¡Adiós, año 2020!

El mes de diciembre pone final al año 2020. La única desgracia es que el nuevo año va a comenzar igual que el pasado, nos encontrará sufriendo, en medio de una pandemia, en guerra y en medio de una política llena de negativismo.

No cabe duda, un nuevo año está por comenzar y el viejo año nos dejará una mezcla de recuerdos, ya sean alegres o tristes; penas, temores, felicidad y conocimiento. Así es la vida, llena de retos, algunos acaban en regocijos y desarrollo, mientras otros en penas y temores.

Sin duda, hemos sido acondicionados a sentir temor, a tener miedo. Por ejemplo, la madre le dice al hijo, “nene, si te portas mal, el Cuco* viene por la noche y te lleva”. Desde ese mismo instante el niño le teme al Cuco, a la noche y a la oscuridad que siempre la acompaña. Simplemente, ha aprendido a tenerle miedo a ese personaje, el Cuco; pero como en el juego de dominós, cuando el primero cae los otros le siguen. El Cuco llega por la noche y la noche es oscura, este miedo se esparce, creando temor a la noche y a la oscuridad. Lo más interesante es que, cuando no hemos aprendido a tenerle temor a algo, por más peligroso que sea, no sentimos miedo. 

Hay muchos riesgos en la vida que podemos evitar; son riesgos que voluntariamente escogemos. Estos riesgos los enfrentamos complacidamente y con toda voluntad. Estos son los riesgos que no nos atemorizan, que nos llevan por el camino de la ignorancia; nos quitan la fe y la suplantan con el fanatismo. Por ejemplo, si usted se complace en tener sexo sin protección, está gozando de un riesgo que le puede quitar la salud y la vida. Si usted fuma, usa drogas y no puede controlar la bebida, usted se está enfrentando voluntariamente a una vida llena de problemas, o a una muerte segura, es como rechazar los consejos para combatir la pandemia.

Como seres humanos, tenemos un anhelo escondido, un impulso, una ambición por hacer algo hermoso y perdurable. Es reconociendo ese anhelo, esa fuerza, esa ambición, que nos podemos elevar sobre el nivel corriente de la mediocridad. Tenemos que aprender a conocernos, a ser autosuficientes, a tomar control de nuestra vida. No importa cuán joven o avanzados en edad estemos, nunca es tarde. Del pasado tenemos mucho que aprender, pero el futuro es lo importante. Hay que dejar el dolor del pasado para poder edificar un mejor futuro.

Todos tenemos problemas, especialmente monetarios, pues estamos bajo un cierre que a muchos nos impide trabajar. En este nuevo año que se avecina, hagamos la resolución de dejar atrás el pasado para vivir un nuevo presente. Hagamos la resolución de enfrentarnos a los retos de la vida con la mente clara y con el conocimiento necesario, dejando atrás la ignorancia y el fanatismo. Y sí, podemos trabajar unidos, con la meta de mejorar nuestras vidas y nuestra comunidad. 

*El cuco en Puerto Rico es una criatura mitológica la cual salía de noche y raptaba niños malos y desobedientes para comérselos

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