Trabajadoras domésticas latinas protestan en Florida por mejores salarios y condiciones para ejercer una labor que reivindican como digna. (Foto: VOA)

Las latinas ganaron en 2022 unos 57 centavos por cada dólar recibido por sus contrapartes masculinos no hispanos en EE. UU., una «abismal» brecha salarial que se hace más profunda si se incluyen a las trabajadoras a tiempo parcial. Este 5 de octubre sirve para arrojar luz sobre este urgente problema.

Las latinas reciben 57 centavos por cada dólar ganado por hombres blancos no hispanos en Estados Unidos, un dato que demuestra la gran brecha salarial que todavía existe en el país, donde las mujeres hispanas deben trabajar casi el doble para obtener el mismo salario que sus contrapartes masculinos.

De acuerdo con los datos más recientes, esta distancia se hace más profunda si se incluye a las hispanas que laboran a tiempo parcial. La «abismal diferencia» se amplía entonces a 52 centavos por cada dólar percibido por hombres no hispanos, insiste un informe del National Women’s Law Center (NWLC).

«Eso es un número horrible. O sea, una mujer latina tiene que trabajar casi el doble, casi dos años, para ganar lo que ganaba un hombre blanco no hispano en 2022. Y eso no es aceptable», subrayó a la Voz de América Jessica Stender, directora de Política Legal del grupo defensor de Derechos Humanos Equal Rights Advocates (ERA) .

El Día de la Igualdad Salarial para las Latinas o Latina Equal Pay Day, conmemorado este año el 5 de octubre, sirve para arrojar luz sobre la disparidad salarial que golpea a uno de los grupos más poderosos y de más rápido crecimiento en EE. UU., y que es un claro reflejo de los obstáculos económicos que enfrenta en diferente medida toda la fuerza laboral femenina.

En EE. UU., «las disparidades salariales son aún más pronunciadas para las mujeres negras, las nativas americanas, las latinas, muchas mujeres asiáticas americanas y las mujeres con discapacidades», reconoció el propio presidente Joe Biden en una proclamación por el Día de Igualdad Salarial en marzo pasado.

Biden también afirmó que la discriminación también forma parte de las causas de las diferencias en los pagos y destacó que a pesar de las medidas de alivio tomadas durante la pandemia de COVID-19, el país «claramente tiene un largo camino por andar».

«Esta brecha salarial equivale a una pérdida de 2.538 cada mes, 30.450 cada año, y 1.218.000 en una carrera de 40 años», precisó a la VOA Diana Ramírez, experta en Justicia Laboral del NWLC, una oenegé con sede en Washington que aboga por los derechos de la mujer.

Para las latinas no es cuestión del día a día, sino un flagelo que se extiende por generaciones. «Estos 1,2 millones de dólares podrían ser nuestro fondo de retiro, la educación de nuestros hijos, ahorros para una emergencia, asistencia para el cuidado de nuestros padres, la compra de una casa, etc.», explicó Ramírez.

Un día para visibilizar un problema de años

Maribel García limpia oficinas desde hace 10 años, cuando llegó a la Florida desde su natal Cuba. En la isla, la cubana de ahora 67 años trabajaba como dependiente de una tienda en la que «ganaba poco, pero al menos me sentía persona», dijo a la VOA en una pausa en su trabajo nocturno.

Aunque insiste en que «para nada reniega» de su trabajo como limpiadora y reconoce que gana «más en una hora que en un mes en Cuba», sí siente que las oportunidades para las migrantes «de color» y mayores de 40 años son mucho más escasas en EE. UU. García gana 16 dólares la hora y tiene a su cargo más de 60 oficinas en dos pisos, que debe limpiar cada noche.

Las latinas están representadas «de manera desproporcionada» en la fuerza laboral mal remunerada, donde la proporción de hispanas (15,9 %) es casi el doble de su proporción general en la fuerza laboral en EE. UU. (8 %), refieren datos del NWLC.

