
La alimentación saludable y ejercicio han demostrado ser soluciones para muchos problemas de salud (colesterol, hipertensión, enfermedades cardíacas, diabetes) que afectan a las comunidades latinas. La Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición reveló que calorías provenientes de grasas sólidas y azúcares añadidos representan más del 40 % del total de calorías consumidas por los jóvenes latinos.
Algo debido a factores sociales, económicos y/o ambientales. Los barrios de bajos ingresos suelen tener acceso limitado a alimentos saludables, a la vez de numerosas tiendas de conveniencia de bajo costo y cadenas de comida rápida con opciones con alto contenido de grasa; lo que no facilita a una buena alimentación a muchas familias latinas que deben esforzarse por aumentar la cantidad de alimentos saludables en su dieta diaria, así como lo señalan informes de la organización Salud América.
No solo se trata de acceso a alimentos, sino de acceder a los correctos para la salud.
Un hogar con inseguridad alimentaria es aquel que, en algún momento del año, no tuvo certeza o no contó con suficientes alimentos para satisfacer las necesidades de todos sus miembros.

“La inseguridad alimentaria ha afectado desproporcionadamente a los hogares hispanos en Estados Unidos” señala Elder G. Varela en el reporte “Determinantes de la inseguridad alimentaria en hogares hispanos/latinos con niños pequeños”.
Informes de USDA indican mayores niveles de escasez de alimentos en hogares hispanos. Alrededor del 21% de los hogares latinos experimentaron inseguridad alimentaria en 2022, frente al 9,3% de los hogares blancos.
Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos se estimó para 2025 que una familia de cuatro personas está en el límite federal de pobreza si tiene unos ingresos de $32,150. Conforme a US Census en 2024, el 12.1% de la población total de EE. UU. tenía ingresos por debajo de sus respectivos umbrales de pobreza.
“La alimentación es tan importante, o sea, es la base de nuestra vida, porque si nosotros aprendemos a comer y balancear nuestros alimentos vamos a tener una mejor calidad de vida”, señala Guadalupe Castañeda, especialista en Nutrición de la Extensión Cooperativa de la Universidad de Delaware y asociada de la Extensión de EFNEP (Expanded Food and Nutrition Education Program), un programa federal de divulgación financiado por USDA que proporciona educación basada en la ciencia a personas y familias de bajos ingresos para ayudarles a desarrollar hábitos alimenticios nutricionalmente saludables.
“Yo siempre digo que estamos muy bendecidos porque tenemos muchos alimentos. El problema es que no tenemos la educación para saber cuáles son los alimentos correctos y cómo comerlos”, señala Castañeda.

En el Tercer Simposio de Actualización en la Atención del Cáncer en Comunidades Latinas, Hispanas y Latinx, la Dra. Ana María López, MD, MPH, profesora de Oncología Médica e Integrativa y de Ciencias Nutricionales de Thomas Jefferson University, señaló la alimentación como factor de prevención del cáncer.
“Hay que comer lo más posible plantas, escogerlas en el desayuno, almuerzo, snack y la cena, siempre consumir vegetales”, indica la Dra. López.
Lo reiteran estudios de American Society for Clinical Oncology (ASCO) de 2022 y de la Clínica Mayo, al señalar la incidencia de una incorrecta nutrición, en el desarrollo de cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y con el paso de los años, en la baja densidad ósea y pérdida de fuerza muscular.

“Una de las enfermedades más frecuentes, realmente la primera, es la obesidad de la que se derivan más enfermedades y una de ellas es la diabetes. Hay una población que es grande y tiene prediabetes y diabetes”, apunta Castañeda. “Es preocupante porque de 2011 a 2022 subió drásticamente el porcentaje de personas… a 37.9 % de personas con enfermedades crónicas”.
Para Sherae’a “Rae” Moore, representante estatal de Delaware (D-Middletown), la mala alimentación también se refleja en pobres resultados escolares.
“No podemos esperar que nuestros estudiantes prosperen académicamente si no tienen acceso a la nutrición”, señala Moore.

Castañeda educa a las familias mostrándoles el “plato nutrimental”. Un plato dividido en sectores de diferentes colores que señalan la proporción ideal de proteína vegetal, animal, frutas, carbohidratos, etc. que debe contener la ración que nos sirvamos.
Nélida Ávila Pou, representante en Washington por New Jersey (D-Distrito 9) y presidente del Caucus Nacional Hispano de la legislatura, señaló en un reciente panel centrado en disparidades en la salud y acceso a la atención, organizado por la Asociación de Hospitales de New Jersey (NJHA) y el Instituto de Atención Médica de New Jersey (HINJ) que “En la vida, un simple código de cinco dígitos debería solamente dictar las rutas postales, no determinar la duración y la calidad de vida de una persona”.

“Sin embargo, estos códigos postales inofensivos ejercen una influencia asombrosa y arrojan sombras de desigualdad sobre nuestras comunidades”.
Pero Castañeda se niega a aceptar que no se pueda romper ese círculo vicioso, enseñando a las familias hispanas estrategias de alimentación saludable, planificando comidas, y realizando compras de alimentos más efectivas. También dirige a aquellos más necesitados hacia lugares donde encontrar recursos.
“Hay organizaciones, las iglesias que les donan, los bancos de alimentos les donan a ellos y ellos ya les preparan sus canastas y ya se llevan vegetales, se llevan productos”, dijo. “Entonces, pues todavía recursos hay… recursos que la comunidad puede seguir teniendo”.
Para reducir la inseguridad alimentaria y mejorar el bienestar nutricional de grupos vulnerables existen programas federales de asistencia, como el de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), el más grande para estadounidenses de bajos ingresos y el Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños (WIC).
Como indica Feeding America, incrementar la equidad alimentaria y la disponibilidad de alimentos saludables es esencial para mejorar la calidad de vida de familias de bajos recursos.





