Cientos de ciudadanos y trabajadores del sector salud de la ciudad de Nueva York fueron registrados este miércoles, durante un desfile en homenaje a los servidores esenciales que contribuyeron a que la ciudad superara las etapas más duras de la actual pandemia, en Manhattan (NY, EE.UU.). (Foto: EFE/Peter Foley)

Nueva York, EE.UU.- Miles de enfermeros, médicos, bomberos, camareros, repartidores y demás trabajadores de primera línea desfilaron este miércoles sin mascarillas por las calles de Nueva York para celebrar el fin de las restricciones impuestas por la pandemia, en el mayor desfile que se celebra en la ciudad desde que prácticamente cerró a cal y canto en marzo de 2020.

Entre nubes de confeti y decenas de orquestas, la larga caravana de oficios salió de Battery Park, de donde parten los ferris que llevan a la estatua de la Libertad, y recorrió la calle de Broadway hasta el Ayuntamiento de la ciudad, formando una serpiente multicolor.

«Estamos orgullosos, felices, porque estamos en un momento de celebración, después de haber sufrido tanto y de haber ayudado a la ciudad en el momento en el que más nos necesitaba, así que felices, porque unidos hemos creado milagros», dijo a Efe la directora de Emergencias Médicas de la red de atención médica Somos, Yomaris Peña.

Como consecuencia de la covid-19, más de 50.000 personas han muerto en Nueva York, que se convirtió en el epicentro de la pandemia en Estados Unidos en la primavera del año pasado.

Rodeada de un grupo de compañeros que a coro gritaban exultantes «Somos Nueva York», Peña advirtió que a pesar de la celebración hay que continuar con la campaña de vacunación y «chequear que las variantes sigan respondiendo a las vacunas».

«Las personas tienen que entender que la vacuna que se pone uno ayuda a todo la gente que nos rodea», agregó bajo un calor castigador que ha obligado a las autoridades a suspender los discursos programados para la conclusión del desfile.

Trabajadores del sector salud de la ciudad de Nueva York fueron registrados este miércoles, durante un desfile en homenaje a los servidores esenciales que contribuyeron a que la ciudad superara las etapas más duras de la actual pandemia, en Manhattan (NY, EE.UU.). (Foto: EFE/Peter Foley)

LA PRIMERA VACUNADA EN EE.UU. ENCABEZA LA MARCHA

Encabezando la columna de los superhéroes de barrio desfiló la enfermera neoyorquina Sandra Lindsay, que el pasado 14 de diciembre se convirtió en la primera persona en recibir la primera dosis de la vacuna en Estados Unidos.

Sentada sobre el asiento trasero de un mítico Imperial descapotable, Lindsay recorrió Broadway saludando a los curiosos que se acercaron a aplaudir a los participantes y con la banda de tela cruzada que la distinguía como la maestra de ceremonia de la caravana, bautizada «Héroes de la ciudad».

Los grandes hospitales privados de Nueva York, varios de los cuales lideraron la vacunación y también los test de detección de covid, desfilaron a la cabeza y también patrocinaron la mayor parte de la veintena de carrozas que trufaron el evento.

Entre los trabajadores del sector sanitario y del transporte, funcionarios, profesores y trabajadores de emergencia, también contaron con un «huequísimo grande» en la marcha los indocumentados, como la mexicana María Isabel Sierra.

«Estamos representando a los trabajadores excluidos, estamos felices porque ganamos y estamos esperando los beneficios que nos vienen en agosto», dice esta limpiadora del hogar, que porta un cheque gigante en referencia a las ayudas estatales prometidas a los trabajadores que, por su situación irregular, no cobraron ninguna compensación económica tras perder sus trabajos como consecuencia de las restricciones impuestas.

UN BAÑO DE MASAS DE POLÍTICOS LOCALES

Más allá del alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, que hizo el recorrido en la carroza que seguía al Imperial negro de Lindsay, varios políticos locales y nacionales no quisieron perderse la ocasión.

«Esta es la manera en la que les decimos gracias a nuestros trabajadores de primera línea», dijo a Efe el senador demócrata Chuck Schumer, que también advirtió que la lucha contra el coronavirus todavía continúa.

«Pero tenemos a todas esta gente para ayudarnos, son nuestros trabajadores de primera línea», agregó.

Entre los participantes, también hizo su aparición el flamante candidato del Partido Demócrata a la Alcaldía de Nueva York, Eric Adams, que anoche se proclamó como el ganador de las elecciones primarias de su agrupación política.

«Es muy importante darles el apoyo que se merecen. Si hemos aprendido algo de la covid-19, es que nuestros trabajadores de primera línea, cuando la ciudad cierra, continúan trabajando para asegurarse de que todo continúa funcionando», dijo a Efe Adams.

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio (c), fue registrado este miércoles, junto a varios trabajadores del sector salud de la ciudad, durante un desfile en honor de los servidores esenciales que contribuyeron a que la «gran manzana» superara las etapas más duras de la actual pandemia, en Manhattan (NY, EE.UU.). (Foto: EFE/Peter Foley)

EL PRIMER GRAN DESFILE MIENTRAS CONTINÚA LA VACUNACIÓN

En medio del caos que caracterizó a la Gran Manzana cuando se detectaron los primeros brotes de covid-19 en marzo del 2020, el primer gran desfile que se canceló fue el de San Patricio, que estaba previsto para el 17 de marzo.

Un año después, el patrón de los irlandeses fue festejado con una pequeña comitiva que recorrió varias calles del centro de Manhattan, e incluso las recientes celebraciones del Orgullo LGTBI, que tuvieron lugar hace dos fines de semana, mantuvieron las restricciones a pesar de que muchas limitaciones habían sido levantadas.

Las autoridades anunciaron el fin de las restricciones, con excepción de hospitales, medios de transporte y algunos otros lugares, el pasado 15 de junio, coincidiendo con el anuncio de que el 70 % de los de los neoyorquinos adultos habían recibido al menos una de las dos dosis de la vacuna contra la covid-19.

Un porcentaje cuyo rito aumenta con lentitud a pesar de los esfuerzos de las autoridades y que hoy se situó en el 72,7 %, con más de 21 millones de dosis administradas.

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