(Foto: EFE/ALEKSANDER KOZMINSKI)

Washington, EE.UU.- Los latinos y negros que sufren paros cardiacos en su casa o en un sitio público tienen menos probabilidades que los blancos de recibir de algún testigo la resucitación cardiopulmonar, según un estudio divulgado hoy.

Los resultados de la investigación encabezada por Paul Chan, de la Escuela de Medicina en la Universidad de Missouri, se presentaron hoy en la septuagésima primera Sesión Anual del Colegio Estadounidense de Cardiología.

«Es de la mayor importancia que entendamos quién recibe de un testigo la resucitación cardiopulmonar (RCP) por un paro cardíaco y cómo podemos mejorar esas tasas», indicó Chan.

Cada día aproximadamente 1.000 personas en Estados Unidos sufren un paro cardiaco fuera de los hospitales, y en la mayoría de los casos esto ocurre en el hogar.

Las personas que reciben RCP de inmediato tienen tres veces más probabilidades de sobrevivir sin que resulte afectada la función cerebral, si se les compara con las persona que no reciben ese auxilio de forma inmediata.

Los investigadores analizaron la información sobre más de 110.000 paros cardiacos en todo el país entre 2013 y 2019 y encontraron que cuando el incidente ocurrió en un sitio público, 47 % de los afroamericanos e hispanos recibieron RCP frente al 60 % de los blancos.

Cuando los incidentes ocurrieron en el hogar, 39 % de los latinos y afroamericanos tuvieron esa asistencia, por 47 % de los blancos.

El estudio dirigido por Chan, de alcance nacional, encontró que los hispanos y los afroamericanos tienen 41 % menos probabilidades que los blancos de recibir RCP cuando sufren un paro cardiaco en público, y 26 % menos probabilidades de recibir esa atención cuando el paro ocurre en el hogar.

Si bien el estudio no examinó los factores específicos que pudieran explicar estas diferencias, los investigadores indicaron que el acceso a la instrucción en resucitación cardiopulmonar desempeña un papel, dado que es más probable que los individuos intenten administrar RCP si han tenido la capacitación.

El costo de la instrucción en RCP y la disponibilidad de fechas y sedes para esa capacitación pueden ser obstáculos para que algunas comunidades obtengan ese entrenamiento.

«Necesitamos pensar de forma creativa sobre cómo ofrecemos la instrucción sobre RCP a las poblaciones más vulnerables que, históricamente, no han recibido esa enseñanza, y enfocarnos en ofrecer más clases en las comunidades donde las desigualdades son mayores», indicó Chan.

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