(Foto: EFE)

Impacto- Una simple conversación entre dos personas cercanas con o sin máscara, como la que ocurre en una peluquería o un consultorio dental, puede transmitir el virus, según un estudio japonés de la revista científica Physics of Fluids.

Un equipo investigador usó humo y luz láser en la observación del flujo de aliento cerca y alrededor de dos personas conversando en varias posturas.

Para este estudio los investigadores usaron cigarrillos electrónicos que producen un vapor con gotas con un diámetro de alrededor de una décima de micrón, similares a una partícula del virus.

Las pruebas mostraron que el aire exhalado por una persona que no tiene máscara mientras habla se mueve hacia abajo por la influencia de la gravedad. Si un cliente o paciente se encuentra debajo, puede recibir el contagio.

Cuando se usa una máscara estando de pie o sentado, la nube de vapor tiende a adherirse al cuerpo de esta persona que tiene una temperatura más alta que el entorno y el aire fluye hacia arriba.

Sin embargo, si la peluquera o el enfermero se inclinan hacia adelante las gotas tienden a desprenderse del cuerpo de esa persona y caen en el cliente o paciente que se encuentra debajo.

Las investigadoras también experimentaron con «escudos faciales» -cubiertas plásticas que rodean todo el rostro – y encontraron que pueden impedir que el aerosol que se escape de la máscara de la peluquera o el enfermero se traslade al cliente.

El escudo facial promueve el ascenso del aire exhalado por lo tanto es más eficaz el uso de máscara y escudo facial cuando se da servicio al cliente.

La pandemia ha enfermado en un año a unos 112 millones de personas y ha causado la muerte de casi 2,5 millones en todo el mundo. En Estados Unidos se han confirmado 28,2 millones de casos y la enfermedad ha causado la muerte de más de 500.000 personas.

Un equipo ruso identifica una predisposición genética para agravarse

Investigadores rusos han identificado una predisposición genética que propiciaría sufrir del COVID-19 de forma grave, para lo que, usando técnicas de aprendizaje automático, estudiaron la interconexión entre el genotipo HLA-I y la gravedad de la enfermedad.

Si el conjunto de alelos (formas alternativas de un gen y cuya expresión determina ciertas características) detecta bien el virus, las células inmunitarias reconocerán y destruirán rápidamente las células infectadas; si una persona tiene «un conjunto que es malo en dicha detección, es más probable que se observe un caso más grave de la enfermedad».

Para validar el modelo, se analizaron los genotipos de más de 100 pacientes que habían sufrido COVID-19 y de más de 400 personas sanas, como grupo de control.

“Podremos detectar grupos de pacientes en los que la infección con nuevas cepas de SARS-CoV-2 puede dar lugar a formas más graves de la enfermedad«, afirmó Alexander Tonevitsky de la HSE.

Nuevas imágenes del COVID-19

Un nuevo método para el procesamiento de imágenes va a permitir mejorar la reconstrucción en tres dimensiones de las proteínas de los virus, entre ellas la «proteína spike» del coronavirus SARS-CoV-2 responsable del COVID-19, considerada como «la llave» que necesita para entrar en la célula.

La metodología que proponen los investigadores mejora la visualización de las reconstrucciones en tres dimensiones obtenidas mediante «crío-microscopía electrónica», así como la calidad de esas imágenes.

Los investigadores consideran que este trabajo se puede utilizar para mejorar la construcción de modelos atómicos sin información previa de macromoléculas a partir de reconstrucciones 3D obtenidas mediante crio-microscopia electrónica.

Esta información es fundamental para entender y caracterizar las macromoléculas desde un punto de vista bioquímico y útil para el diseño de nuevos fármacos; por ejemplo, nuevas drogas para bloquear el acceso del SARS-CoV-2 al interior de las células.

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