Janelly Colón y su batalla para superar la parálisis cerebral

Janelly exhibe orgullosa las medallas que ha ganado como campeona de karate y artes marciales. (Foto: Suministrada)

Janelly era una niña muy tímida y callada. Nació pesando solo 1 libra y 10 onzas a las 26 semanas. La llamaban la “bebé milagro”. Desde el inicio se supo que había algunos problemas, pero los médicos decían que ella estaba bien. “Solo es pequeña” aseguraban. Como era tan pequeña y callada, a su familia le preocupaba el acoso escolar, así que empezaron a investigar sobre una escuela cibernética y eligieron Agora. Allí comenzó el Kindergarten. “Queríamos un lugar donde pudiera recibir una buena educación y nos encantó la idea de tener un asesor familiar; y esta escuela asigna un asesor familiar basado en la ubicación geográfica de cada familia, y el apoyo permanente fue crucial”, afirma su tía, Liz Colón.

Durante años, Janelly tuvo problemas para caminar y correr, y se caía con frecuencia; era muy descoordinada y había muchas cosas que no podía hacer. “Recuerdo que nos decían: ‘ustedes están siendo paranoicos; cada niño es diferente’, pero yo seguía preocupada. La mamá de Janelly la tuvo un poco tarde en la vida, tiene algunos problemas de salud mental y es discapacitada, y nos sentíamos muy frustrados con los médicos. Nos decían: ‘ella es una mamá mayor y está siendo paranoica, todos los niños son diferentes. No pasa nada si un niño se cae todos los días’. Al final, decidimos no volver con esos médicos”.

Liz dice que después de todos estos años, están muy agradecidos con su maestra de prescolar, la Sra. Stout, porque a pesar de lo que los médicos nos decían, ella dijo ‘¡no!’, e insistió en el tema de hacerla revisar nuevamente, así logró que la evaluaran médicamente a través de Agora. Desde el momento en que lograron poner en marcha el proceso para evaluarla física y mental, Janelly pudo ver a un neurólogo, a un ortopedista para terapia física y recibir terapia de habla.

No obstante su condición, Janelly es una estudiante aventajada y autónoma. (Foto: Suministrada)

“Estamos muy agradecidos con Agora, –agrega Liz–, han hecho todo por ella, la han ayudado y apoyado. Cuando empezamos hace más de 10 años, nuestros amigos tenían muchas ideas equivocadas sobre lo que es una escuela cibernética. Pensaban que era solo ver videos, leer y aprender sola. Decían: ‘es solo una escuela de computadoras, no se graduará de nada’. Pero no sabían de qué se trataba realmente. Las clases en vivo hacen una gran diferencia en el aprendizaje”.

Y continúa, “hasta séptimo grado, yo fui su coach de aprendizaje y estuve con ella todos los días. Me lo tomé muy en serio. Es exactamente como una escuela tradicional y los maestros enseñan muy bien. Recibimos libros de texto, materiales de arte, de música. A los estudiantes se les da todo lo necesario para que tengan éxito.”

Janelly también sufre de ansiedad crónica y depresión, y aunque muchas personas pensaban que esas cosas le jugarían en contra, aun así ha sido sorprendentemente exitosa,. “Janelly es increíble. Hubo muchas personas que decían que abandonaría o que no tendría éxito. Ella les mostró a todos que con un buen sistema de apoyo, el éxito es posible. Incluso tuvo un GPA de 4.0 hasta el año pasado”.

Liz afirma estar muy satisfecha del trabajo de la escuela. “Marcie ha sido su coach familiar desde prescolar y nos gusta mucho trabajar con ella cada vez que surge algún problema académico. Todo el personal ha luchado por Janelly y la ha ayudado una y otra vez. Conocemos niños locales con pequeñas discapacidades en escuelas tradicionales que no reciben ni cerca del apoyo que nosotros hemos recibido. No entiendo por qué más personas no consideran escuelas cibernéticas. Vean las posibilidades para sus hijos, las personas, los maestros, los consejeros. Para Janelly esta ha sido una experiencia increíble”.

Debido a su discapacidad, su ortopedista recomendó que probara artes marciales para ayudar con el equilibrio y el movimiento de las extremidades, y terminó convirtiéndose en cintura negra y campeona estatal; y en sus torneos siempre ha contado con el apoyo de sus maestros, porque aunque no era una actividad escolar, siempre estaban involucrados e interesados por lo que ella hacía, relata su tía.

Hoy, Janelly es una estudiante aventajada y que sabe desenvolverse con autonomía. “He tenido tantas oportunidades para aprender y experimentar actividades cotidianas que en una escuela tradicional tal vez no hubiera tenido”, afirma. “Siempre me he sentido cómoda estudiando de forma cibernética. Me siento más segura. Como soy una aprendiz visual, aprendo mejor cuando el maestro me muestra qué hacer. Algo tan simple como un problema de matemáticas – se tomaban el tiempo para ayudarme. Mi profesora de álgebra me ayudaba incluso después del horario escolar, en la tarde”.

“Mi escuela siempre ha sido muy flexible con mi horario de terapia física también. Si tenía que faltar a una clase, me ayudaban a recuperarla y han sido muy comprensivos. Hasta tomé una clase de transición de carrera y ni siquiera se sentía como si fuera escuela, ya que me encanta poder elegir mis propias materias optativas. Se lo recomendaría a cualquiera”.

Janelly ha tomado clases de arte y música, y este año está tomando español, nutrición y psicología, ya que planea ser trabajadora de cuidado en el hogar especializada en personas mayores. Su mamá y su tía tienen un pequeño negocio, así que ella las ayuda a hacer productos de arte.

Janelly incluso conoció a su mejor amiga en una sesión presencial de exámenes. Vive a solo 15 minutos y este año pudieron disfrutar juntas el baile de graduación. “Mi plan era quedarme una o dos horas y luego irme a casa, pero me quedé toda la noche. Solo fui para ver si podía conocer a alguien y conocí a una nueva amiga llamada Victoria. Bailamos. Una semana antes estaba pensando en no ir, por mi timidez, pero al final la pasé muy bien y me alegré mucho de haber ido.”

Agora también ha sido muy solidaria con mis artes marciales. “Fui a las nacionales de otoño en Florida y tener la opción cibernética fue increíble. Regresé a las 10 de la noche y al día siguiente ya estaba en la escuela”.

“Mi mamá pensaba que me estaba lastimando con las artes marciales, pero vio que lo disfrutaba y que me encantaba. Estoy muy orgullosa de haber conseguido el cinturón negro,me ha ayudado con el equilibrio, la coordinación y la confianza. Uso mi voz mucho más ahora”, afirma Janelly con visible alegría.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí