¡La pandemia todavía no ha terminado: a seguir cuidándose! (Foto: Gerd Altmann/Pixabay)

Después de que el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) anunciara las nuevas medidas sobre el uso del tapabocas, una ola de confusión se generó en la población en esta fase de desconfinamiento progresiva. Según las nuevas recomendaciones del CDC –que se puede encontrar en su página oficial–, hay ciertos cambios en el uso de mascarillas para mitigar la propagación del coronavirus. Estos cambios de reglas llegan a la comunidad con sorpresa y con una serie de dudas sobre su interpretación y aplicación.

De acuerdo con el reciente aviso, los individuos que se encuentren totalmente vacunados contra el COVID-19 pueden dejar de usar el cubrebocas; siempre y cuando, se hallen con otras personas que reúnan los mismos requisitos. ¡He aquí la confusión! ¿Cómo sabemos quién está vacunado y quién no? Las personas no andan por las calles con su tarjeta de vacunación a simple vista, como una prueba fidedigna de su acto cívico con la humanidad.

Esta responsabilidad social de interpretación sobre su uso o no, queda a merced no solo de cada persona; sino, también, de las administraciones de las compañías comerciales –grandes o pequeñas– de cada estado en la unión americana. Esta es una fase de interpretación individual, colectivo y de contexto; esto significa que cada caso, será analizado dependiendo de su propia singularidad y características. ¿Cómo podemos ejecutar una nueva ordenanza pública cuando existen diferentes niveles de apreciación? Esta combinación de opciones genera una nube de ambigüedad sobre su efectividad al momento de hacerla cumplir. Por ejemplo, algunos que no se sientan en la obligación cívica de usarlos, desde su ángulo individualista, pueden crear un conflicto en un ambiente colectivo en donde el uso de cubrebocas sea obligatorio –tales como, las entidades gubernamentales–.

Con esta fase progresiva de un regreso a una normalidad que se añora, sin el uso de tapabocas y sin haber alcanzado la inmunidad de rebaño en su totalidad, me pregunto: ¿se habrá tomado la decisión más acertada? Nadie quisiera volver atrás a los brotes pandémicos e incontrolables, en los cuales hemos vivido por más de un año. Me pongo a pensar en los miles de trabajadores esenciales que arriesgaron su vida durante los momentos difíciles de contagio para proveer servicios básicos a la comunidad. ¿Estaremos pidiendo implícitamente un nuevo sacrificio a los trabajadores esenciales en esta etapa de reapertura?

Pienso, que este círculo vicioso evoca la misma forma en que comenzamos la pandemia, el uso polémico del tapabocas. Lo único que está claro para mí, en este momento, es que vacunarse contra COVID-19 es un acto de civismo y de solidaridad con mi familia, comunidad y humanidad. ¡La decisión final de vacunarse, y de usar el tapabocas, es solo suya!

Contacto: LinkedIn @maryluzmarques, Twitter @maryluz_marques

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