De izquierda a derecha, el ministro de Exteriores de Reino Unido, James Cleverly; la alemana, Annalena Baerbock; el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken; la japonesa, Yoko Kamikawa; el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell (delante); la ministra canadiense Melanie Joly; el italiano Antonio Tajani (delante), y la ministra francesa, Catherine Colonna, posan para una foto al inicio de una sesión de la cumbre de ministros de exteriores del G7 en Tokio, Japón, el 8 de noviembre de 2023. (Foto: AP/Toshifumi Kitamura)

  

Los principales diplomáticos del Grupo de los Siete anunciaron el miércoles una postura unificada sobre la guerra entre Israel y Hamás tras intensas negociaciones en Tokio: condenaron a Hamás, respaldaron el derecho de Israel a la autodefensa y pidieron “pausas humanitarias” para acelerar la llegada de ayuda a la desesperada población civil palestina en la Franja de Gaza.

En un comunicado, los países trataron de equilibrar las críticas a los ataques a Hamás contra Israel y el pedido de “acciones urgentes” para ayudar a los civiles en el asediado enclave que necesitan alimentos, agua, atención médica y refugios.

“Todas las partes deben permitir la ayuda humanitaria sin obstáculos a la población civil, incluyendo alimentos, agua, atención médica, combustible y refugio, así como el acceso de los trabajadores humanitarios”, indicó la nota firmada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y los ministros de Exteriores de Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Japón e Italia.

“Respaldamos las pausas humanitarias para facilitar la asistencia urgente, el movimiento de los civiles y la liberación de los rehenes”, afirmaron.

La reunión del G7 se debió, en parte, al intento de contener la crisis humanitaria al tiempo que se evita que se acentúen las diferencias sobre Gaza. Se celebró “en un momento muy intento para nuestros países y para el mundo”, dijo Blinken en declaraciones a los reporteros, añadiendo que “la unidad del G7 es más fuerte y más importante que nunca”.

Los ministros apuntaron que el Grupo de los Siete, que reúne a las democracias más desarrolladas del mundo, está “trabajando intensamente para impedir que el conflicto empeore y se extienda”, y emplea sanciones y otras medidas “para negar a Hamás la capacidad para recaudar fondos y cometer atrocidades”.

Además, condenaron “el aumento de la violencia extremista de los colonos contra los palestinos”, algo que según los ministros es “inaceptable, socava la seguridad en Cisjordania y amenaza las perspectivas de una paz duradera”.

Mientras los diplomáticos se reunían en el centro de Tokio, una agencia de Naciones Unidas dijo que miles de palestinos huían a pie hacia el sur de Gaza llevando solo lo que podían cargar tras quedarse sin alimentos y agua en el norte.

Israel indicó que sus tropas se enfrentaban a los insurgentes en el interior de la Ciudad de Gaza, donde antes de la guerra vivían 650.000 personas y, donde según el ejército israelí, Hamás tiene su centro de mando y un vasto laberinto de túneles. El aumento en el número de personas que se dirigen al sur indica la desesperada situación que se vive dentro y en las inmediaciones de la mayor ciudad de la Franja, que ha sido objeto de intensos bombardeos israelíes.

Más allá del conflicto en Gaza, los enviados del G7 abordaron otras crisis como la guerra de Rusia en Ucrania, los programas nuclear y de misiles de Corea del Norte y la creciente agresividad de China en las disputas territoriales con los países vecinos. También se impulsó la cooperación para combatir las pandemias, los opioides sintéticos y las amenazas derivadas del mal uso de la inteligencia artificial.

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