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Palestinos esperan a recibir ayuda humanitaria en una playa en Ciudad de Gaza, en la Franja de Gaza, el domingo 25 de febrero de 2024. (Foto: AP/Mahmoud Essa)

RAFAH, Franja de Gaza. — El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el lunes que espera que un cese del fuego entre Israel y Hamás que suspenda las hostilidades y permita la liberación de los rehenes restantes pueda entrar en vigor a principios de la próxima semana.

Cuestionado sobre cuándo creía que podría iniciar el cese del fuego, Biden respondió: “Espero que para principios del fin de semana. Finales del fin de semana. Mi asesor de seguridad nacional me dice que estamos cerca. Estamos cerca. Aún no está concluido. Mi esperanza es que para el próximo lunes tengamos un cese del fuego”.

Biden hizo sus comentarios desde Nueva York después de grabar una emisión del programa “Late Night With Seth Meyers”, de la cadena NBC.

En estos momentos se llevan a cabo negociaciones para un cese del fuego entre Israel y Hamás que permita la liberación de los rehenes que mantiene la milicia en Gaza a cambio de la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos. La propuesta de una pausa de seis semanas en los combates también incluiría el ingreso de cientos de camiones al día para la distribución de ayuda urgente en Gaza.

Los negociadores enfrentan un plazo no oficial del inicio del ramadán — el mes sagrado de los musulmanes — alrededor del 10 de marzo, un periodo en el que ha menudo se han intensificado las tensiones entre israelíes y palestinos.

En tanto, Human Rights Watch acusó a Israel de incumplir una orden del máximo tribunal de Naciones Unidas de que proporcione ayuda urgente a personas desesperadas en la Franja de Gaza, un mes después de que un fallo en La Haya ordenó a Israel que ejerciera más moderación en su guerra.

En una respuesta preliminar a la petición sudafricana que acusa a Israel de genocidio, la Corte Internacional de Justicia ordenó a Israel que hiciera todo lo posible para evitar muertes, destrucción y cualquier acto de genocidio en Gaza. No llegó a ordenar el fin de su ofensiva militar, que ha desencadenado una catástrofe humanitaria en el pequeño enclave palestino.

Israel refuta los cargos en su contra y dice que libra una guerra de autodefensa.

Después de casi cinco meses de guerra, Israel se prepara para ampliar su operación terrestre hacia Rafah, la localidad más meridional de Gaza, junto a la frontera con Egipto y donde 1,4 millones de palestinos se han resguardado en busca de seguridad.

La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo el lunes que el ejército había presentado al gabinete de guerra su plan de operación para Rafah y planes para desalojar a los civiles de las zonas de combate. No dio más detalles.

La situación en Rafah ha despertado preocupación internacional. Los aliados de Israel han advertido que debe proteger a los civiles en su lucha contra Hamás.

También el lunes, el primer ministro palestino, Mohammed Shtayyeh, presentó la renuncia de su gobierno, y se tiene previsto que el presidente, Mahmud Abás, designe a tecnócratas, en línea con las demandas estadounidenses de una reforma interna. Washington quiere que una Autoridad Palestina reformada gobierne la Franja de Gaza una vez que haya terminado la guerra, con vistas a una eventual creación de un Estado, escenario que Israel rechaza.

En su fallo del 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia ordenó a Israel que adoptara seis medidas provisionales, incluida la de “tomar medidas inmediatas y efectivas para permitir la prestación de servicios básicos necesitados con urgencia y la asistencia humanitaria» para Gaza.

Israel también debe presentar un reporte sobre lo que hace para cumplir las medidas en un periodo de un mes. El ministerio de Asuntos Exteriores de Israel indicó la noche del lunes que ya había presentado su informe. Se negó a revelar o discutir su contenido.

Israel informó que el domingo ingresaron a Gaza 245 camiones con ayuda humanitaria. La cifra es menos de la mitad de los que entraban a diario al territorio antes de la guerra.

