Las banderas estadounidense y china ondean una al lado de la otr en el parque Genting Snow antes de los Juegos Olímpicos de 2022 en Zhangjiakou, China, el 2 de febrero de 2022. (Foto: AP/Kiichiro Sato/Archivo)

El Congreso Nacional del Pueblo de China el pasado domingo comenzó una reunión de nueve días con una presentación del primer ministro saliente, Li Keqiang, quien informó que la meta de crecimiento para la economía de China en 2023 es de alrededor de 5 por ciento. Juzgada modesta por algunos observadores, la meta coincide con la última proyección del Fondo Monetario Internacional de 5.2 por ciento de crecimiento económico en China en 2023.

Esta meta de 5% puede parecer modesta, pero es mejor que el decepcionante 3% de crecimiento registrado en 2022 bajo estrictos controles pandémicos, la cual es la peor tasa de crecimiento en China de los últimos 40 años. También es cierto que esas cifras bajas de un solo dígito son decepcionantes para una economía que registró crecimiento de dos dígitos durante tres décadas. Sin embargo, la última cifra confirma la tendencia declinante en el crecimiento económico de China, a un promedio de 6.7% entre 2015 y 2019 y un promedio de casi 5% entre 2020 y 2023.

En contraste con 2009, durante la Gran Recesión, esta vez no hay un equivalente del paquete de reactivación de $586,000 millones que empujó el crecimiento de China a más de 9%, contribuyendo a compensar la recesión en las economías avanzadas. Hoy, la demanda por las exportaciones de China está debilitándose, ante la desaceleración de las economías avanzadas, mientras que el sector doméstico de la vivienda sigue deprimido desde 2020. Como lo dijo el saliente primer ministro Li Kequiang, “este año es esencial darle prioridad a la estabilidad económica y alcanzar el progreso asegurando entretanto la estabilidad.” (The Wall Street Journal 03|07|23).  

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