Una persona se realiza una prueba para la detección de Covid-19. EFE/EPA/ETIENNE LAURENT/Archivo

Denver (CO). – Miles de congregaciones evangélicas latinas intensifican esta semana su participación en programas de respaldo a la vacunación contra la covid-19 para evitar que los «mitos» relacionados con la inoculación disuadan a los hispanos de recibirla, muchos de ellos procedentes incluso de templos religiosos como los suyos.

En algunos casos, como el la Coalición Nacional Evangélica Latina (NaLEC), iglesias y dirigentes de todo el país trabajan en contacto directo y en conjunto con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

En otros casos, se trata de congregaciones independientes que, en la medida de sus posibilidades, fomentan el acceso a la vacuna, como el Centro Cristiano Amistad en Denver o la Iglesia Cristiana Primitiva en Nueva York.

Pero en todos los casos, de manera coordinada o separada, se busca contrarrestar información difundida en los últimos meses por pastores latinos desde sus púlpitos en contra de la vacuna.

“Nuestro enfoque nacional es movilizar a miles de iglesias latinas como parte de una campaña para diseminar información verdadera y comprobada sobre las vacunas. Compartir información verificada es lo que nos corresponde hacer por el bien de nuestra comunidad y de toda la sociedad”, dijo a Efe Gabriel Salguero, fundador de NaLEC y pastor de la Iglesia Calvario en Orlando, Florida.

“El énfasis es contraponer la información verídica contra los mitos. Para eso usamos nuestras plataformas virtuales, anuncios de servicio público en español, y publicaciones de información y capacitación para las iglesias”, agregó el reverendo.

Salguero mencionó rápidamente dos de los “mitos” sobre las vacunas contra la covid-19: aquel que sugiere que dejan “marcadores” en el cuerpo y el que dice que “instalan microprocesadores” en quienes las reciben.

De esa manera se refirió, sin nombrarlos, a religiosos hispanos como Guillermo Maldonado (Ministerio Internacional El Rey Jesús, en Miami), quien afirmó en diciembre pasado que las vacunas modifican el ADN de las personas; o Albert Ixchu (Iglesia Fraternidad de Fe, Condado Miami-Dade) quien predicó que vacunarse equivale a “entregarse a Satanás”.

Para Salguero, esas apreciaciones y otras similares parecen dejar de lado datos concretos compilados por los CDC sobre el desproporcionado impacto que la covid-19 ha tenido en los latinos, incluyendo el hecho de que los hispanos son cuatro veces más propensos que los blancos a ser hospitalizados y tienen casi tres veces más probabilidades de morir por el coronavirus.

Por eso decidió colaborar directamente con los CDC y grabar él mismo anuncios públicos, que comenzarán a difundirse esta semana, para pedir a los latinos que, sin importar su afiliación religiosa, se vacunen.

Además organizó una reunión de 1.100 pastores (la gran mayoría latinos, pero también afroamericanos) con el doctor Vivek Murthy, nominado por el presidente Joe Biden para volver a ser el “cirujano general”, es decir, director nacional de salud pública de Estados Unidos.

“Las iglesias tienen que ser centros de vacunación. Pero queda claro que cada iglesia aporta lo que puede según su capacidad. La logística de la vacunación es compleja y no todas las iglesias pueden responder a ella. Pero todas las iglesias de NaLEC, desde mucho antes de la pandemia, se enfocan en la salud y el bienestar de la comunidad”, explicó.

Una de esas iglesias que quisiera hacer más de lo que ahora puede es el Centro Cristiano Amistad, a cargo del pastor Arturo Vargas.

Por la pandemia, se suspendieron durante meses los servicios presenciales en los dos templos de esa congregación (recién ahora están reabriendo de forma limitada), con la consiguiente disminución de las donaciones monetarias. A la vez, primero decenas y luego cientos de personas llegaron a pedir ayuda alimentaria.

«LA GENTE NECESITA COMER»

A mediados del año pasado, Vargas consolidó las actividades de su iglesia en un pequeño local poca distancia al sur del centro Denver y allí provee cajas de comida a unas 150 familias cada miércoles y a otras 150 cada sábado, usando fondos propios para comprar el alimento y con ayuda de un grupo reducido de voluntarios.

Según Vargas, con todo lo importante que es la vacuna, “la gente necesita comer”, y dar de comer a las personas “nos mantiene muy ocupados como para ayudar con la vacuna”.

Por eso, él y su congregación han dado prioridad a mantener abierta la despensa creada en respuesta a la pandemia. Y esa actividad se ha transformado en plataforma para compartir información sobre cómo y dónde vacunarse.

“Muchas personas de nuestra comunidad no saben a quién preguntarle ni a quién creerle sobre la vacuna. Y luego vienen y nos preguntan a nosotros, porque se sienten con la confianza de preguntar. No les damos la vacuna, pero los orientamos”, explicó.

Por su parte, al otro lado del país, en Nueva York, el reverendo Marc Rivera, de la Iglesia Cristiana Primitiva, ya había pedido el pasado 12 de noviembre que el Gobierno nacional acelerase el proceso de vacunación.

“¿Dónde está el presidente Trump? ¿Cuáles son los planes para la distribución de la vacuna? ¿Quién en la Administración va a coordinar la logística?”, expresó entonces Rivera en su página de Facebook, agregando que, en ese momento, el país pareciera haberse olvidado de “los más vulnerables” por “falta de liderazgo”.

Recientemente, la publicación oficial de Iglesia Cristiana Primitiva celebró que “la vacuna ya está aquí” y anticipó que “millones de vidas se salvarán si se distribuye rápidamente”.

Pero no siempre son los evangélicos quienes trabajan junto a funcionarios de salud para que los latinos accedan a la vacuna.

En Kansas, por ejemplo, esa tarea quedó en manos del padre Gianatonio Baggio, director del Ministerio Hispano de la arquidiócesis católica de Kansas City, quien el jueves será el anfitrión de una reunión bilingüe virtual en la que siete funcionarios públicos de Kansas hablarán sobre la confiabilidad de la vacuna y el proceso para recibirla.

Para Salguero, resulta algo secundario quién lidere la respuesta a “las urgencias de la comunidad” mientras alguien lo haga, con especial atención en los latinos de la tercera edad y aquellos con condiciones médicas preexistentes.

“Unos 60 millones de latinos en Estados Unidos necesitan información seria sobre la vacuna y mejor acceso a servicios de salud”, concluyó.

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