Un par de indicadores sobre precios y salarios, divulgados la semana pasada, han reanudado en Estados Unidos las referencias a un aterrizaje suave, entendido como la posibilidad de bajar la inflación sin aumentar el desempleo. En contraste, se ha escuchado menos el temor que el control de la inflación pueda conducir a una recesión.

Según el Departamento de Trabajo, el índice de precios al consumidor en junio aumentó 3 por ciento desde el año pasado, menos que el aumento de 9 por ciento en junio de 2022. El índice precios de los gastos de consumo personal excluyente de alimentos y combustibles, preferido por el banco central, disminuyó a 4.6 por ciento en mayo, desde 5.4 por ciento en marzo de 2022, todavía superior al objetivo de 2 por ciento del banco.

Por primera vez en dos años, el salario por hora de los trabajadores del sector privado aumentó 4 por ciento en junio desde el año pasado, encima del 3 por ciento de aumento en junio del índice de precios al consumidor. El aumento salarial ha sido más vigoroso entre los trabajadores de bajo ingreso en sectores tales como el entretenimiento y la hospitalidad, en contraste con el sector de alta tecnología donde las grandes empresas han despedido muchos trabajadores.

Los mercados reaccionaron positivamente, expresando “una esperanza cautelosa sobre la economía” (The Wall Street Journal 07|17|23), con un aumento la semana pasada de 2.4 por ciento en el índice S&P 500, el mayor incremento en un mes. Asimismo, los economistas académicos y empresariales encuestados por el Wall Street Journal (07|17|23) redujeron a 54 por ciento la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses, desde 61 por ciento. También, casi 60 por ciento de ellos dijeron que la razón principal de su optimismo es la expectativa que continuará el descenso de la inflación.

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