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Fotografía de la peluquería 'Regal Lounge' el 2 de febrero de 2024, en Columbia (Estados Unidos). EFE/ Octavio Guzmán

Columbia (EE. UU.).- La serenidad se respira en la peluquería afroamericana que Joe Biden visitó la semana pasada en Columbia, la capital de Carolina del Sur. Mientras un cliente se recuesta en una silla para recibir un masaje en la cabeza, Elton Chisolm, uno de los peluqueros, aún revive la experiencia de haber conocido al presidente de EE. UU.

«Cuando ocurrió, me quedé deslumbrado porque nunca antes había conocido a alguien de ese nivel en mi vida», relata a EFE Chisolm con el rostro iluminado.

El pasado sábado, cuando Biden estuvo en Columbia para hacer campaña, aprovechó para pasar por la peluquería ‘Regal Lounge’, que ejerce como centro social de la comunidad afroamericana con una mesa de billar, cervezas y un tablero de ajedrez junto a las tijeras para cortar el cabello.

El propósito de Biden era mostrar cercanía con la comunidad negra, la gran protagonista de las primarias demócratas que se celebran este sábado en Carolina del Sur.

En ‘Regal Lounge‘, cuenta Chisolm, la visita de Biden no fue una sorpresa. Días antes, el Servicio Secreto se desplegó en la zona, supervisando cada rincón y asegurándose de que no había ningún riesgo para la visita del presidente. «Fue como la calma antes de la tormenta», recuerda.

Una vez que Biden entró en la peluquería, el Servicio Secreto bloqueó todo: nadie podía entrar ni salir. La precaución era máxima y, en un momento, un agente tuvo que pedirle a un barbero que dejara su navaja, ante lo cual el barbero primero reaccionó con sorpresa, pero luego comprendió la situación y dejó el cuchillo.

Dentro de la peluquería, Biden, sonriente, saludó uno a uno a los clientes y a los peluqueros, riendo con ellos e intercambiando palabras de complicidad. Incluso se acercó a un hombre que aún tenía crema de afeitar en la cabeza para hablar con él y darle unas palmaditas en el hombro, según muestran imágenes del acontecimiento.

Chisolm enseguida tuvo la impresión de que Biden era «un hombre muy sencillo», cercano y dispuesto a tomarse fotos y hablar con todos.

«Solo verle entrar en la peluquería, como en cámara lenta, como si fuera un héroe de acción o algo así. Fue surrealista y fue muy impactante», comenta.

Cuando a Chisolm le tocó el turno de saludar a Biden, simplemente le dijo que era un «placer conocerlo». Reconoce, entre risas, una semana después, que se quedó totalmente bloqueado al ver al presidente de EE.UU. en la peluquería donde ha estado trabajando durante un año y apenas le venían palabras a la mente.

A pesar de la impresión que le causó el mandatario, Chisolm no votará este sábado ya que, según cuenta, estará ocupado todo el día atendiendo a numerosos clientes en la peluquería.

El gran desafío de Biden radica precisamente en motivar a votantes como Chisolm, de 37 años, y lograr que acudan a las urnas en las elecciones de noviembre, ya que su participación podría resultar determinante en «estados bisagra» como Míchigan y Pensilvania, que podrían definir quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Carolina del Sur inaugura este sábado el proceso de primarias demócratas, destinado a proclamar oficialmente a Biden como candidato del partido en una convención en agosto y darle impulso para enfrentarse en los comicios de noviembre al candidato republicano, probablemente el expresidente Donald Trump (2017-2021).

Biden tiene la victoria asegurada en Carolina del Sur al no enfrentarse a rivales significativos, pero la cita servirá para medir el entusiasmo que despierta su candidatura en un momento en el que sus índices de aprobación están particularmente bajos.

Especialmente, Carolina del Sur es crucial para evaluar el respaldo de la comunidad afroamericana a Biden, ya que se estima que el 60 % de los votantes demócratas en este estado pertenecen a dicha minoría.

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