«Entre las latinas que trabajan a tiempo completo en empleos mal remunerados , casi cuatro de cada 10 (38,9 %) vivían en la pobreza o cerca de ella», indicó la experta del NWLC, quien insistió en que este número crece hasta casi la mitad (48,1 %) entre las que trabajaban a tiempo parcial.

Esto significa «menos dinero que una mujer latina dispone para pagar renta, para comida, comprar pañales. Las mujeres latinas y sus familias tienen menos recursos para sus vidas diarias, menos dinero para ahorrar por si lo necesitan para su su jubilación o si hay una emergencia médica», indicó por su parte la directora de Política Legal de ERA, Jessica Stender.

Para Stender, varios factores influyen en el cierre «lento» de esta brecha, entre ellos la todavía vigente «discriminación en el pago» a pesar de que está prohibido a nivel federal, la segregación ocupacional, la falta de transparencia salarial y licencias con pago para mujeres que tienen que hacerse cargo de familiares o hijos.

Por eso, y para visibilizar un problema que necesita «urgente solución» cada año se observa en EE. UU. el Día de la Igualdad Salarial para las Latinas, que aunque varía de fecha, no cambia su esencia.

«Las latinas enfrentan racismo y sexismo en cada momento de nuestra economía. A lo largo de nuestras vidas, nuestra sociedad ha menospreciado nuestra labor simplemente porque somos mujeres y latinas. Los trabajos menos renumerados recaen en mujeres. A muchos de estos trabajos se les nombraron «esenciales» durante la pandemia, pero al salario no se le dio la misma importancia», afirmó por otro lado Diana Ramírez.

Peticiones y una camiseta que exige «Págame»

Las organizaciones defensoras de los derechos de la mujer, los migrantes y grupos que reúnen a las hispanas en diferentes estados se han unido para reclamar el cierre de la brecha salarial de género y mejores condiciones laborales.

Entre ellas el NWLC y ERA, junto a otros aliados tratan de concienciar al gran público, pero sobre todo a legisladores nacionales y estatales sobre la necesidad de subir el salario mínimo federal a 17 dólares la hora con el apoyo a la Ley de Aumento de Salarios de 2023 (Raise the Wage Act en inglés).

Esto incluye «a los jóvenes, trabajadores que reciben propinas, y otros sectores que históricamente se les paga menos del salario mínimo», explicó Ramírez.

También, abogan a favor de aprobar la Ley de Equidad en los Cheques de Pago (Paycheck Fairness Act), que protegería contra represalias por discutir salarios con colegas y prohibiría a los empleadores seleccionar a los solicitantes de empleo en función de su historial salarial.

También, en el caso del NWLC, se busca la sindicalización de las trabajadoras en sus trabajos, «porque cuando las mujeres somos miembros de un sindicato, recibimos mejores salarios y prestaciones», agregó Diana Ramírez.

En el caso de los llamados a la acción, estos también tienen un lado colorido y se pueden llevar en forma de mensaje a cualquier lugar. «Together we say: Págame» o «Juntas decimos: Págame», es la demanda que Karla Butvides, una emprendedora boricua, ha impreso en camisetas como parte de una campaña por el Día de la Igualdad Salarial para las Latinas.

La iniciativa, junto al grupo WeAllGrowLatina, que promueve negocios fundados por mujeres hispanas en EE. UU., está pensada para recaudar fondos para la coalición EqualPayToday y para «levantar la voz» contra esta brecha, explicó a la VOA Butvides, creadora de Karla and Co.

«Es bien importante para mí, yo que tengo esta plataforma, poder enseñar a otros y mostrar lo mucho que la mujer tiene que luchar para poder tener lo normal, lo que toda persona necesita para sobrevivir. Me llena de orgullo que nosotros podemos usar esta plataforma para educar a otros, para estar ahí y hacerles entender que necesitamos esto, necesitamos esta igualdad», insistió la emprendedora.

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