, de mayoría demócrata, que lidera la investigación sobre los hechos que rodearon la irrupción en el Capitolio.

Los asaltantes se dirigieron a la sede del Legislativo en Washington después de asistir a un discurso de Trump en el que les arengó a protestar ante el Capitolio por «robo electoral». Pero el jueves se hicieron públicas unas declaraciones después de que Biden pronunciaras su discurso. “Usó mi nombre hoy para tratar de dividir aún más a Estados Unidos», expresó en un comunicado.

Pocos días después de dejar la Casa Blanca en enero de 2021, el expresidente encaró un juicio político bajo el cargo de «incitar una insurrección», del que finalmente fue absuelto.

EL PROCESO EN BUSCA DE JUSTICIA

Aunque Trump no está del todo exonerado de su responsabilidad directa, hasta la fecha, la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito de Columbia ha presentado cargos contra más de 700 personas, residentes a lo largo y ancho de EE. UU., por delitos que van desde atacar físicamente a policías hasta impedir el ejercicio de sus funciones, pasando por destruir propiedad del Gobierno y entrar en un edificio de acceso restringido.

De ellos, únicamente unos 150 han aceptado declararse culpables, según datos del Departamento de Justicia de EE. UU., que ha señalado que el proceso sigue en marcha.

Entre ellos, uno de los que representó una las imágenes icónicas del asalto: el hombre disfrazado de bisonte y autoproclamado «chamán de QAnon», Jacob Chansley, que en noviembre fue condenado a 41 meses de prisión.

Sin embargo, varios legisladores demócratas han criticado la actuación por parte del Departamento de Justicia al que acusan de falta de eficiencia y ambición dada la magnitud de lo ocurrido. Uno de ellos Ruben Gallego, quien consideró que la actuación del fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, ha sido «extremadamente débil» al asegurar que debería «haber muchos más de los organizadores detenidos ahora» en declaraciones a la cadena CNN esta semana.

La mayoría de los votantes republicanos siguen creyendo en las denuncias sin pruebas de fraude electoral de Trump, según las encuestas, y el exmandatario ha difundido en el último año teorías de la conspiración según las cuales los asaltantes del Capitolio no fueron sus seguidores, a pesar de que varias investigaciones han demostrado que sí lo eran.

El mandatario considera el 6 de enero de 2021 como una «culminación trágica de lo que hicieron al país los cuatro años» de mandato de Trump, quien «socavó la Constitución e ignoró su juramento al pueblo estadounidense en un intento de amasar más poder para sí mismo y sus aliados», continuó dijo la portavoz de la Casa Blanca Jen Psaki.

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