HRW dijo que, tomando cifras de Naciones Unidas como referencia, hubo un descenso del 30% en el promedio diario de camiones de ayuda que entran en Gaza en las semanas posteriores al fallo del tribunal. Añadió que entre el 27 de enero y el 21 de febrero, el promedio diario de camiones que ingresó fue de 93, en comparación con 147 vehículos al día en las tres semanas previas. La media diaria cayó a 57 entre el 9 y el 21 de febrero, de acuerdo con los datos.

El grupo añadió que Israel no facilita adecuadamente la entrega de combustible al maltrecho norte de Gaza, y acusó a Israel de impedir que la ayuda llegue al norte, donde el Programa Mundial de Alimentos anunció la semana pasada que se vio obligado a suspender el reparto de ayuda.

“El gobierno israelí simplemente ha hecho caso omiso a la decisión de la corte, y en algunos aspectos incluso ha intensificado su represión”, dijo Omar Shakir, director de HRW para Israel y Palestina.

En un comunicado similar, la Asociación de Agencias Internacionales de Desarrollo, una coalición de más de 70 organizaciones humanitarias que trabajan en Gaza y Cisjordania, dijo que prácticamente no ha llegado ayuda a las zonas de Gaza ubicadas al norte de Rafah desde el fallo del tribunal.

Israel niega que esté restringiendo la entrada de ayuda y en su lugar ha culpado a las organizaciones humanitarias que operan dentro de Gaza. Afirma que cientos de camiones llenos de material están parados en el lado palestino del principal paso fronterizo. La ONU dice que no siempre puede llegar al cruce porque en ocasiones es demasiado peligroso.

En algunos casos, grandes multitudes de palestinos desesperados han rodeado y saqueado los camiones de ayuda. La ONU ha pedido a Israel que abra más cruces, incluso en el norte, y que mejore el acceso.

La oficina de Netanyahu también dijo el lunes que su gabinete de guerra ha aprobado un plan para llevar ayuda humanitaria a Gaza de forma segura y de una forma que pueda “prevenir los casos de saqueo”. No reveló más detalles.

La guerra, iniciada después de que combatientes liderados por Hamás atacaron el sur de Israel, donde murieron unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y unas 250 fueron tomadas como rehenes, ha generado una devastación inimaginable en Gaza.

Casi 30.000 personas han muerto en el territorio palestino, dos tercios de ellos mujeres y niños, según el Ministerio de Salud en la Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes. Israel dice haber matado a 10.000 combatientes, sin presentar pruebas.

Los combates han destruido amplias extensiones de las urbes de Gaza, y han desplazado a cerca del 80% de sus 2,3 millones de habitantes, que se han hacinado en espacios cada vez más pequeños en busca de una esquiva seguridad.

La crisis ha puesto a una cuarta parte de la población en riesgo de morir de hambre y planteado temores de una hambruna inminente, especialmente en el norte del territorio, que fue el primer objetivo de la invasión terrestre israelí. Los hambrientos residentes se han visto obligados a comer forraje para animales y a buscar comida en edificios derruidos.

“Deseo la muerte para los niños porque no puedo conseguirles pan. No puedo darles de comer. No puedo alimentar a mis propios hijos”, gritó angustiado Naim Abouseido mientras esperaba por ayuda en Ciudad de Gaza. “¿Qué hicimos para merecer esto?”.

Bushra Khalidi, de la organización humanitaria británica Oxfam, dijo a The Associated Press que ha verificado reportes sobre niños que han muerto de hambre en el norte en las últimas semanas, algo que —indica que la ayuda no se está incrementando pese al fallo judicial.

Los grupos de ayuda dicen que las entregas siguen trabadas por problemas de seguridad. Las organizaciones francesas Médicos del Mundo y Médicos Sin Fronteras dijeron que sus respectivas instalaciones habían sido atacadas por fuerzas israelíes en las semanas posteriores a la orden judicial.

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