¡A dónde está el verdadero poder!

¿Alguna vez se ha preguntado que, verdaderamente, significa “poder”? ¿Cómo encontrarlo, cómo obtenerlo, y si logra conseguirlo, cómo usarlo? Según el diccionario, la palabra “poder” viene del latín, y significa imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo. Es sinónimo de autoridad, mando, control. Nosotros, los seres humanos, siempre hemos trabajado para obtener eso que llamamos poder.

Los políticos obtienen poder para dirigir, ordenar, mandar y reinar sobre el pueblo. Una vez lo consiguen, luchan por retenerlo y por no compartirlo. Recuerdo claramente cómo, Geraldine Ferraro, congresista, hija de emigrantes italianos, quien en 1984 fue nominada a la vicepresidencia de los Estados Unidos, durante una convención de mujeres, celebrando la enmienda 19 a la constitución, en Séneca Falls, Nueva York, en la que tuve el honor de estar presente, explicó claramente y con detalles, lo que para ella significaba poder.

“Para comprender lo que es poder hay que analizarlo letra por letra. La “p”, está por política, pues es ahí en donde reside el poder. Es un error pensar que la “p”, es por permiso, al contrario, el simple acto de preguntar y pedir permiso confiere más autoridad a quien tiene poder. Si quieres obtener poder, simplemente tómalo, recuerda que aquellos que lo tienen nunca te lo darán, y mucho menos, lo compartirán.

La “o”, es por organización, hay que organizarse para que nuestra voz sea escuchada, nuestra fuerza invencible y nuestra presencia reconocida. La “d”, es por dueño, pues hay que adueñarse y usarlo sin miedo, sin temor a los cambios. La “e”, es por economía; no podemos olvidar que el dinero tiene el poder sobre la política. La “r” es por respeto, respeto a todos por igual, sin importar raza, credo o sexo.

Personalmente, siempre he opinado que el verdadero poder lo encontramos en la familia. Las familias son las unidades fundamentales de la sociedad, y las madres son el núcleo fundamental de la familia. Es la madre quien está conectada físicamente con la nueva vida desde el embarazo. Es a la madre a la que se le entrega al recién nacido en el momento de nacer. Es la madre la primera autoridad sobre esa parte de la familia a la que identificamos como hijos.

Hoy día, la lucha por el poder político abarca todos los aspectos de la vida social y sus problemas, así que, no nos debe de extrañar que los que establecen el poder y viven del que han acumulado, hayan vuelto su atención hacia ese poder legítimo y soberano que vive en el núcleo familiar. La familia es dueña del poder, y la mujer de la familia en particular, ejerce ese gran poder, porque es a ella a la que se le confía el cuidado y la educación de los niños desde que nacen. El poder de guiar y moldear la mente y las creencias de los niños reside en la familia. La familia, definitivamente, tiene poder. ¡Viva la familia!

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