La Corporación para el Desarrollo Comunitario de Nuevo Kensington (NKCDC) es parte de We CAN. (Foto: Cortesía/HACE)

La asociación We CAN (Cambio y Acción Ahora) está conformada por tres organizaciones sin fines de lucro —Hispanic Association Contractor Enterprises (HACE), Impact Services y la Corporación para el Desarrollo Comunitario de Nuevo Kensington (NKCDC)—, que se unieron para apoyar a los residentes de Kensington y Fairhill, las organizaciones comunitarias y a la policía.

En 2018, dichas organizaciones recibieron del Departamento de Justicia de los Estados Unidos una subvención de $1 millón por tres años para innovaciones con el objetivo de reducir la delincuencia a través de iniciativas basadas en la comunidad. Los socios de CAN incluyen al distrito policial 24, organismos municipales, más de 28 organizaciones cívicas y religiosas locales, incluidas escuelas.

Desde febrero de 2021, varios jóvenes, entre 14 y 24 años, participaron en un estudio acerca de la vigilancia policial y la seguridad llamado “Mi Voz Importa en Conversaciones acerca de Seguridad”. We CAN realizó las sesiones mientras que otra organización sin fines delucro, CreativePraxis, facilitó las sesiones virtuales en un ambiente seguro. El informe completo acerca de las conversaciones se dará a conocer este verano en la página web de NKCDC.org/we-can.

El 15 de junio, el grupo de jóvenes participantes de Kensington y Fairhill presentaron sus recomendaciones para que sus vecindarios sean más seguros. La presentación se dirigió a los miembros de la comunidad, y a los oficiales de policía del distrito 24 incluyendo las subestaciones de Kensington y Allegheny.

LO QUE RECOMIENDAN

Los jóvenes de Kensington y Fairhill se enfrentan a retos como el uso de drogas, violencia por armas de fuego, personas sin hogar, brutalidad policial y acumulación de basura. Por lo que sus recomendaciones se enfocan a lo que puede mejorarse en colaboración con la comunidad y la policía.

Invertir en vivienda dando prioridad a unidades habitacionales para personas de ingreso económico mixto para desacelerar la gentrificación terminando con la práctica de usar los terrenos para intereses solo de las desarrolladoras urbanistas.

La presentación fue en el estacionamiento de Orinoka Civic House. (Foto: Cortesía/HACE)

Distribuir fondos para la educación de manera equitativa en toda la ciudad. Contratar a maestros negros y de las minorías racializadas para trabajar con la juventud.

Crear empleos de nivel básico que enseñen destrezas útiles y que preparen a los empleados para el futuro.

La seguridad en los vecindarios racializados debe ser una prioridad. (Foto: Cortesía/HACE)

Brindar alternativas al sistema correctivo de los tribunales que tengan como prioridad la armonía y la integridad de la comunidad en vez de acciones punitivas.  En las escuelas reemplazar a los policías por concilios restaurativos.

Reemplazar la presencia excesiva de los agentes de la ley que actualmente penalizan a personas con enfermedades mentales. 

Entrenar a los policías para actuar de manera apropiada frente a una persona que está pasando por una crisis de salud mental. El entrenamiento adicional es prioritario, ya que los oficiales de policía solo reciben 740 horas de capacitación para realizar su trabajo. En comparación a una cosmetóloga quien requiere de 1,250 horas mínimas para obtener su licencia del estado.

Capacitar a miembros de la comunidad para des-escalar la intensidad y resolver conflictos.

NKCDC es parte del mejoramiento de los vecindarios. (Foto: Cortesía/HACE)

Disminuir la presencia policial en los vecindarios para abordar el problema de vigilancia excesiva de negros y morenos.

Requerir que todos los policías hagan servicio comunitario en el distrito en que sirven.

Brindar fondos adicionales a organizaciones comunitarias para sus esfuerzos locales que promuevan seguridad en el trabajo, acceso a vivienda, bienestar de salud mental y educación equitativa.

Para los jóvenes estar seguros significa que se respete su vida. (Foto: Cortesía/HACE)

Ofrecer entrenamientos sobre “conozca sus derechos” para que las personas se protejan de la policía que no honra los derechos de las comunidades y el sistema penal.

Brindar consejería a miembros de la comunidad traumatizados por la injusticia racial y por la violencia institucional de la policía.

Las recomendaciones de la juventud son viables. (Foto: Cortesía/HACE)

La inspectora Altovise Love-Craighead, comandante de la división de relaciones con la comunidad estuvo presente en la presentación. Ella está por iniciar la Comisión de Consultoría a Jóvenes. Esta mujer policía conoce directamente el trauma que existe en los vecindarios menos privilegiados de la ciudad. Su hermano fue asesinado en 1997 y desde entonces está comprometida a que la Policía reconozca y trate a las personas con trauma durante su trabajo.

Quedo claro que, para lograr la seguridad en los vecindarios de la ciudad, se requiere de mayor inversión financiera, y de la colaboración entre la comunidad, la Policía, las autoridades del gobierno y el apoyo de las organizaciones comunitarias.

(Foto: Cortesía/HACE)
(Foto: Cortesía/HACE)



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