El líder de la mayoría demócrata en el senado, Chuck Schumer. (Foto: EFE/SHAWN THEW)

El último intento del presidente Joe Biden, para proteger el derecho al voto, naufragó un día antes de que cumpliera un año en el gobierno; con bloqueo unánime de la oposición republicana en el Senado y las divisiones dentro de su propio partido.

Primero, los republicanos se negaron a considerar la gran reforma electoral de Biden usando una maniobra denominada filibusterismo y que permite impedir el debate de cualquier medida si no se reúne un mínimo de 60 votos.

Horas más tarde, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, propuso un cambio en las reglas de esa cámara para restar poder al filibusterismo y conseguir que la medida fuera debatida.

Sin embargo, como se predecía, no consiguió reunir el apoyo que necesitaba entre sus filas.

Los senadores demócratas Kyrsten Sinema, de Arizona, y Joe Manchin, de Virginia Occidental, se unieron a los republicanos y votaron en contra de cambiar las reglas del juego.

El bloqueo republicano y las diferencias internas entre los demócratas suponen un revés para el gobierno Biden.

El proyecto que los demócratas querían aprobar en el Senado habría garantizado el derecho a la votación anticipada y el voto por correo, además de establecer que el día de las elecciones sea un feriado nacional, lo que podría aumentar la participación ya que EE.UU. siempre celebra los comicios en un martes laborable de noviembre.

Asimismo, permitiría al Departamento de Justicia supervisar cualquier cambio que se haga a las leyes electorales en estados que tienen un historial de discriminación contra las minorías raciales.

ESPERAR OCHO HORAS EN FILA PARA PODER VOTAR

El senador afroamericano de Georgia, Raphael Warnock, cuyo puesto podría estar en peligro por las restricciones al voto aprobadas en su estado, dio un emocionante discurso en el hemiciclo y consideró que ese día tenía un cariz «moral» para EE.UU. y avisó que pasará a los libros de historia.

Narró cómo una mujer llamada Verona le contó que tuvo que esperar en fila durante ocho horas bajo la lluvia para poder votar en las elecciones de noviembre de 2020 y explicó cómo algunos estudiantes de universidad decidieron no acudir a las urnas porque no querían perder clases.

«Esas son las consecuencias de las leyes que se están aprobado en Georgia y en toda la nación», manifestó Warnock, que fue pastor en una iglesia de Atlanta donde predicó el líder de los derechos civiles Martin Luther King, asesinado en 1968.

Los hijos de King, junto a otros líderes de los derechos civiles, han estado presionando en los últimos días al Senado para acabe con las restricciones al voto que perjudican a las minorías y a la población con menos recursos, que ya acude en menor proporción a las urnas.

Republicanos tratan de bloquear ley que da voto a inmigrantes en Nueva York.  Fotografía de archivo de una manifestación en un en un centro de votación en Madison Square, en Nueva York (EEUU). (Foto: EFE/Nora Quintanilla)

BIDEN, «PROFUNDAMENTE DECEPCIONADO»

Biden, por su parte, dijo en un mensaje en Twitter que se sentía «profundamente decepcionado» por el fracaso de su gran reforma electoral.

«Estoy profundamente decepcionado de que el Senado no haya defendido nuestra democracia. Estoy decepcionado, pero no desalentado», manifestó el mandatario.

Sin embargo, prometió que seguirá impulsando cambios que permitan proteger el derecho al sufragio en Estados Unidos y volvió a posicionarse a favor de una modificación de las reglas del Senado para restar poder al filibusterismo, algo que se había resistido a pedir hasta hace unos días.

La vicepresidenta de EE. UU., Kamala Harris, que ejerce como presidenta del Senado, acudió a la votación en una señal de la importancia que la Administración da al tema.

En declaraciones a la prensa, prometió que ni ella ni el presidente «tirarán la toalla» y aseguró que proteger el derecho al voto es «fundamental» para la democracia estadounidense.

LAS TEORÍAS CONSPIRATORIAS DE TRUMP

La actual batalla sobre el derecho al voto se produce porque en Estados Unidos no existe un sistema electoral central y cada estado fija sus propias normas electorales.

Durante la pandemia, muchos territorios flexibilizaron los requisitos para votar por correo o por adelantado, lo que provocó un récord de participación en los comicios de 2020 y alimentó teorías de conspiración por parte del entonces presidente, Donald Trump (2017-2021), y sus seguidores sobre un supuesto fraude masivo en las urnas, desestimado por los tribunales por falta de pruebas.

En reacción, los republicanos han aprobado durante el último año 33 leyes en 19 estados que limitan el sufragio.

Algunas de esas leyes hacen más difícil el voto por correo, acortan los plazos para acudir por anticipado a las urnas e incluso penalizan dar agua o comida a quienes a quienes esperan largas horas en fila para ejercer su derecho.

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